Al termino de la tradicional misa dominical en la Catedral Metropolitana, el Vicario General de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, Benjamín Moreno Aguirre señaló que “sólo unidos” todos los sectores que conforman la sociedad local y nacional, se pueden mejorar las problemáticas actuales ya que los candidatos provocan división en la ciudadanía enfrentándose entre si lo cual puede acarrear actos violentos.
Moreno Aguirre recalcó que si bien la ciudadanía mantiene cierta preferencia sobre determinado aspirante a un cargo de elección popular, esa discrepancia partidista no debe dividir a los sectores sociales.
Es decir, si, por ejemplo, es como “lo que se refleja en las tribunas de fútbol, que se pelean porra contra porra… pues eso es lo que están provocando los candidatos al pelearse ellos. Están sembrando también la división entre la comunidad”, estableció.
El vicario consideró que los “dimes y diretes” recientes en el segundo debate entre aspirantes a la gubernatura, son lamentables para la democracia, ya que no edifica a dicho ejercicio ciudadano.
EUCARISTIA
Al encabezar la misa dominical en la Catedral Metropolitana, Benjamín Moreno Aguirre dijo que «la Eucaristía comienza, reconociendo con la señal de la cruz, que estamos reunidos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, “la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu” decimos después, está con nosotros. Podemos afirmar que el misterio de la Santísima Trinidad preside todas nuestras experiencias de fe desde el bautismo, nos dice el evangelio de hoy: “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Discusiones teológicas a parte o elucubraciones esta es la fuente de todo hombre de fe.
El Padre es creador: “Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, Dios creó al hombre sobre la tierra”, pero no sólo engendró la vida para sus hijos, sino que los alimenta y los cuida con cariño. Se mostró como liberador, pero no únicamente en la salida de Egipto, en toda la historia de Israel, como nos dice la primera lectura, buscó que su pueblo: “sea feliz, tú y tus hijos, después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre”. Por eso nosotros llevados por el Espíritu que es del Padre y del Hijo, podemos comprobar cómo dice San Pablo en la segunda lectura: “Que hemos recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: ¡Abba! (Padre)”. Dios es nuestro Padre porque nos llama a la libertad, la madurez, la felicidad y la mayoría de edad.
Fuente: El Heraldo