De la salud materna

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Desde la mano izquierda Aunque hoy sea la fecha para festejar a las mamás, bien sabemos que el maternaje es un asunto de todos los días, un vínculo indisoluble, una decisión que transforma nuestra manera de vivir, un antes y un después que se va asimilando con la ayuda y el amor de otras mujeres que nos acompañan a cuidar, que nos enseñan. En el principio, volverse madre es atravesar el embarazo, el parto y el puerperio, momentos que entrelazan el bienestar de la mujer y del hijo o hija no solo para las presentaciones y los reconocimientos sino para la salud de ambos. Vivirlos a plenitud tendría que encontrarse garantizado para todas. A nivel mundial, mejorar la salud materna es el Objetivo del Milenio número 5 para Naciones Unidas y a menos de 10000 días para el vencimiento del plazo, la meta era reducir un 75 por ciento la tasa de mortalidad materna entre 1990 y 2015. La última medición de 2010 señaló que las causas de muerte de mujeres embarazadas en regiones en vías de desarrollo, se deben a hemorragias e hipertensión, entre otras circunstancias que serían evitables al recibir atención médica adecuada. Lo que lleva a otro problema puesto que dicha atención, o más bien, la carencia de la misma está relacionada con la brecha entre las áreas rurales y urbanas pero también con la pobreza. Tanto la ONU como la OMS han señalado que las mujeres embarazadas deben ser atendidas por profesionales de la salud al menos cuatro veces y sin embargo esto sigue sin suceder para las que tienen menos oportunidad o recursos económicos, las que carecen de seguridad social y sanitaria. Aunque el recibirla tampoco da muchas garantías; el pasado 13 de Marzo, Inés Santaeulalia publicó acerca de que en nuestro país, las instituciones de salud no están poniendo atención a las recomendaciones acerca de utilizar la cesárea solo en caso necesario puesto que la intervención incrementa el riesgo de ingreso a cuidados intensivos además de no aportar ningún beneficio, fuera de no incomodar al personal médico con un parto en fin de semana, por ello, el 41 por ciento de los nacimientos que se dan en clínicas públicas son por ésta vía. Hay que recordar nuevamente que el traer vida va más allá de ser un paquete pagado a plazo fijo, o un momento incomodo de la derechohabiente en el que tiene que tolerar en muchas ocasiones los regaños de quien saca niños como quien saca refrescos de una máquina expendedora, las mujeres somos humanas, el parto es nuestro. Así, en el diagnóstico generado por la organización Save the Children que analizó los mejores y peores países para ser madre, de un total de 176, entre el mejor y el peor, o sea de Finlandia a la Republica Democrática del Congo, México es el 49. Las recomendaciones no nos sobran: Abordar las causas subyacentes de la mortalidad en recién nacidos en especial la desigualdad de género, porque “cuando las madres son fuertes y estables física, económica y socialmente, sus hijos e hijas tienen mayor oportunidad de sobrevivir y prosperar.” Invertir en la capacitación de los trabajadores de la salud, en especial los que atienden a la población más vulnerable a la vez de desarrollar soluciones sencillas y de costo accesible para que ellos y ellas puedan emplearla en salvar vidas en el embarazo, el parto y el puerperio; fortalecer el sistema de salud y ampliar el acceso a sus servicios e incrementar los compromisos en torno a la atención de la salud de las madres y de los recién nacidos. A lo anterior bien puede agregarse que acorde a lo señalado por el Grupo de Información en Reproducción Elegida, además de que al año mueren más de 900 mujeres en México por causas relacionadas a estos tres momentos; 2 de cada 100 personas jóvenes tienen conocimientos sobre anticoncepción, lo que también está relacionado al derecho de planificación y espaciamiento de los hijos e hijas, al respeto de la decisión de las mujeres sobre sus cuerpos. Sabemos que se requiere de políticas de salud, pero más allá de la simple prestación de un servicio, es que habría que transformar la visión del Estado, hacía el reconocimiento de que hablar de las madres, es hablar de mujeres, de sus derechos humanos y de la perspectiva de género que ello implica. Como ve, nada de esto se resuelve en un día, pero si puede empezar.   Claudia Almaguer. @Almagzur]]>

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