La Universidad Autónoma de San Luis Potosí enfrentó en este año una severa crisis a consecuencia de un probable hecho de violencia sexual actualmente en proceso, dónde la víctima es una mujer, joven y estudiante de la Facultad de Derecho “Abogado Ponciano Arriaga Leija”. Como fue dado a conocer en medios nacionales el lunes 20 de octubre, nombrar a la escuela es relevante siendo que allí se habrían producido los hechosdenunciados y los “primeros respondientes” fueron profesores, en ese momento funcionarios del plantel cuyas versiones fueron grabadas y difundidas públicamente porque se expusieron en el Auditorio delante del alumnado.
Precisamente las protestas de esa semana donde las y los jóvenes de todas las facultades salieron a las calles a exigir la actuación de las autoridades universitarias dieron con algunas decisiones a este momento ya enjuiciadas por la comunidad potosina: en el cepo la cabeza de las mujeres y la venia de la denuncia para los hombres, promesas de cambios en documentos para atender la violencia, ideas para organizar vigilancia en torno a las escuelas, capacitación de “resiliencia”, atención a “conductas erráticas”, la invitación a no consumir sustancias y un minuto de reflexión para el 25 de noviembre.
Pero la herida no cierra y está justo donde empezó ahora a raíz del proceso de convocatoria para elegir a otra persona en la dirección de la Facultad. Hubo 12 candidaturas y el Consejo Técnico Consultivo se decidió por una terna que en la sesión extraordinaria del 20 de noviembre del Consejo Directivo Universitario fue devuelta para su revisión y sería nuevamente entregada en las mismas condiciones, al respecto ya se han desarrollado análisis de relevancia como el seguimiento de la periodista Fernanda Durán para Astrolabio https://acortar.link/zvvbCP o la relatoría de probables insolvencias descritas ampliamente en Entre Líneas https://acortar.link/zb6DSB .
Atiendo aquí a la subjetividad de escribir sobre contextos de los que somos parte en este caso ser catedrática y ex alumna de esa Facultad, incide además una prudencia extrema a dilatar la escritura hasta el momento de tener mayores evidencias, a no producir abordajes políticos dentro de la universidad de acuerdo a ciertas recomendaciones. Décadas después hallo que somos muy pocos quienes respetamos esto, porque si se trata de pretender instrumentar a las y los estudiantes la mayoría están metidos hasta el corvejón.
En este conflicto que es al fondo un tema de partidos y de controles políticos, destacan seis profesoras mujeresque entraron a la convocatoria y han denunciado violencia e irregularidades.
La reacción a su participación es inusualmente agresiva inclusive para procesos como a los que la Facultad está habituada. Por ejemplo, en un escrito de la semana pasada que comenzó a publicarse afirmando que había sido suscrito por todo el profesorado y ahora va en menos de la mitad, les acusa de ser casi una secta y advierte:
“Los catedráticos y catedráticas aquí firmantes, nos pronunciamos enérgica, categórica y contundentemente en contra de los actos porriles de una minoría que, buscando aprovechar ruin, descarada, mezquina e injustificadamente la delicada situación por la que pasó nuestra facultad en días pasados y que es por toda la comunidad universitaria conocida, han generado un ambiente de inestabilidad, división e incertidumbre en nuestra comunidad”.
Para el cierre de la semana pasada el propio director interino, firmante del escrito y parte de la terna para la dirección, el Lic. Javier Delgado Sam se reunió con otros profesores en la entrada principal de la escuela, allí emitió un discurso en donde señaló:
“Estamos dando la cara por este problema que estamos pasando innecesariamente, la universidad es más que aquellas personas que han querido generar simplemente por capricho han querido generar un problema que no debería existir, una de las obligaciones que tenemos es conocer las normas estatutarias y no ha sido posible que lo entienda el órgano superior de gobierno que es el Consejo Directivo, lo que ha pasado o lo que quieren que pase en la facultad es una cosa inconcebible que va en contra de la norma estatutaria y de la dignidad de las maestras o los maestros, si algo tenemos que hacer es dar la cara por la universidad… nunca vamos a dar un paso atrás en defender la dignidad de la facultad de Derecho… y seré el primero en abanderar cualesquier intento que quieran hacer cualesquier persona que quiera estabilizar la universidad…”
Asimismo, se advirtió, si la facultad cae lo haría toda la universidad, que ya había sido suficiente. Esta movilización sumada a los actos de violencia política que para una parte se exigen y para otra se niegan, devela que el “tiempo de las mujeres” depende de la mujer que sea, finalmente la paridad es uno de los muchos logros del feminismo, pero no le retribuye, en palabras de Amelia Valcárcel:
“El sistema de poder al que el feminismo del 68 llamó patriarcado existe y es un pacto fuerte: en verdad son muchos pactos fuertes v en su mayor parte inexplícitos, que excluyen a las mujeres de los bienes y de los derechos. Funciona regularmente y se reproduce incluso en condiciones adversas. Si se demanda que haya más mujeres, no serán las vanguardias feministas las que decidirán quiénes. La manera de hacerlo es cumplir únicamente la exigencia numérica y pervertir el fondo completo del asunto. Más mujeres que precisamente no sean feministas ni vindicativas. Ni molestas en general. Al fin y al cabo, todas las mujeres son mujeres. Tanto valen unas como otras, así que pondremos a las que nos dé la gana. Se viola así el fondo del asunto, porque se coopta dentro de la familia, en el sentido amplio o restringido, o solamente a las fieles, buenas y sumisas”.
El cierre de este apunte es que consterna mucho más la participación de las mujeres en la Convocatoria, que daría con que una por primera vez fuera titular de la dirección al cabo de un siglo de varones al mando, a la posibilidad de que en el espacio escolar les hayan violado a una cría, porque es ese y no otro, el inicio del problema que los tiene hartos y dónde habría sido deseable mostrar ignominia.
Por lo demás, la Universidad ha vuelto a la normalidad antes que Derecho, muy probablemente debido a que no reconocemos lo politizada que está la escuela, ni el estancamiento académico que presenta, invisible en esta confronta generacional y machista.
Al menos por lo que concierne al ámbito penal, el sistema anterior permitía que abogadas y abogados potosinoscompitieran con otros dentro del Estado, ahora vienen de fuera a litigar y nuestros estudiantes lidiarán con un contexto laboral de muy difícil acceso, injusto, extenuante y dado a priorizar las relaciones por encima de las capacidades.
Que acepten eso como forma válida en la dinámica del gremio también es porque lo ven desde la Facultad, ese es el ejemplo que les brindan cuando les califican sin asistir, sin trabajar, el primer acto de corrupción donde les birlan la comodidad por los conocimientos perpetuando un fraude que se paga luego.
Claudia Espinosa Almaguer