EL BESO INCÓMODO DE LA TRANSICIÓN

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR

El Radar
Por Jesús Aguilar
El final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se perfila como un cierre complejo, marcado por tensiones políticas, un descontento creciente en diversos sectores y movimientos estratégicos que podrían comprometer la transición del poder a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.
La reciente confrontación con el Poder Judicial y la aparente ruptura con el empresariado son solo dos de los problemas que desafían la estabilidad en esta etapa final del gobierno.
Uno de los movimientos más polémicos es la propuesta de una “megarreforma judicial” que, en esencia, plantea cambios profundos en la estructura y funcionamiento del sistema de justicia en México.
La reforma, elaborada con prisa y sin el debido consenso, pretende que abogados, seleccionados por su popularidad y no por su experiencia, asuman la delicada tarea de juzgar y condenar. Esta propuesta ha sido vista por muchos como un ataque a la imparcialidad judicial y una puerta abierta a la politización de la justicia.
El efecto inmediato sería una regresión en el Estado de derecho, ubicando a México en un contexto de naciones donde la legalidad imparcial es una quimera.
El problema se agrava con la insistencia de AMLO en mantener una sobrerrepresentación legislativa que le ha permitido a su partido y aliados, con solo el 54% de los votos, controlar el 74% de las curules en la Cámara de Diputados. Ya se adelantó hoy que tendrían una sobrada mayoría calificada en San Lázaro según el proyecto del INE y en el Senado solo les faltarían 3 Senadores para lograrlo.
Esta maniobra, lejos de fortalecer la democracia, pone en entredicho la pluralidad política, esencial para el equilibrio de poderes y el diálogo democrático. Con esta mayoría calificada, el obradorismo podría realizar modificaciones constitucionales de gran envergadura sin necesidad de construir consensos, una acción que muchos califican como un golpe al sistema democrático.
La crisis en el Poder Judicial no es un hecho aislado. Se suma a una creciente insatisfacción entre los empresarios que, durante gran parte del sexenio, apoyaron a López Obrador, incluso en momentos críticos como la pandemia, cuando la economía mexicana sufrió una contracción histórica. Este respaldo, a menudo criticado como servil, parece haber llegado a su fin. El reciente rechazo del Presidente a las demandas empresariales y su retórica beligerante contra el sector han desatado un distanciamiento que podría tener repercusiones en la inversión y el crecimiento económico en los próximos años.
En este contexto, Sheinbaum, quien ha sido designada como la sucesora de AMLO, enfrenta un panorama complicado. No solo deberá lidiar con los problemas heredados en áreas como la seguridad, la economía y la salud pública, sino que ahora también debe manejar la tensión con el Poder Judicial y los empresarios. Además, la sobrerrepresentación legislativa le impone una carga adicional, limitando su capacidad para gobernar con independencia y obligándola a seguir una línea dictada por el obradorismo.
A pesar de haber ganado las elecciones con una votación histórica, la presidenta electa podría encontrar su margen de maniobra severamente restringido si las reformas impulsadas por AMLO se concretan. Esto no solo socavaría su legitimidad, sino que también podría desencadenar una crisis política y social que ponga en peligro la estabilidad del país.
Se acabó la bonanza electoral, la inconsciencia colectiva está poniendo negro el cierre del sexenio de López Obrador, marcado por decisiones que, lejos de fortalecer su legado, parecen encaminadas a descomponer el arranque del gobierno de Sheinbaum.
La judicialización de la política, la confrontación con el sector empresarial y la sobrerrepresentación legislativa no solo afectan la transición, sino que también ponen en juego la continuidad democrática en México. Ante este panorama, la presidenta electa tiene un desafío monumental: reconducir al país hacia un camino de estabilidad y progreso, en medio de una tormenta política que amenaza con desbordar cualquier esfuerzo de reconciliación y unidad nacional.

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