Dos años han pasado desde la desaparición de Debanhi Escobar Bazaldúa, una joven de 18 años vista por última vez después de asistir a una fiesta en el municipio de Escobedo, Nuevo León. El 8 de abril marcó este trágico aniversario.
Durante la madrugada siguiente a la fiesta, Debanhi fue vista por última vez bajándose de un automóvil en la carretera a Laredo, cerca del Motel Nueva Castilla, donde 13 días más tarde sería encontrada muerta en una cisterna. A pesar de que ya se habían realizado búsquedas en ese lugar, su cuerpo fue descubierto después.
La indignación nacional se elevó por el manejo negligente del caso por parte de las autoridades. Sus padres, Mario Escobar y Dolores Bazaldúa, lideraron la búsqueda desde el principio y exigieron a la Fiscalía General del Estado (FGE) de Nuevo León encontrar a su hija con vida. Sin embargo, dos años después, los avances son lentos y ninguna persona ha sido detenida por la desaparición y el feminicidio de la joven, a pesar de que la Fiscalía General de la República (FGR) tomó el caso.
La investigación inicial, dirigida por la Fiscalía de Nuevo León, trató de cerrar el caso como un “accidente”, afirmando que Debanhi había “caído” en la cisterna del motel. Sin embargo, la serie de irregularidades y la indignación pública llevaron a sus padres a solicitar que la FGR se hiciera cargo de la investigación.
En una entrevista, Mario Escobar, conocido por su lucha por la justicia y su candidatura a Diputado federal por Movimiento Ciudadano, lamentó la corrupción dentro de las fiscalías locales, particularmente en Nuevo León. Desde la denuncia contra Adolfo Guerrero, la Fiscalía estatal ha estado sin liderazgo, sumiendo el caso en un limbo burocrático.
Los padres de Debanhi exigen que los responsables, incluidos los funcionarios que obstaculizaron la investigación, sean llevados ante la justicia. Su búsqueda incansable continúa, mientras esperan que se haga justicia por su hija.
