Autoridades detuvieron a una mamá y abuela por dejar morir a una niña de 9 años infestada de piojos y desnutrida. Durante su declaración ante el juez admitieron que no le dieron los cuidados necesarios, ni la llevaron al médico.
Los reportes de la policía indican que tras atender una llamada de emergencia, se trasladaron al domicilio de la familia donde encontraron a la menor inconsciente y con “una gran cantidad de insectos en la cara“.
Si bien, intentaron reanimar a la menor, los paramédicos no pudieron hacer más que declararla muerta y llevarla hacia el forense de la ciudad de Tucson, en Arizona, Estados Unidos. Antes de levantar el cuerpo, los especialistas hicieron una revisión minuciosa y descubrieron que la pequeña tenía una gran cantidad de piojos en el cuerpo.
Por ello, la policía detuvo a Sandra y Elizabeth Kraykovich, quienes fueron identificadas como madre y abuela de la niña de 9 años. Al rendir la declaración, la mamá de 38 años comentó que la pequeña tenía anemia y especificó que desde el pasado 15 de marzo estaba enferma, con dificultad para respirar, dolor de cabeza y garganta, fiebre, y no podía mantener el equilibrio.
No obstante ninguna de las mujeres la llevó al médico, incluso la madre Sandra le escribió a su novio sobre la situación de la niña y pese a que le dijo que tendría que llevarla al hospital, nunca lo hizo.
Igualmente, la abuela Elizabeth, de 64 años, envió un mensaje a su hija diciendo que notificaría a las autoridades, pero nunca lo hizo por miedo a que fuese un problema para las mujeres el hecho de que tuviera piojos.
Finalmente, ambas mujeres decidieron no dar aviso ni llevarla al hospital y la niña murió por anemia severa relacionada con estar infestada de piojos y desnutrición. De igual manera se supo que en la familia hay otros dos menores, de 11 y 13 años, quienes también están infestados de piojos y según sus declaración, eran tratados “con enjuague bucal”.
Por sus acciones, las mujeres enfrentarán cargos por abuso infantil y su caso podría reformularse a asesinato en primer grado. En las últimas palabras de Sandra, la madre admitió que “si hubiera buscado atención médica, probablemente estaría viva”.
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