El arte, en todas sus variantes se encuentra en un punto en el que la tecnología y los nuevos medios se colocan como la tendencia imperante. Sin embargo, hay lugares en el mundo en los que literalmente se hace arte con lo que hay a la mano, y esto es, sencillamente, basura.
“Cuando despertaba cada mañana, la primera cosa que veía era basura”, dice Cyrus Kabiru, cuya casa de la infancia se encontraba frente a un vertedero de basura, donde todos los residuos de Nairobi eran arrojados. “Solía decirle a mi padre que cuando creciera quería darle a la basura una segunda oportunidad.”
Kabiru es un pintor y escultor autodidacta que actualmente reside en Nairobi y hace de su obra una representación humorística de la vida contemporánea en Kenia. Kabiru adopta el papel de vago, observador y explorador, usando sus creaciones como la salida de sus experiencias. Sin embargo, es su obra escultórica en particular mediante la cual encarna el papel de “recolector” de deshechos de la capital keniana. Kabiru le da un nuevo sentido estético a estos hallazgos y rehace y recicla los residuos de maneras diversas.
“Ser un artista, para mí, fue como ser un rebelde. Fue un poco desagradable para todos. No me importa. No sigo lo que otra gente quiere. Yo sigo lo que quiero. No me gusta realmente la gente. Quiero ir por mi propio camino. Por eso hago todo lo contrario a los demás y ellos sienten que este tipo es un poco rebelde”, dijo Kabiru sobre sí mismo, su actitud hacia la vida y el arte en general.
El africano es mejor conocido por sus C-STUNNERS, un trabajo en proceso en el que Cyrus crea y viste “anteojos artísticos”, describe su blog en Tumblr. “La obra se sitúa entre la moda, arte ponible, el rendimiento y productos básicos únicos”, dice el statement de la obra.
C-STUNNERS cuenta con cierta energía y alegría que captura la sensibilidad y actitud de una generación de jóvenes en Nairobi. Así mismo, retrata la aspiración de la cultura popular en la que las joyas son, a la vez, una declaración de moda y estatus. Por otra parte, también refleja el ingenio y la inventiva que generalmente se le adjudica a la gente con carencias económicas.
No obstante, la basura no sólo formó parte de la niñez de Kabiru. Actualmente, en una zona industrial fuera de la capital de Kenia, cientos de trabajadores desmantelan diariamente alrededor de 50 millones de toneladas métricas de peligrosos deshechos electrónicos que se generan en todo el mundo, dio a conocer The Huffington Post.
Por tal motivo, líderes de Kenia están trabajando en nuevas leyes y regulaciones que requieren la eliminación adecuada de los desechos electrónicos, los cuales se definen como cualquier cosa con una batería o un cable. Sin duda, se requiere un nuevo enfoque al respecto. No sólo en el país africano, sino en el mundo entero. Una nueva óptica, quizás, para ver este problema desde otra perspectiva; una que le dé la urgencia que le corresponde y no lo considere un problema alejado en un continente remoto.
Es por esto que la obra de Cyrus resulta bastante apropiada en este contexto. Así, los estrafalarios anteojos que Kabiru crea “proporcionan un nuevo filtro, dando una nueva perspectiva sobre el mundo en que vivimos, transformando al usuario no sólo en apariencia, sino en un marco mental también”, escribe el blog.
Por otra parte, la creación de estas piezas también se trata de una necesidad. Algo que va más allá de la peligrosidad de los vertederos electrónicos.
Fuente: Sin Embargo.