El futbolista chileno se retira del oficio con la satisfacción de haber disfrutado cada momento de su etapa deportiva
Dice Rodrigo Ruiz (Santiago de Chile, 1972), un día después de haber anunciado su decisión de culminar con su carrera profesional, que se sentiría reconfortado si en el futuro se le llegara a recordar como un jugador que defendió a muerte las playeras que vistió, que siempre priorizó el lucimiento de su equipo sobre el suyo propio. Nada más acorde para un jugador que optó por hacer goleadores y que rechazó los reflectores por el bien de los demás, por el bien de las instituciones por las que pasó.
Después de 21 años de carrera profesional, el Pony, a quien además de ser uno de los mejores pasadores se le recordará por su menuda estatura, la explosividad, el educado toque y su gran carisma, decidió colgar los botines. Mérida lo buscó, pero era el momento de decir adiós.
Sus 638 partidos en Primera, una marca para jugadores que vinieron del extranjero, quedarán como testigos de lo que fue. Es hora de pensar en ser técnico.
¿Con qué se va del futbol?
Me quedo con todo, con los triunfos y con las decepciones, a todo le saco una experiencia positiva. Tuve la oportunidad de salir al extranjero, la verdad nunca lo pensé. Era inimaginable que iba a pasar 19 años fuera de mi país.
Su legado, ¿difícil de igualar?
Soy un tipo muy agradecido de todo. Puebla me dio la posibilidad de llegar a México y estoy profundamente agradecido. En Neza me tocó la posibilidad de vivir una etapa que la gente de la época va a recordar siempre por lo que hizo el equipo dentro y fuera de la cancha. Después me tocó Santos, club en el que estuve más tiempo, donde tuve la posibilidad de ganar mi único campeonato en el país y la gente me identifica mucho con él. En Veracruz estuve seis meses, lamentablemente descendí, pero rescaté muchas cosas. Al final me tocó arribar a Tecos y la afición se me brindó. A todo hay un gran cariño.
¿Borgetti será quien más lo va a extrañar?
Con Jared hubo un entendimiento increíble y eso lo va a recordar la afición por siempre, sobre todo la de Santos. Agradezco el hecho de haber jugado a su lado. Gracias a él tuve la posibilidad de ser campeón. También me entendí muy bien con Matías Vuoso.
¿Se va como quería?
Jugar a los 41 años no es fácil. Quizá me hubiera gustado despedirme de otra manera, haber estado en cancha, haber disputado un último partido oficial, haber ganado en ese juego junto a la afición, pero no todo en la vida es color de rosa, no se puede pedir todo. Estaba preparado para el retiro. Me voy triste, sufrí mi duelo, pero me duró unas horas junto a mi familia y ya está. Ahora me preparo para lo que viene.
¿Cómo le gustaría ser recordado?
Como un jugador que siempre se brindó, que fue solidario y que procuró sumar. Mi intención nunca fue mi lucimiento personal, sino el lucimiento grupal. Al final de cuentas es lo que más recuerda la gente. Los equipos son los que prevalecen y los nombres pasan, yo ya lo viví y espero que la gente se quede con eso, con una imagen de alguien que dio lo máximo.
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