Abelardo Medellín
Están por cumplirse ocho años desde que se presentó la primera denuncia y se giró una orden de aprehensión en contra del sacerdote Eduardo Córdova Bautista, de quien, pese a que la Interpol le giró una ficha roja desde 2016, aún no se conoce su paradero y las investigaciones para su captura no han avanzado de forma expedita.
Los crímenes del padre Córdova
Una de las primeras denuncias en contra del padre fue la que presentó el Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de San Luis Potosí el 23 de mayo de 2014 por el delito de abuso sexual en agravio de menores de edad; de acuerdo con las agrupaciones de víctimas que surgieron tras hacerse público al caso, al padre se le atribuyen más de 100 agresiones sexuales.
De acuerdo con lo dicho por las victimas, los jóvenes que sufrieron agresiones sexuales por parte del sacerdote pertenecían a colegios o instituciones en las que Córdova Bautista se desempeñaba como consejero, profesor o guía espiritual.
Tras la presentación de esta primera denuncia por parte del Tribunal Eclesiástico, el Vaticano dio de baja definitiva de la Iglesia Católica a Eduardo Córdova el 26 se mayo de ese año, luego de que se determinara su responsabilidad en las acusaciones de abuso sexual contra menores.
Sin embargo, las denuncias no se quedaron solo en la acción institucional de la iglesia.
Astrolabio Diario Digital tuvo acceso al expediente que integra la averiguación previa de una denuncia penal iniciada contra Eduardo Córdova el 29 de mayo de 2014 y en la cual se incluyeron como medios de prueba las declaraciones de una víctima de abuso.
En la denuncia se relata el testimonio de la víctima en la que narra cómo el padre Córdova comenzó a tener acercamientos indebidos en su contra, cuando comenzó a trabajar en una parroquia.
El denunciante comentó que las conductas indebidas del padre se extendieron durante tres años, lapso en el que Eduardo Córdova ejerció violencia psicológica y moral, además de que se aprovechó de su investidura como padre.
Según el testimonio, Córdova Bautista utilizó de excusa sus viajes a la Ciudad de México como representante legal de la arquidiócesis, para llevarse con él a la víctima y aumentar las aproximaciones sexuales.
Las agresiones sexuales continuaron en lugares como la casa parroquial donde vivía el padre Córdova; el sacerdote creó un grupo juvenil de 25 jóvenes que ayudaban en la sacristía y sus oficinas. Córdova utilizó diferentes pretextos para obligarlos a dormir en dichos lugares y continuar con las agresiones sexuales.
Ante los hechos cometidos por Eduardo Córdova, familiares de la víctima presentaron una queja contra el sacerdote, dirigida a Luis Morales Reyes, quien encabezaba la arquidiócesis de San Luis Potosí; sin embargo, solo se determinó cambiarlo de sede y hacerlo capellán de una comunidad religiosa, hecho que decepcionó a la familia y les hizo temer por la integridad de otros menores.
Al final del primero de los medios de prueba, la víctima recalca en su declaración que la Arquidiócesis de San Luis Potosí tuvo pleno conocimiento de lo ocurrido luego de que se presentaran las primeras quejas y, aun así “fue omisa y actuó en complicidad con el sacerdote”.
Una historia similar a la del primer denunciante se repite en los consecuentes medios de prueba que integran la denuncia que los que se narran cómo el padre Córdova tuvo actitudes similares con otros jóvenes: en ocasiones les ofrecía alcohol, se aprovechaba de su vulnerabilidad emocional, se insinuaba de forma inapropiada y finalmente los acorralaba en situaciones sugerentes o plenamente sexuales y sin el consentimiento de las víctimas.
De igual manera, se repite en algunos de los testimonios la omisión de las autoridades eclesiásticas para proceder en contra del padre Eduardo Córdova, a pesar de que la gente que integraba la Arquidiócesis reconocía desde 2003 que había diversas quejas contra el sacerdote.
Casi 10 años después de lo ocurrido y pese a las mencionadas omisiones de la arquidiócesis, las víctimas aportaron sus declaraciones para armar una denuncia que, en junio de 2014, derivó en una orden de aprehensión por su probable responsabilidad en la comisión de los delitos de privación ilegal de la libertad, abuso sexual calificado, corrupción de menores y violación equiparada.
Un sacerdote abusador difícil de aprehender
Luego de que se presentaran formalmente un total de 18 denuncias por pederastia en su contra, Córdova Bautista desapareció del ojo público y a partir de entonces las victimas y denunciantes comenzaron a presionar para que se agilizaran las investigaciones que dieran con su paradero, no obstante, desde entonces y hasta la fecha, se encuentra prófugo de la justicia.
En agosto de 2015, víctimas del sacerdote reclamaron a la Arquidiócesis Potosina el encubrir al padre Córdova y denunciaron que, el entonces presidente del arzobispado, José Carlos Cabrero Romero, sugirió que las victimas no podían demandar justicia.
Ante estas respuestas, las víctimas y denunciantes consideraron que los arzobispos Jesús Carlos Cabrero Romero, Luis Morales Reyes y Arturo Antonio Szymanski Ramírez, deberían ser juzgados por encubrir y no tomar las medidas pertinentes para evitar que los sacerdotes de San Luis Potosí cometieran abusos sexuales contra menores.
Meses después, en abril de 2016, el titular de la entonces llamada Procuraduría General de Justicia del Estado (hoy Fiscalía General del Estado), Federico Garza Herrera, aseguró que su administración realizaba las actividades de indagación necesarias para dar con el paradero de Eduardo Córdova; incluso reveló que las nuevas denuncias contra el padre se integrarían de acuerdo al nuevo sistema de justicia penal que se comenzó a implementar en el estado a partir de ese año.
Dos semanas después de las declaraciones del entonces procurador, la Interpol giró ficha roja contra Córdova Bautista, lo que lo ubicó desde entonces entre los más buscados de esta organización internacional; esto, tan solo dos años después de la primera denuncia y de que hubiera sido retirado del sacerdocio.
En marzo de 2017, Federico Garza Herrera reveló que se contemplaba la creación de un fondo de recompensa para quien diera información sobre el paradero de Eduardo Córdova.
En agosto de 2021, la Fiscalía General del Estado afirmó que continuaban las indagatorias para dar con el paradero de Eduardo Córdova Bautista; el fiscal Garza Herrera añadió que no se le había dado “carpetazo” a la denuncia y que seguían las diligencias.
En entrevista con medios locales, asesores de las víctimas de Eduardo Córdova han revelado que la FGE les ha informado que en meses anteriores se estuvo cerca de atrapar a Eduardo Córdova Bautista; pese a ese dicho, al día de hoy no se ha informado oficialmente de ningún avance significativo que se haya logrado de parte de las autoridades judiciales.