El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado su intención de invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 como parte de su estrategia para combatir las redes criminales relacionadas con migrantes en el país. Según Trump, esta ley le otorgará “tremenda autoridad” para identificar, detener y deportar a miembros de pandillas, cárteles y traficantes de drogas que no sean ciudadanos estadounidenses.
La Ley, aprobada originalmente durante el mandato de John Adams, establece que cualquier persona no naturalizada de una nación considerada hostil podría ser declarada “enemigo extranjero” y ser objeto de detención y deportación, sin pasar por los tribunales de inmigración. Esto ha generado preocupación entre expertos legales, quienes anticipan posibles desafíos judiciales al intento de aplicarla en el contexto actual.
Por su parte, Trump ha subrayado que su administración utilizará este recurso exclusivamente para enfrentar amenazas relacionadas con la seguridad y el crimen organizado, destacando que no se trata de una medida general contra todos los migrantes.
En otro tema, el presidente electo calificó como “muy agradable” la reunión que sostuvo con el mandatario saliente, Joe Biden, para preparar la transición de poderes. Trump mencionó que ambos discutieron temas internacionales como el conflicto en Ucrania y Medio Oriente, asegurando que la transición se está llevando a cabo “sin contratiempos”.