DECISIONES Y EL RUMBO DE NUESTRO DESTINO

MARIANELA VILLANUEVA OPINA, OPINIÓN

La toma de decisiones, a lo largo de nuestra vida y en cualquier etapa, marca el rumbo de nuestro destino.

Hay quien da por hecho lo que va a sucederle en la vida y, ante una eventualidad,  piensa que “esto es lo que me tocaba”.  Yo, estimados lectores, no puedo estar más en desacuerdo. La historia de la vida se construye conforme a las decisiones que tomamos; y, lo más importante, de cómo nos encontremos emocionalmente al elegirlas.

Hay momentos específicos en la vida,  en los que una decisión puede cambiar el rumbo total de nuestro futuro. Entre las más importantes, se pueden considerar:

  • Decisiones personales: Elegir a una pareja y a las amistades, casarse, tener hijos, mudarse de ciudad o cambiar de estilo de vida. 
  • Decisiones profesionales: Elegir una profesión, una carrera, aceptar o cambiar de trabajo o emprender un negocio. 
  • Decisiones éticas: Actuar en situaciones difíciles de cierta manera, o tomar decisiones que afectan a otros.

El estado emocional al tomar decisiones es un factor primordial en el resultado de las mismas.  Cuando llega un momento crucial o crítico en la vida te has preguntado: ¿Cómo me siento? ¿Estoy mentalmente saludable para elegir?

Si estamos carentes de seguridad personal,  amor propio, compañía, cariño o atención y tomamos decisiones personales desde estas carencias, se tiende a idealizar a las personas y, por lo tanto, a errar a quien elegimos para estar con nosotros; muchas veces teniendo consecuencias muy fuertes, como pueden ser patrones de violencia que se minimizan o no se hacen conscientes por tratar de llenar estos vacíos.

Si nuestra vida profesional la elegimos desde la presión familiar, social o económica, y no desde la vocación y la pasión, se puede vivir frustrado haciendo algo que no nos gusta, lo cual genera un estrés constante.

Si las decisiones éticas las tomamos desde el enojo, la ira, la frustración o situaciones no resueltas del pasado, hay una gran posibilidad de que estas tengan consecuencias negativas, y hasta catastróficas. De la misma manera cuando se toman desde el dolor, la desesperanza o la tristeza.

La salud emocional tiene una función de suma importancia. Al elegir una decisión crítica en nuestras vidas, debemos asegurarnos de que lo hagamos desde la confianza y la tranquilidad personal. Esto, seguramente, implicará un trabajo previo de autoevaluación, de introspección; de valorar cómo nos sentimos y de si somos capaces de elegir o no en ese momento.

Recuerda que así como cuidamos apectos de salud física, nutrición o apariencia externa, el cuidado de nuestras emociones y de nuestro interior es igual; o, en muchas ocasiones, incluso más importante. Y que, cuando no podemos hacerlo solos, la ayuda profesional siempre será un acierto para nuestro bienestar.

La vida es un constante aprendizaje. Todos, me atrevo a compartirlo, hemos errado tomando malas decisiones; probablemente hechas desde alguna carencia, sin darnos cuenta en el momento, lo cual ha generado consecuencias negativas en nuestra vida. Hacerlo consciente, trabajar personalmente en ello y seguir adelante más fuertes hacen que este aprendizaje nos lleve a tener una vida llena de sentido, que facilite la búsqueda de nuestro bienestar.

Hacer una pausa, reflexionar, darnos el tiempo y buscar un equilibrio y salud emocional es, sin duda, la manera más amorosa de elegir nuestro destino.

Gracias por leerme y seguir por aquí compartiendo y reflexionando juntos.

Leo sus comentarios en las redes.

Marianela Villanueva Ponce

IG Marianelavipo  X@mnelav FB MarianelaVillanueva

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