EI reivindica atentado suicida en mezquita chiita saudí

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El grupo terrorista Estado Islámico (EI) extendió hoy sus tentáculos hasta Arabia Saudí en la población de Al Qadih, donde murieron una veintena de personas y un centenar resultaron heridas.

Un atentado suicida cometido hoy en una mezquita chiita enla población de Al Qadih, en el este de Arabia Saudí, durante la oración semanal y reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico, dejó al menos veinte muertos y un centenar de heridos.

El grupo EI reivindicó este atentado horas después de su realización. “Los soldados del califato” son los autores del atentado, afirmó el grupo yihadista en un comunicado difundido por portales de internet islamistas.

Este ataque es el más grave perpetrado contra los chiítas saudíes y en general en todo el reino desde hace una década y pone de manifiesto las intenciones del EI de golpear a los ciudadanos que no profesan la doctrina sunita.

Ya el pasado noviembre, una grabación atribuida al dirigente del EI, Abu Bakr al Bagdadi, llamó a la guerra en Arabia Saudí y urgió a los saudíes a rebelarse contra los chiítas de su país, la familia gobernante Al Saud y el Ejército.

Según el Ministerio de Sanidad saudí, los fallecidos hoy ascienden a 21 personas y, de los heridos, la mitad continúan ingresados en los hospitales recibiendo tratamiento.

Se hacía pasar por mendigo

El suicida detonó el cinturón de explosivos que llevaba escondido bajo la ropa en la mezquita del Imam Ali Abi Talib, situada en la provincia oriental de mayoría chiíta de Al Qatif. Activistas chiítas de Al Qatif consultados por Efe indicaron que el suicida se hacía pasar por mendigo y llevaba una semana merodeando por la zona.

La mezquita estaba llena de fieles ya que el atentado coincidió con la oración del mediodía del viernes y con las celebraciones por el nacimiento del imán Husein, nieto del profeta Mahoma.

El ministerio del Interior no pudo facilitar ningún balance de víctimas, pero numerosos chiitas y testigos avanzaron varios balances, que iban desde cuatro a 22 muertos, además de numerosos heridos. La página web del diario Arryadh publicó fotos de cuerpos sobre charcos de sangre y del falso techo de la mezquita, que se hundió en parte a causa de la explosión.

Algunos testigos indicaron, en un primer momento, que se trataba de un kamikaze paquistaní, aunque otros mencionaron a una persona vestida al modo afgano, sin poder precisar si se trataba de un saudí o no.

El kamikaze se mezcló entre la multitud de fieles que asistían al rezo del viernes antes de detonar el cargamento explosivo que llevaba consigo, según otros testigos. Kudehi está al norte de la ciudad de Qatif, en la provincia oriental saudí donde se concentra la minoría chiita.

El EI afirma que el atentado lo llevó a cabo un hombre llamado Abu Amer al Najdi, al hacer estallar un cinturón de explosivos que llevaba en la mezquita, y publica una foto de este hombre. La nota calificó a los chiítas de “infieles” y los acusó de insultar al profeta Mahoma y a sus compañeros y “conspirar contra los musulmanes (sunitas)”.

Dirigiéndose a los chiítas, el EI amenazó con “días negros” y juró que sus soldados “no estarán tranquilos hasta expulsar a todos los infieles de la península Arábiga”. La comunidad chiíta representa en torno a un 10 % de la población saudí -predominantemente suní- y se queja de sufrir discriminación y marginación.

Previamente, el portavoz del ministerio, citado por la agencia oficial SPA, había afirmado que “un individuo hizo detonar una bomba que llevaba bajo su ropa durante la oración del viernes, en la mezquita Ali Ibn Abi Taleb en Kudehi, una localidad de la provincia de Qatif”. Los servicios de socorro evacuaron a las víctimas y el atentado está siendo investigado, agregó.

El portavoz también reafirmó la determinación de los servicios del ministerio de “acorralar a toda persona implicada en este crimen terrorista, perpetrado por personas que buscan atentar contra la unidad nacional, y llevarla ante la justicia”.

Las condenas al atentado no se hicieron esperar. La principal autoridad religiosa chiíta saudí, el clérigo Hasán al Namer al Musauí, denunció un “acto criminal del terrorismo de los takfiríes (extremistas sunitas)”. Al Musauí, que pidió que se capture y castigue a los autores, precisó que el objetivo de este atentado es “destruir el tejido social” de ArabiaSaudí.

Por su parte, el muftí del país, el sunita Abdulaziz al Alsheij, máxima autoridad religiosa del país, calificó el atentado de “pecado criminal” y de “suceso peligroso” que pretende sembrar el odio entre el pueblo.

El muftí saudí, una autoridad religiosa, denunció el atentado en la televisión El Ejbariya: “Es un acto criminal destinado a abrir una brecha entre los hijos de la nación (…) y a propagar los problemas en nuestro país”.

“Conflicto sectario”: Ban Ki-moon

En la misma línea, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, denunció que ese tipo de ataques buscan promover un “conflicto sectario”. El Movimiento chiíta Jóvenes Libres convocó una manifestación en Al Qatif, bajo el lema “No al terrorismo”, en la que cientos de personas clamaron contra el EI y la monarquía saudí.

Una activista del grupo explicó a Efe que el atentado de hoy es fruto de “la incitación sectaria” y de los llamamientos desde las mezquitas que consideran a los chiítas apóstatas. Para el analista político saudí Munif al Saquf, “los ataques contra los chiítas forman parte de un plan que pretende desestabilizar el país”.

En declaraciones a Efe, agregó que “los que se beneficiarán de este atentado son el régimen iraní (chiíta) y sus aliados en la región” porque su objetivo es “alentar la rabia de los chiítas contra los sunitas”.

Este no es el primer atentado contra la comunidad chiíta en el reino, que ya sufrió en noviembre pasado un ataque contra una de sus mezquitas en la población de Al Daluh, en la provincia de Al Ahsá, que se saldó con la muerte de ocho personas por disparos.

Arabia Saudí fue blanco de varios atentados terroristas a partir de mediados de la década de los noventa, lo que llevó a las autoridades a permitir que Estados Unidos estableciera bases militares en su territorio.

Los primeros ataques, como uno en Riad en 1995 en el que fallecieron cinco estadunidenses, fueron dirigidos contra las fuerzas de este país, aunque varios policías saudíes murieron desde entonces durante la persecución de grupos yihadistas.

En mayo de 2003, una serie de explosiones de coches bomba sacudieron un complejo residencial en Riad, donde vivían expatriados árabes y occidentales, lo que casó una veintena de muertos y casi 200 heridos.

En los últimos meses, las autoridades saudíes han multiplicado los arrestos de personas sospechosas de planificar ataques para atizar las tensiones confesionales dentro del país. En noviembre, hombres armados mataron a siete chiitas, incluidos niños, en la localidad de Al Dalwa (este) durante la celebración del duelo chiita de la Ashura.

El mes pasado, las autoridades anunciaron el desmantelamiento de una célula de 65 personas sospechosas de tener vínculos con el grupo EI y de querer perpetrar ataques para “atizar las tensiones confesionales”.

Fuente: Milenio.

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