Por: Alejandro Mercante Saldado
¡Vaya revuelo que se está cocinando en las tierras potosinas!
Si hay algo que sabemos con certeza, es que la política no tiene momentos aburridos, menos aún en San Luis Potosí. Aquí tenemos a los Gallardo, una familia que ha sabido navegar las turbulentas aguas de la política local con destreza y determinación.
Ricardo Gallardo, en un abrir y cerrar de ojos, pasó de los pasillos del PRD a las filas del Partido Verde. Y vaya que le ha sacado jugo a esa decisión, encontrando en Claudia Sheinbaum, una aliada de peso, una figura que resuena con fuerza en el panorama nacional.
Pero vayamos un poco más atrás, a esos días cuando el Pollo, como lo conocen cariñosamente, gobernaba Soledad de Graciano Sánchez, una tierra fértil que lo catapultaría a donde está ahora. Fueron esos primeros pasos, ese apretón de manos con AMLO en campañas pasadas, lo que sembraría las semillas de una alianza que, aunque tuvo sus baches, ha brotado con fuerza y está dando frutos.
¿Y qué decir del papel de Manuel Velasco? Ah, ¡ese compadrazgo que ha sabido unir fuerzas y encender faros en la política mexicana! Una camaradería que se siente casi tan surrealista como las tierras chiapanecas de donde proviene su abuelo.
Ahora bien, en este calidoscopio político no podemos dejar de lado a Ebrard. Marcelo Ebrard, un hombre que parece estar en una encrucijada, entre la lealtad y las nuevas oportunidades. ¿Qué pasará con él? La política, como bien sabemos, tiene su arte de sorprendernos, de hacer que los destinos choquen y se realineen en formas que nadie podría prever.
Lo único cierto es que los Gallardo han sabido mover sus piezas en este tablero con una maestría que merece ser reconocida. Han sabido levantarse, sacudirse el polvo de las adversidades y mirar hacia el horizonte con determinación y una visión clara.
Pero en este juego, no todos pueden ser ganadores. Hoy, todos los ojos están puestos en Ebrard, ese jugador que aún no sabemos si está a punto de hacer una jugada maestra o está dando sus últimos pasos en este tablero tan impredecible.
Entonces, aquí estamos, testigos de una danza política que no deja de sorprendernos, de mostrarnos que en la política, como en la vida, nada es seguro hasta que ocurre.
Y ustedes, queridos lectores, ¿qué piensan de este revuelo? ¿Están listos para lo que viene? Porque yo, por mi parte, estoy más que listo para seguir contándoles esta historia, esta vibrante saga de poder, alianzas y sorpresas en nuestra querida tierra potosina.
