Desaparecen los juguetes típicos de la temporada

Si bien las festividades del Día de Muertos se mantienen en el gusto de las y los potosinos, año con año y en ciertos casos han evolucionado hacia nuevas formas, una tradición que ya casi desaparece es la de los dulces y juguetes típicos que, en otras épocas, eran muy buscados por la población local y por el turismo.

Calaveritas de azúcar, chocolate y amaranto; charamuscas, huesos de canela, frutitas de jamoncillo o mazapán, frutas cristalizadas, dulce de tejocote o de calabaza y más, ya son difíciles de hallar en el mar de puestos autorizados en el centro de la ciudad y en los panteones, donde sus vendedores prefieren ofertar ropa, calzado, accesorios para celulares, cubrebocas y otras mercancías que poco o nada tienen que ver con las festividades mortuorias.

Ya tampoco es frecuente ver las calaveras de barro con un hilo en su interior que permitía mover la boca del difunto para “hacerlo hablar”, o aquellos ataúdes que, al jalar un cordel, hacían que el muerto se levantara de su tumba. Se vendían juguetes muy variados que, en la actualidad, sólo se pueden apreciar en museos.

Hay quien sugiere que las autoridades municipales y del estado promuevan una escuela de tradiciones mexicanas en la que se preserve la fabricación de dulces y juguetes típicos.

Pulso

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