El fotógrafo italiano Vincenzo Floramo ha creado un diario fotográfico de una parte esencial de la vida de dos niños tailandeses que abandonarán los juguetes para dedicar sus vidas a la oración y a las enseñanzas del budismo.
Esta es la vida de Saw Win Gy y The The Win, dos pequeños niños tailandeses que, como parte de un ancestral ritual de la escuela budista Theravada, serán maquillados, vestidos, celebrados, rapados y, finalmente, ordenados como monjes frente a toda su comunidad.
La escuela Theravada es una de las más populares de Tailandia y Sri Lanka. Los niños que se dediquen al estudio del budismo, deberán pasar por varias ceremonias de iniciación donde la joyería y la indumentaria fastuosa es la colorida protagonista.
Al menos cuarenta niños forman parte de las celebraciones que marcarán el fin de su infancia. La danza, la música y el té son partes primordiales del júbilo que las comunidades budistas de Tailandia sienten porque sus hijos, nietos, sobrinos y hermanos se dedicarán al estudio del budismo.
Durante el primer día de las celebraciones, los niños son cargados en hombros a través de toda la comunidad para que los vecinos los inviten a orar a sus casas y los celebren.
Florano siguió la vida de estos dos niños dentro del campo de refugiados birmanos de Mae La, en Tailandia.
La música regional forma parte de estas celebraciones.
Una parte fundamental de la ceremonia es intercambiar sus lujosas vestimentas por un modesto traje blanco que deberán usar para recitar los diez preceptos principales de esta rama del budismo.
Al final, el niño es todo un monje budista que dedicará el resto de su vida a la meditación, el estudio y la contemplación. Al final de la ceremonia, el nuevo monje deberá pasar un momento en soledad para meditar.