Un celular satelital con batería inagotable se convirtió en la forma como Nawal Soufi, una joven italomarroquí de 27 años, ayuda a los miles de inmigrantes que llegan a la costa de Sicilia procedentes del mar Mediterráneo cada año.
Nawal no se desprende del aparato, que puede recibir una llamada a cualquier hora para pedir auxilio.
“La llamada puede llegar a cualquier hora. Suelen pedir auxilio a gritos, claman desesperados ‘somos unas 500 personas, se acabó el agua, llevamos 10 días en el mar'”, cuenta la joven, quien da instrucciones a los migrantes para leer las coordenadas de su GPS y guiar a los rescatistas hasta donde se encuentran.
Su labor le ha ganado el título del “ángel de los inmigrantes”, que desde 2013 ha sido clave en cientos de casos.
La llamada que cambió su vida
A mediados de 2013, Nawal recibió una llamada urgente en la que un centenar de sirios pedían ayuda porque temían que se hundiera el bote donde viajaban. Aún recuerda la angustia que sintió mientras esperaba que rescataran a los refugiados.
“¿Cómo pueden creer que la solución es sacar a toda esa gente en esas embarcaciones?”, se pregunta, al recordar que muchas de las voces al teléfono no han vuelto a ser escuchadas.
Los inmigrantes obtuvieron su número cuando viajó a Aleppo, en Siria, para dar asistencia humanitaria en 2011. Ella se encargó de repartir el número en todos lados, con la esperanza de poder ayudar a quienes cruzan el Mediterráneo en busca de una mejor vida y a los familiares que buscan conocer la suerte de sus seres queridos.
Nawal también sirve de puente entre las autoridades italianas y los migrantes, gracias a que tiene conocimiento de árabe. Conocida por la policía, la joven pasa diario a ofrecer consejos a los inmigrantes que le preguntan cómo ir al norte o dónde el cambiar dinero que traen.
“Me limito a explicarles”, comenta y asegura que no tiene miedo de ser denunciada por sus actividades de asistencia, catalogadas como delito en su país. “Italia tiene uno de los mejores sistemas de socorro de Europa, el problema es que no tiene lugar para alojar a los refugiados”.
“Se vuelve una misión”
Nawal ha estado presente en varios rescates, como el que ocurrió la noche del 20 de abril, cuando 28 personas sobrevivientes del naufragio de un bote frente a las costas de Libia llegaron al puerto de Catania. 800 personas murieron en esa ocasión.
“Se vuelve una misión, solo así se puede aguantar tanto dolor. Es duro. Es un mundo cruel”, comentó el sacerdote eritreo Mosé Zerai, quien desde el 2003 salva vidas de refugiados africanos que huyen en embarcaciones de la guerra civil en Libia o que atraviesan el desierto con un teléfono satelital.
“Por fortuna existen jóvenes como Nawal. Admiro su valentía”, comentó.
Con información de: CNN