Corría el año de 1850 aproximadamente cuando aquél ilustre jurisconsulto Potosino dijo: “Algún día llegarán al poder hombres de honor, de moralidad y de conciencia; algún día serán cumplidas las promesas y respetados los juramentos; algún día las ideas serán hechos y la Constitución una verdad.” El gran Don Ponciano Arriaga Leija. Y a 171 años de ese dichoso discurso, el pueblo Mexicano y nosotros los Potosinos, seguimos esperando ansiosos que llegue ese dichoso día, en el que los gobernantes que ocupen los cargos públicos y esferas de poder, puedan tener en sus pensamientos un aire de sensatez y de verdad.
¿Y qué nos tocó vivir en estos siglos? Me cuestiono cada día que leo las noticias de mi estado y de mi país. ¿En qué habremos fallado como sociedad que tenemos a los gobernantes y dirigentes que parece que todos los días se esfuerzan por mantenernos en la ignorancia, el atraso y el abandono? En donde solo ven por sus propios intereses y se olvidan que un cargo público es para servir a la gente y no para servirse de él. En donde los compadrazgos están a la orden del día y la gente menos preparada es la que ocupa escaños en los congresos y pareciera que la persona menos apta para ocupar un cargo público pero que es fácil de manejar, es la persona idónea para hacerlo. Por eso es que las leyes no están bien hechas. Porque sin menos preciar cualquier profesión, ¿cómo va a elaborar leyes una persona que no sabe de leyes ni de técnica legislativa? Y cuando realizan leyes en lugar de tener buenos asesores, contratan amigos o por compromisos políticos ponen personas que no están preparadas para legislar y llevar las riendas de un país o un estado. Quizá es un grito de desesperación personal que por más eco que tenga, es difícil de transmitir a la gente. Porque ¿cómo haces entender a la población que su participación cada tres o seis años mediante un voto, es tan importante como el futuro de su familia? Porque está en juego todo, la economía de un país, su sistema de salud, la seguridad de todos los ciudadanos, el combate a las desigualdades, la seguridad social, el sistema penitenciario, mayores oportunidades, programas sociales, programas de emprendimiento y de desarrollo en general. El problema es que tenemos a los gobernantes que merecemos y los merecemos porque somos una sociedad que en su mayoría somos apáticos y nos gusta opinar y criticar pero nunca proponer. Porque queremos que todo cambie y mejore para nosotros pero no queremos que eso suceda si acaso nos llega a causar una molestia en nuestra familia o persona, y eso es porque nunca nos fijamos en los demás ni nos preocupamos por cómo están. De ahí viene ese famoso dicho de la cubeta de cangrejos Mexicanos y la cubeta de cangrejos Japoneses, en donde la primera de ellas está destapada porque cada que un cangrejo va a lograr salir de la cubeta los demás lo jalan hacia abajo para que se hunda; en cambio la cubeta de cangrejos Japoneses está tapada porque se ayudan entre ellos a salir de la cubeta.
Y mientras no aprendamos ayudarnos entre Mexicanos, estaremos destinados a seguir igual, en donde la avaricia de unos cuantos sobresale de alguna manera que logran buscar ventaja ante los demás en toda ocasión; y el gran declive Mexicano fue cuando esos seres ventajosos se adentraron en la política Mexicana y se dieron cuenta que podían aprovecharse del erario público y fue creciendo cada vez más hasta que se creó una gran corrupción; la cual ocurre con el apoyo de una red de complicidad, que garantiza protección y acceso a grandes sumas de dinero (recursos públicos o dinero ilícito), en beneficio de intereses particulares y lo peor de todo es que hoy en día ante nuestros ojos y con evidencia fehaciente, no son castigados estos “servidores públicos”. La palabra clave aquí es la “impunidad”, la cual alimenta la gran corrupción, pues no todos los casos se investigan, ni todas las investigaciones tienen consecuencias, y cuando las tienen son apenas sanciones menores.
Y la pregunta aquí sería: ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiéndolo? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que sigan haciendo lo que quieran en nuestro país? ¿Hasta cuándo lo van a dejar de saquear y utilizar ese mismo dinero para seguir ganando elecciones y perpetuarse en el poder? ¿Hasta cuándo vamos a decir “Ya basta”? ¿Hasta cuándo vamos a decir: Mexicanos al grito de guerra? Y no me refiero a llamar a la población a un acto bélico ni mucho menos, sino una revolución social en la que despertemos las conciencias de todas las y los Mexicanos. Una revolución de las generaciones actuales en donde la juventud y la experiencia se puedan unir para lograr un beneficio colectivo.
Bien lo decían los hermanos Flores Magón: “No son los rebeldes los que causan los problemas del mundo, sino son los problemas del mundo los que causan a los rebeldes y cada país, tiene a los rebeldes que se merece”. Es tiempo de ser libres otra vez, es tiempo de alzar la voz y ser escuchados. Es tiempo de un México de grandeza, en donde las promesas sean cumplidas y se respeten los juramentos. Y es momento de ser gobernados por personas de honor que vean a la política como una vocación de servicio, de moral alta en donde en sus ideales impere la cordura y la sabiduría, para crear conciencia en la gente y que algún día las ideas sean hechos y la Constitución una verdad, porque sépanlo: queremos ser libres, y si un mundo nos detiene en nuestra marcha, un mundo destruiremos para crear otro.
Mauricio Purata.