“El Chulo” del Tec

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Como una maldición gitana, “El chulo” del Tec debía honrar el nombre que 20 años atrás le habían puesto en la frente: Chrystopher Osmar Bousset. Se paseaba con el seductor nombre por los tejados del Twitter. Ahora el joven, con dos “h” en su nombre de pila, de rulos, coleta y tatuajes de henna en sus regordetes bíceps, haría lo suyo para seducir a las “Lolitas” de la red.

No es que fuera muy guapo, tampoco poseía “goldcard” o una membresía en la socialité potosina, pero con la baja autoestima fluyendo en las redes sociales, al “matador” de la UPA le fue fácil pescar una niña de familia acomodada que no sabía los riesgos de ese río imprudente de datos personales.

Todo empezó en el Messenger de Hotmail, un día de marzo de 2011. La niña de dulces dieciséis chateaba con un amigo que agregó a la conversación a Chrys, el seductor. Primero se hicieron amigos virtuales, luego, las fotos a lo “Daddy Yankee”, el verbo mareador y la insistencia como huérfano talento lograron que la niña le diera el “sí”.

Los papás de la chica creían que su hija veía películas con sus amigas en el cine de una plaza comercial cuando en realidad se veía con el estudiante de ingeniería en sistemas del Tecnológico de San Luis Potosí. La muralla invisible que construyen los y las jóvenes para evitar que su familia se inmiscuya en su mundo íntimo, y las ocupaciones cotidianas de sus padres, contribuyeron para que la relación permaneciera oculta durante varios meses.

Adolescente enamorada, un día la jovencita le pidió a Chrys que cancelara una antigua cuenta de correo electrónico en Hotmail y le dio su contraseña. Chrystopher se puso a merodear en los correos enviados de su novia, hallando tres fotos íntimas para un remitente del pasado. Por supuesto la cuenta nunca fue cancelada.

Días después, Chrystopher comenzó a mostrar su lado más mundano. Las tardes de manita sudada le parecieron aburridas e insuficientes, así que presionaba en cada encuentro para conseguir los favores de su novia. Una tarde, el de rulos y tatuajes de henna tocó algo más que la puerta de la casa de su novia, y ella, asustada por los niveles de la relación a la que la estaban empujando rompió de tajo con él, sin comprender a bien la actitud lasciva y cruel de su galán.

Él le llama y suplica, ella no perdona. Él insiste con llamadas a deshoras, ella no cede.  Ya era septiembre cuando la joven había dado la vuelta a esa página de su diario personal y se enamora de un compañero de su colegio. Pero Chrystopher los acecha y una tarde en que su ex y su nuevo novio paseaban por una plaza comercial los encara. El novio hubiera recibido una golpiza de no ser por la oportuna intervención de un vigilante.

“Te voy a quemar con todas tus amigas y con tu familia, todos sabrán que eres una puta”, le advirtió Chrystopher a su ex novia mientras se alejaba encabritado.

“El chulo” del Tec se hizo ojo de hormiga en los siguientes meses, hasta el pasado 25 de febrero, cuando la chica recibió un extraño mensaje en su cuenta de Facebook: “Agrégame linda, quiero verte desnudita”.

Como no conocía al remitente, un tal José Hernández, supuso que era una broma o un equívoco y no respondió.

Dos días después, Chrystopher y su alter ego “José Hernández” vuelven a la carga con otro mensaje amenazante: “La cosa esta así nena, soy tu viejo amigo luis mi correo es [email protected] espero no me dejarás en el olvido o sí?   Bueno, lo que pasa es que quiero que seas mi perrita personal, tengo dominio de tu cuenta y como te deviste (sic) de haber dado cuenta puedo tumbarte la que estás usando actualmente y si quiero hasta meterme a tu face y podría digamos subir tus fotos a una página porno con un link (enlace) a tu face jajaja, quiero más fotos tuyas, contáctame para decirte qué onda, ntp (no te preocupes) no van a ser muchas, con una cada  15 días me podría bastar saludos”.

LA PESADILLA

El mensaje fue un cachetazo para la niña y está vez ignorarlo no sería suficiente. Al día siguiente, justo al salir de su escuela, su celular vibró y sonó escandalosamente. En su pantalla sólo aparecía “privado”, pero era la voz de su ex novio presentándose como “José Hernández”, quien en tono amenazante le advirtió que le haría daño a ella y a su familia si no le mandaba varias fotos desnuda al correo que le había indicado a través del Facebook “una soft diaria o una hard cada semana, si no lo haces le voy a mandar a tu papá y tu mamá las fotos que ya tengo tuyas donde sales desnuda”, exigió la voz masculina.

La adolescente reconoció inmediatamente a Chrystopher como su acosador, y recordó efectivamente en esa cuenta de correo “cancelada” por su entonces  novio había dejado seis fotos íntimas.  “¿Qué hago?”, pensó la joven. Traspasar ahora esa muralla invisible que había construido en torno a sus padres y hermanos le resultaba imposible y bochornoso, así que la joven accedió al chantaje tratándose de ahorrar la vergüenza.

Al día siguiente, una serie de fotos suyas desnuda con las poses “sugeridas” llegaba a la bandeja de entrada del correo infierno595@hotmail, propiedad del acosador. “Quizás ahora sí me deje en paz”, pensó la adolescente, pero la calma duró lo que duran dos cubos de hielo en un vaso de agua de limón.

Semanas después, en su burda caracterización de “José Hernández”, Chrystopher le envía fotos comprometedoras de la chica a su novio. “¿Te gustó? ¿quieres una foto más descubierta?” le escribe con cinismo. “Jajaja dile a tu novia que si no quiere que la siga humillando me busque para acordar los términos”, sentencia el sujeto.

Tanta humillación no le pareció suficiente. Es mayo. Con el exclusivo material fotográfico en sus manos,  Chrystopher “hackea” la cuenta actual de Twitter de su ex novia, cambia la foto del perfil por una de las que recibió en pago a su extorsión y luego envía otras dos fotos a la hermana mayor de la jovencita. ¿Quién sabe? Quizás ella también caiga en su extorsión con tal de proteger a su hermana menor. Pero se equivoca.

EL DEPREDADOR MUERDE EL ANZUELO

La chica y sus padres interrumpen sus vacaciones en la playa cuando les llama su hija mayor para decirles que su hermana aparece desnuda en una cuenta de Twitter. En el camino de regreso, los enfadados padres cuestionan y reprenden a su hija, quien sólo hunde su mirada en los  el cableado que sube y baja a la orilla de la carretera.

Pese a la gravedad del problema, la muchacha se avergüenza de contarle a sus padres sobre la extorsión y el hostigamiento a la que está siendo objeto, sólo aporta cabos sueltos para no tener que dar explicaciones sobre  aquellas fotos íntimas que se tomó cuando tenía 14 años para enviárselas a un amigo de otra nacionalidad y de otro país.

Pero lo que ocupa a los padres de la joven es rescatar su intimidad del ciberespacio. Evitar que sus fotos se multipliquen como clones y se difundan y lleguen a manos de desconocidos y conocidos, y a pesar de la limitada respuesta que los administradores de redes sociales como Facebook y Twitter  ofrecen a usuarios en problemas como estos, los padres logran luego de dos intentos que el portal del pájaro azul cancele la cuenta hackeada de la muchacha, y los pone en contacto con asociaciones contra el abuso infantil en Estados Unidos que poco pueden hacer por la menor acosada y sus padres por radicar en otro país y con distintas leyes en la materia.

Pero a Chrystopher -quien tiene un CPU cargado de imágenes pornográficas de todo tipo, incluyendo menores de edad de esta y otras ciudades- no le preocupa en lo absoluto que Twitter le haya puesto freno. Posee la habilidad suficiente para insistirse como infierno personal de su ex novia, así que crea otra cuenta en Facebook con los datos personales de su ex novia y por supuesto, con parte de las fotos donde aparece desnuda, imágenes que atraen a otro no menor puñado de depravados que le piden que los agregue “como amigos”.

A estas alturas, Chrystopher sigue creyendo en la nula capacidad de las autoridades para investigar y castigar los delitos cometidos y que nada hacen para controlar la gran cantidad de actividades ilícitas cometidas en el ciberespacio: fraudes, suplantación de identidades, sustracción de información confidencial, amenazas y por supuesto la pornografía infantil, delito grave que se alimenta de la ignorancia e ingenuidad en el manejo de las redes o por el consentimiento de los mismos usuarios.

Pero, a pesar de esa muralla invisible que divide a los hijos de sus padres ¿de qué no son capaces éstos por protegerlos? Y eso “El chulo” del Tec no lo tenía calculado.

A la familia de la víctima le quedaba claro que había un delito qué perseguir, pero, ocurrido en el ciberespacio ¿cómo podrían comprobar a las autoridades la participación de Chrystopher? Si las redes sociales habían sido el vehículo con el cual se agravió a su hija, los padres y los abogados usarían el mismo medio para atrapar a su acosador.

Ulises García Jonguitud es un joven abogado que asistió a la familia de la chica preparando no sólo la defensa legal sino también la estrategia para que Chrystopher se delatara. Junto a la hermana mayor de la víctima, el abogado crea en Facebook un perfil falso con el nombre de “Alejandra  Hot”, una joven bisexual de Guadalajara con afinidad sexual con otras parejas, y se pone en contacto con una cuenta de la víctima.

A través de distintas conversaciones,  “Alejandra Hot” y  su patrocinada se confiesan sus fantasías sexuales. Usando los modismos de las adolescentes al chatear, Chrystopher le pide fotos íntimas a “Alejandra Hot”, pero ésta le pide primero que le presente algún amigo para hacer un trío, y sin perder tiempo, su ex novia le manda fotos de Chrystopher Osmar Bousset. “Agrégalo como amigo, dile “hola infierno”, o “José Hernández”, su correo es [email protected]”. Secretando testosterona, “El chulo” del Tec muerde el anzuelo.

Con todas las conversaciones impresas, la adolescente extorsionada, su familia y su abogado se presenta ante la delegación de la Procuraduría General de la República e interponen una denuncia contra el joven que usó sus estudios para darle rienda suelta a su lujuria e inmediatamente se inicia un proceso legal en su contra. Desde la Ciudad de México, elementos de la llamada policía cibernética llegaron a San Luis Potosí realizaron las diligencias correspondientes, detectando incluso todos los puntos de la ciudad desde donde el acosador se conectaba para extorsionar a la chica de 16.

Hace un mes, un grupo de agentes federales camuflados entre los estudiantes y peatones que rodean el Tecnológico de San Luis Potosí esperaron a que Chrystopher saliera del instituto y lo pusieron bajo arresto. Sin embargo, existe un conflicto por fuero entre los juzgados estatales y federales, quienes se discuten quién debe impartir justicia en este caso, mientras que los agraviados esperan que se inicie el juicio y se castigue al acosador.

 

http://pulsoslp.com.mx/2013/04/23/el-chulo-del-tec/

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