Giovanni Cornejo trabajó un tiempo para el Cártel de Sinaloa y un día decidió abandonar la organización que dirige Joaquín “El Chapo” Guzmán y optó por arriesgar su vida de otra manera.
Y vaya que le dio un giro a su vida: Vestido de ángel plateado ahora envía mensajes de paz lo mismo en lugares donde se produce un hecho criminal que en puentes internacionales, comandancias de policía y la presidencia municipal de Ciudad Juárez.
“Zeta: busca perdón de Dios”; “secuestrador: ya basta, busca a Dios”; “matapolicías: !Ya basta!, busca a Jesucristo”; “Leyzaola: Dios te ama y cuida”; “sicario: Cristo te ama, arrepiéntete”; “¡Chapo Guzmán!: el tiempo se agota, arrepiéntete”; policía corrupto: arrepiéntete; “Gobierno sin Dios, nada podemos hacer”, son frases que forman parte de 25 mensajes del proyecto “Por la paz: ángeles mensajeros”.
Son 25 jóvenes de una de las zonas del polígono de pobreza de Juárez –la colonia Tierra Nueva–, dice Carlos Mayorga, coordinador del programa, periodista y predicador de la iglesia cristiana evangélica Salmo 100.
Este año dirigirán los mensajes a los empresarios y las autoridades contra la venta indiscriminada de alcohol a los jóvenes. Las estatuas vivientes se trasladarán a los antros, cantinas y otros lugares para incidir en los responsables de la problemática.
Carlos comenta que actualmente las iglesias evangélicas se han reproducido, sólo en Juárez, dice, hay 850 y la mayoría trabaja en la recuperación y aprovechamiento de los espacios públicos.
“Decidimos no salir corriendo de Juárez; el índice de homicidios en la ciudad es alto, aún extorsionan negocios, pero sobre todo, queremos hacer una campaña para que las autoridades no sigan permitiendo lugares donde venden alcohol de manera desmedida, hay pérdida de valores, de la libertad, queremos repudiar la colusión con los empresarios y abatir la venta de alcohol”, abunda.
Mensaje de paz
“Tengo 17 años en el periodismo y algunos años de mi vida, los pasé cubriendo las fuentes policiaca y política. En el 2010, trabajaba en el Canal 44 en la policiaca, cubríamos cuanto crimen había, en vivo por la señal multimedia”, explica.
Aquel año, 2010, fue el más fatal para Juárez, la situación fue delicada para todos los sectores. “Cubriendo la fuente y con la conciencia de las cuestiones evangélicas, conocía además el impacto en la gente con las estatuas vivientes, se paran para admirarlas y ahí se quedan buen rato. Así nació la idea de hacer un proyecto ‘Por la paz, ángeles mensajeros’”.
Carlos Mayorga planteó salir y evangelizar de esa manera: “libre de índole religiosa, que sólo salieran mensajeros, para abatir la violencia. Era una época en la que teníamos 17 ejecuciones diarias”.
Armaron su vestuario. Las túnicas están elaboradas de material reciclable, como cobijas y sábanas, usan pintura económica y la que llevan en el rostro es la que usan los payasos para maquillarse.
Carlos conocía que los sicarios, una vez que cometen una ejecución, rondan al momento la escena; la ciudadanía observaba que había un incremento de federales, de militares y de agentes municipales y estatales, autoridad coludida, pero a la vez incrementaba la violencia y la corrupción, por lo que era evidente que estaban coludidos con el crimen organizado. Con esos elementos surgieron los mensajes.
“Buscamos lugares estratégicos para colocarnos. Cuando comenzamos a mostrar los mensajes, la policía mostró resistencia. Una vez, en la estación Babícora, un mando medio mandó que nos quitáramos y cuando no lo hicimos, nos aprehendió a mí y a otro compañero. Cuando su jefe vio que el fin era promover la paz, nos liberaron. El mensaje incluso, era a favor de la policía honrada y no corrupta”.
Los Ángeles Mensajeros han sufrido amenazas. Hombres encapuchados, con pasamontañas y armas, han amedrentado a los jóvenes que se suben en una silla para parecer estatuas. “Ellos aceptaron su riesgo, sabemos que lo corremos, pero los chavos están felices porque al principio la gente pensó que era una idea loca y ha tenido impacto internacional, sabemos que estamos teniendo eco”, indica Mayorga.
Y es que los jóvenes de la campaña, vienen de ambientes de desintegración, de pandillas que se involucraron en la delincuencia. “Te puedo decir que los jóvenes de ángeles mensajeros, eran parte de grupos delictivos, que buscaron ayuda para salir”.
Un ejemplo es Daniel Díaz, de 19 años, quien formaba parte de una banda de asaltantes de tiendas de autoservicio. Cuando tocó fondo, pidió ayuda al grupo Salmo 100, le plantearon el proyecto de ángeles mensajeros y se incorporó.
“Hubo otro caso de un chavo que vio el mensaje de ‘homosexual, Cristo te ama”, se sintió identificado y acudió a buscar apoyo, hoy es parte del equipo.
“Ahora arriesgo mi vida por lo que sí vale la pena”: Giovanni
A los 8 años, Giovanni viajó a Estados Unidos con su familia, que provenía de la Ciudad de México. Radicaban en Los Ángeles, California.
En la adolescencia, Giovanni convivió con pandillas, se hizo parte de ellas. Ahí fue su primer encuentro con las drogas. “Una cosa te lleva a o otra, se me hizo fácil, eran Los Ángeles, lleno de pandillas y malas amistades. Hasta que me involucré con el cártel del Chapo”, comparte.
Los jefes planearon trasladar la metanfetaminas y cristal desde Sinaloa, pasaban por Tijuana y llegaban a Los Ángeles. Ahí recibía los cargamentos Giovanni.
“Crecí mucho, eso te da poder, prestigio, una vida feliz y atractiva, pero en apariencia, porque no es así”, advierte.
Cuando Giovanni tenía unos 25 años, se les cayeron varios cargamentos, la autoridad los decomisó pero “la gente de México” quería su dinero. “La DEA nos siguió la pista, entonces ya no tenía ni carros ni nada”.
“Hubo un momento que me levantaron. Iba de Sinaloa a Estados Unidos. Me agarraron con armas, yo ya me miraba con un charco de sangre, con un tiro en cabeza. Había órdenes de matarme, pero uno de ellos sólo me dijo: ‘levántate y vete’, otro le decía que él lo hacía, pero el otro le dijo que no se metiera en eso y me salvé”, recuerda Giovanni.
Viajó a Ciudad Juárez, buscó apoyo en la iglesia evangélica para proteger su vida y se convirtió en uno de los coordinadores de Ángeles Mensajeros.
“Ya no uso chaleco antibalas no, Cristo ha cambiado mi lamento en baile. Ahora predico la palabra a personas de cárteles. Vamos a lugares donde el narco se mueve, narco en grande. Crecimos a ciudades como Torreón, Matamoros, Gómez Palacio y Lerdo. Estamos respaldados por poder de Dios, ahora arriesgo mi vida por lo que sí vale la pena, antes me agarraban a balazos”, expresa.
Está convencido que nadie nació para ser sicario ni para pertenecer a grupos delictivos, su misión es otra y es precisamente ese mensaje el que quiere dar.
“Dios me transformó, me ha quitado armas que daban muerte y ha puesto la palabra de Dios, que da vida”, predica.
Carlos Mayorga cuenta que personas de otros estados les ha pedido extender el proyecto y ahora tienen presencia en el norte y en los estados de Oaxaca, Chiapas y Veracruz, donde cuentan con otros 20 ángeles mensajeros.
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