La crisis de las sobredosis por drogas continúa afectando gravemente a América del Norte, especialmente en la provincia canadiense de Columbia Británica. En 2016, la región declaró esta situación como una emergencia de salud pública, debido a que más de 2.500 personas murieron por sobredosis en 2023. En un esfuerzo por mitigar esta crisis, en enero de 2023, Columbia Británica se convirtió en la primera provincia canadiense en despenalizar la posesión de pequeñas cantidades de drogas duras, como heroína, fentanilo y cocaína, para adultos.
El proyecto piloto, que se extenderá hasta 2026, permite a los residentes poseer hasta 2.5 gramos de estas sustancias sin enfrentar arrestos, aunque con restricciones en áreas cercanas a escuelas y aeropuertos. El objetivo es reducir el estigma hacia las personas con adicciones y facilitar el acceso a tratamientos, pero el programa ha enfrentado fuertes críticas.
Algunos residentes y opositores políticos califican la medida de “experimento dañino”, señalando que no ha logrado reducir las muertes por sobredosis. En respuesta, el gobierno local propuso una ley para ampliar las áreas donde el consumo de drogas esté prohibido, aunque la Corte Suprema de la provincia bloqueó esta iniciativa, argumentando que causaría daño irreparable a las personas que consumen drogas.
Fiona Wilson, subjefa del Departamento de Policía de Vancouver, defiende la despenalización como una cuestión de salud pública, argumentando que el enfoque actual debería ser tratar la adicción, no criminalizarla. Sin embargo, el debate se intensificó tras incidentes como uno en Port Coquitlam, donde un altercado durante una fiesta de cumpleaños motivó al alcalde a actuar, al ver a una persona consumiendo drogas en un parque público.
A pesar de que países como Portugal han tenido éxito con políticas similares, los opositores en Columbia Británica y Oregón, Estados Unidos, critican la despenalización por el aumento del consumo público y el desorden social. Los defensores de la despenalización, como Guy Felicella, quien superó la adicción, sostienen que esta medida permite a las personas buscar ayuda sin temor a ser arrestadas.
El debate sobre la despenalización sigue siendo divisivo, con algunos cuestionando si la medida realmente contribuye a reducir las muertes por sobredosis, mientras otros defienden que se debe tratar la adicción como un problema de salud pública, no como un delito.