Es un problema muy añejo que apenas ahora ha comenzado a visibilizarse, dice.
Luego del operativo donde la delegación de la PGR rescató a 23 jovencitas víctimas de trata de personas en pleno Centro Histórico de la capital potosina, la directora del Consejo Estatal de Población (Coespo), Teresa Galicia Saldaña, advirtió que esto es apenas la punta del iceberg, ya que la trata de personas es un problema muy añejo y complejo que apenas ahora ha comenzado a visibilizarse.
Comentó que el que haya sucedido este hecho es indicativo claro de que el delito está más que presente en el estado y la necesidad de continuar con estos operativos, en donde queda de manera manifiesta que hay espacios de explotación de seres humanos, lo cual es también una oportunidad para que se abran los ojos, sobre todo de parte de las autoridades, “porque el reto aún es muy amplio y muy grande”.
Recalcó que no solamente son necesarios este tipo de operativos para atrapar a los tratantes y rescatar a las víctimas, sino que también se tiene que concientizar a la ciudadanía sobre el consumo de tipo sexual, ya que mientras se tengan consumidores que estén dispuestos a pagar por el sexoservicio, habrá una oferta de acercar el servicio. Agregó que “lamentablemente la tendencia ha ido incrementándose y son cada vez más jóvenes las víctimas que se usan para la explotación sexual”.
Galicia Saldaña, asimismo, expuso que lo único para lo que sirven este tipo de operativos es para visibilizar que existen estos delitos y “es como una sacudida para la sociedad y las autoridades” que ya habían visto “normalizado” el asunto, cuando el consumo y la explotación sexual no es algo normal y no tiene porqué ser aceptado por la sociedad.
Por último, recalcó que esto sólo es una pequeñísima parte de lo que representa en su conjunto el delito de la trata de personas, ya que existe, como en este caso, la explotación sexual, pero también existe la explotación laboral, esclavitud reproductiva, extracción de órganos, mendicidad forzada, etcétera, pero que lamentablemente han logrado colarse bajo el velo de la “normalidad”.
Fuente: Jornada