Ebrard y MC: Cuando la Necesidad Supera las Diferencias

DESTACADOS, La pluma desafiante, OPINIÓN

Por: Bruno Laine

Las circunstancias a menudo crean alianzas inesperadas, y la política mexicana no es la excepción. Marcelo Ebrard y Movimiento Ciudadano (MC) parecen estar en una encrucijada donde, a pesar de sus diferencias y deseos individuales, se ven impulsados hacia una colaboración. Una colaboración que, aunque no era la primera opción para ninguno, podría ser la más beneficiosa en el escenario actual.

De acuerdo con las cifras oficiales proporcionadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), en las más recientes elecciones intermedias, Movimiento Ciudadano (MC) ha demostrado su crecimiento y relevancia en el escenario político nacional al captar un notable 7.6% de los votos emitidos en todo el país, consolidándose como una opción relevante fuera de los partidos más tradicionales. Su ambición es clara: aspiran a superar ese umbral y establecerse aún más en el imaginario del electorado mexicano. Si logran obtener entre un 10% y 15% de los votos, no solo sería un triunfo significativo en términos electorales, sino que también los perfilaría como una opción con el potencial y la estructura necesarios para aspirar a gobernar en la próxima década, específicamente en 2030.

MC ha buscado posicionarse como esa tercera vía, ese respiro ante la polarización política que vivimos. Su lógica al querer lanzar una candidatura presidencial propia es coherente. Sin embargo, como bien apunta el periodista Zepeda Patterson, el riesgo es alto. Un bajo desempeño electoral podría relegar a MC a un papel secundario en la política mexicana, similar al del PVEM en años anteriores, que ronda un promedio del 5% en elecciones pasadas.

Por otro lado, Ebrard ha sido una figura central en la administración actual, habiendo gestionado la relación diplomática de México durante tiempos de cambio en la relación con Estados Unidos y otros actores internacionales. Sin embargo, ha visto cómo sus oportunidades dentro de Morena se han reducido. A pesar de sus esfuerzos, no logró superar a Claudia Sheinbaum en la contienda interna.

Es aquí donde la necesidad se cruza con la oportunidad. MC necesita un candidato fuerte, alguien con experiencia y reconocimiento. Ebrard necesita un espacio donde pueda continuar su labor política sin las ataduras de un partido con el que claramente tiene diferencias. Aunque ambas partes quizás habrían preferido otro escenario, la realidad es que juntos podrían ser más fuertes.

Los desafíos son evidentes. Ebrard traería consigo un peso político que podría cambiar la dinámica interna de MC. Sin embargo, si ambos logran encontrar un equilibrio, podrían convertirse en una fuerza política a tener en cuenta en las próximas elecciones. MC, con su visión de ser una alternativa, y Ebrard, con su experiencia y conocimientos, podrían formar una alianza que vaya más allá de la conveniencia.

Al final del día, la política es sobre adaptación y supervivencia. Ebrard y MC tienen ante sí una oportunidad única. Si logran superar sus diferencias y trabajar juntos, podrían no solo cambiar el rumbo de las próximas elecciones, sino también el futuro político de México. Es un juego de estrategia, donde las alianzas inesperadas a menudo resultan ser las más efectivas. Solo el tiempo dirá si esta potencial unión será una de ellas.

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