El despacho de gasolina y servidumbre laboral

Uncategorized

Las condiciones “precarias” en el empleo son el pan de cada día de millones de mexicanos que están activos laboralmente.

De los 51 millones de mexicanos que trabajan –en el sector formal–, sólo 16 millones tienen seguridad social y prestaciones de ley. Con la puesta en marcha de la Reforma Laboral, vigente a partir del 1 de diciembre del 2012, las condiciones laborales de los trabajadores “se volvieron más violentas y precarizan más el empleo”, afirma Patricia Juan Pineda, especialista en Derecho Laboral y asesora de sindicatos de los sectores público y privado.

Dentro de la amalgama de empleos precarios en México se encuentra un caso “paradigmático”: los despachadores de gasolina en las estaciones de servicio. Ixcoatl Laguna y Efraín Díaz son dos despachadores que fueron despedidos hace más de dos meses “por pelear por nuestros derechos”.

Cuentan que tenían más de seis meses organizándose con algunos de sus compañeros “para tener un sueldo, prestaciones de ley, además de tratar de resolver otras injusticias dentro de la estación”.

Ixcoatl tenía dos años trabajando en la empresa Operadora Gasoil SA de CV. Sin embargo, a partir de que comenzaron a organizarse –de forma clandestina–, “la empresa decidió cortar las cabezas. El argumento de ellos fue que era ‘por recorte de personal’, lo cual es mentira, pues afuera de la estación de servicio tenían el letrero donde solicitaban personal. Entonces, no creo que el motivo fuera el recorte, sino otra situación que el apoderado legal no nos quiso revelar”, afirma Laguna. Ixcoatl, de 28 años, cuenta que tenían que vender a la semana 70 piezas de aceites, aditivos, anticongelantes, entre otros productos, “para poder ganar nuestro día de descanso, o para que no nos mandaran al turno de la noche.

Además, nos castigaban por faltar. Por una falta justificada, porque muchos compañeros presentan su justificante médico, te castigaban de 15 días a un mes en la noche”. Efraín relata la forma en que se vinculó con la empresa donde trabajó por un año. “Hay muchas gasolineras que ponen anuncios, y había una cartulina que decía que se solicitaba personal.

Poco después tuvimos la suerte de entrar ahí, sólo que uno no sabía las condiciones que nos ofrecían, porque sólo te dicen que estás contratado y ya. Pero no te dicen todo lo que no te dan dentro de la empresa, como seguro médico o que tienes que pagar para trabajar, muchas cosas que no te dicen desde el principio. Firmamos un pagaré en blanco, hojas en blanco, para respaldo de ellos, para que no vayas a demandar o robar dinero.

Adentro, ya estando contratado, te dicen las labores diarias que tienes que hacer”. El más joven de los trabajadores entrevistados añade que no los capacitan: “Nada, nomás te ponen con el compañero que te toca laborar ese día y él te enseña, pero no hay capacitación, al menos no en la estación en que trabajábamos”.

Por ello califican su despido como “injustificado” e Ixcoatl y Efraín han interpuesto una demanda laboral contra la empresa Operadora Gasoil SA de CV. En la demanda, los trabajadores enumeran “los requisitos” que pide dicha empresa para contratar al personal: “Trabajo no remunerado; firma de pagaré en blanco; renunciar a cualquier prestación de Ley; pagar 95 pesos diarios por trabajar”. Entre las obligaciones que exige la empresa destacan las que mencionaba Ixcoatl: “Se requiere la venta de 2 mil 500 pesos mensuales de aceites y aditivos”. En caso de no cumplir con las obligaciones o violar los acuerdos, las sanciones que impone la empresa son las siguientes: “No alcanzar la venta mensual significa pasar una semana en el tercer turno (noche); faltar al trabajo un día, un mes de castigo en el turno de la noche; solicitar salario o prestaciones, despido inmediato”.

REFORMA LABORAL QUE COARTA DERECHOS

Efraín e Ixcoatl forman parte de un sindicato y, dicen, esa fue la causa real para su despido. Patricia Juan, quien tiene más de 15 años de experiencia en el ramo del derecho laboral, argumenta que la única forma que tienen los trabajadores para mejorar sus condiciones de vida, de salario y de ejercer sus funciones, es contar con un sindicato.

“Ese mecanismo lo tenían relativamente accesible antes de la reforma vigente, porque había –más o menos– reglas que nos permitían que los trabajadores pudieran ejercer este derecho, pero el modelo laboral que se reforzó con la nueva reforma, fortalece estos mecanismos de protección de los sindicatos charros, de los sindicatos que no apoyan a los trabajadores y que, más bien, generan mecanismos de apoyo a los patrones para evitar que los trabajadores se organicen.

En concreto, hace mucho más difícil la posibilidad de organización, negociación colectiva y de reclamo de sus derechos”. Un segundo escenario, añade, es que le quita la obligación al Estado de vigilar que se respeten los derechos humanos laborales. “Se le deslinda de esa obligación, de esa responsabilidad que tiene prevista en el artículo primero constitucional.

Sin embargo, la nueva Ley Federal del Trabajo está diseñada para que las autoridades laborales no cumplan con sus obligaciones”. Para la especialista en Derecho Laboral, los mecanismos de administración de justicia se vuelven más lejanos a los trabajadores. La asesora sindicalista se pregunta: “¿Cómo puedes ejercer un derecho, cómo puedes reclamar un derecho cuando sabes que es muy fácil que te despidan y muy rápido? Es fácil y barato”.

Patricia Juan Pineda recuerda que la Ley Federal del Trabajo, que fue derogada, preveía un mecanismo de sanción a los patrones que incumplían la ley. “Este mecanismo tenía una sanción tan elevada, en razón del derecho que protegía: el derecho a la estabilidad en el empleo. Cuando tú demandabas por la violación a tu derecho, la protección era el pago de los salarios caídos, eso inhibía a los patrones a no violar la ley.

¿Qué es lo que pasa con la reforma?

Cuando reducen los salarios caídos al mínimo, a una cuota de 12 meses, la realidad es que se vuelve una ley demasiado barata para incumplir”. Otro escenario adverso que la experta encuentra son los contratos temporales: “Cuando la determinación de la naturaleza del tiempo del trabajo queda solamente en manos de los patrones, quiere decir que tu derecho a la estabilidad en el empleo ya no es un derecho sino una concesión que te va a dar el patrón sobre qué tiempo te va a contratar”. El vínculo laboral patrón-empleado en una gasolinera es algo muy simple, según describe Patricia: alguien llega, pide el trabajo y le ponen todas las condiciones. “Normalmente no les pagan salario, por supuesto no les dan seguridad social, hasta pagan por sus uniformes, entonces es una nueva forma de servidumbre. La abogada añade que más de 90% del sector que trabaja como despachadores viven estas condiciones precarias en el empleo”.

SOMOS FUERTES, MÁS DE LO QUE PIENSAN

Con un tono triste, Efraín comenta: “No conocimos al dueño, sólo al apoderado legal que nos corrió, y nos corrió muy feo. Así que, como dicen, nos tiraron a la basura”. Pero recompone su tono y sentencia que le gusta trabajar en la gasolinera y “por eso estoy trabajando, por los derechos que merecemos.

Creo que luchar, en lo personal, se siente bien, porque has ganado algo que en verdad mereces. Eso es lo que me satisface: saber que vamos a ganar esta lucha y hacer pensar a los demás, como el supervisor o los gerentes, que nos veían abajo, que somos más fuertes de lo que ellos piensan”. No obstante, el optimismo de Efraín contrasta con la frialdad de las cifras.

En México el salario ha perdido 76% de su poder adquisitivo en los últimos 30 años y tres cuartas partes de los trabajadores ya perdieron sus derechos. En marzo pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que la tasa de desempleo creció 5.01%, un incremento de 0.27 puntos porcentuales por arriba del 4.76% registrado en febrero. Además, también con cifras del Inegi, al cierre de diciembre de 2012 se destacó que seis de cada 10 mexicanos trabajaban en la informalidad; es decir, 29.3 millones de personas que representan 60.1% de los empleados del país. De ese total, casi 18 millones (61. 3%) son hombres y 11. 3 millones (38.7%) son mujeres.

En cuanto al empleo en los jóvenes, éste continúa siendo el sector que acusa la mayor vulnerabilidad en el rubro, debido a que la tasa de desocupación juvenil se duplicó al pasar de 4.8% en 2001 a 10% en 2010, lo que representa más de 7 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan. Encima, el desafío para el país no es sólo crear empleos sino que sean de calidad. Actualmente hay 6 millones de mexicanos que ganan, cuando mucho, un salario mínimo. Si bien están ocupados, no reciben lo que por derecho les corresponde.

 http://www.sinembargo.mx/15-05-2013/619105

Compartir ésta nota:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp