En Hong Kong, una treintena de personas de la tercera edad participan en un proyecto llamado “Noon-D” (“tarde de discoteca”), creado para romper el creciente aislamiento
Con los ojos cerrados y muy concentrada, Polly Chan baila en Hong Kong en una discoteca acondicionada en un centro para personas de la tercera edad. Un remedio frente a la soledad, una epidemia que tiene alarmados a los especialistas en esta ciudad china.
Junto con otras 30 personas de su generación, esta mujer de 71 años participa en un programa piloto llamado “Noon-D”, es decir “tarde de discoteca”, creado para romper el aislamiento de este sector, que se está agravando en Hong Kong.
Entre las personas mayores cuyos hijos y nietos abandonaron la ciudad, la mayoría tienen tendencia a la depresión
Rebelde autoproclamada y muy aficionada a las discotecas desde su adolescencia, Polly Chan cuenta a la agencia AFP que no consigue decirle a su familia lo infeliz que es. Y así es como la pista de baile se ha convertido en el consuelo a sus aflicciones.
“No tengo mucha gente con la que hablar”, dice Polly Chan. “Cuando bailo, me siento mejor”.
Desde julio de este año se celebran las sesiones de baile cada semana en su centro para personas mayores.
No tengo mucha gente con la que hablar (pero) cuando bailo, me siento mejor
Polly Chan 71 años
La idea, según explica la responsable del programa, Lai Sim-fong, surgió de unos talleres organizados en esa ciudad, donde se instauraron algunas de las restricciones sociales más estrictas del mundo durante la pandemia de Covid-19.
“El objetivo principal es paliar la soledad y la falta de vida social que padecen las personas mayores“, comenta.
La discoteca se llena por las tardes. Pero para Lai Sim-fong, el proyecto es muy insuficiente teniendo en cuenta las necesidades de este sector en Hong Kong.
El objetivo es paliar la falta de vida social que tienen las personas mayores
¿Una carga?
Según las proyecciones, el 40.6 por ciento de la población hongkonesa tendrá más de 65 años de aquí a 2050, la proporción más elevada del mundo de acuerdo con la ONU.
A esa tendencia se añaden la salida de los jóvenes, en parte por una ley de seguridad nacional impuesta por Pekín en 2020, para reprimir la disidencia política, y los efectos persistentes de la pandemia.
Una investigación de la Universidad de Hong Kong, realizada durante el primer semestre de 2022 encontró que un tercio de las cinco mil personas mayores interrogadas presentan al menos uno de los siguientes tres síntomas: depresión, ansiedad y soledad.
Entre las personas mayores cuyos hijos y nietos abandonaron la ciudad, cerca del 70 por ciento tienen tendencia a la depresión, y casi el 80 por ciento corre un gran riesgo de “aislamiento social”, según un sondeo de 2022.
En 2022, Hong Kong registró un récord de mil 080 suicidios, lo cual representa más del 40 por ciento de ellos entre personas de 60 años en adelante, según la oenegé Samaritan Befrienders Hong Kong.
“Las personas mayores suelen pedir menos ayuda, y cuando sufren mentalmente, se sienten como una carga muchas veces”, detalla Heymans Wong, presidente de la organización.
Perros para socializar
Pero convencerlos para que salgan de casa no es fácil, como dice Adeline Tsang, directora de atención a las personas mayores en el Christian Family Service Centre de Hong Kong. Y es que el largo confinamiento “afectó a nivel cognitivo y físico”.
Además, “el miedo a la separación y el sentimiento de desapego en las relaciones se acentuaron desde que sus jóvenes parientes abandonaron la ciudad en los últimos años”.
En una de las casas de acogida que supervisa no hay discoteca sino canes, a modo de auxiliares de vida.
El rostro de Ho Yiu-keung, un chófer jubilado de 70 años, se ilumina cuando acaricia el pelaje dorado de uno de ellos, llamado Rally. “Hace mejor compañía que las personas”, dice.
Ho empezó a frecuentar el centro tras verse enclaustrado en casa durante la pandemia, y con la impresión, dice estar encarcelado.
El Sol de México.
