El árbitro Pierluigi Collina pita el final de la primera Copa del Mundo celebrada en suelo asiático. Once jugadores de blanco bajan la cabeza invadidos por la tristeza, algunos se desploman en el césped en medio del júbilo sudamericano verde-amarello. La ciudad de Yokohama es testigo del quinto Mundial ganado por Brasil.
El protocolo llega con el escenario para la ceremonia de premiación. La Copa más añorada por todo futbolista está quieta sobre un pequeño pilar. Hasta ahí llega Marcos Evangelista de Moraes (Irene, 1970), mejor conocido como “Cafú”, capitán del Scartch du Oro. El legendario lateral derecho toma la Copa, sube sobre el diminuto pilar, besa el trofeo añorado y lo alza. Cafú se convertía en el único jugador en la historia que jugaba tres finales mundialistas consecutivas.
La trayectoria de Cafú es una de las más exitosas en la historia del futbol. Con 142 apariciones, es el futbolista con más apariciones en la selección brasileña. Un jugador polivalente que hizo de la banda derecha su hogar. Debutó en 1998 en el mítico Sao Paulo del gran Tele Santana, ganando dos campeonatos Paulistas, un campeonato Serie A de Brasil y dos Copas América en sus primeros cinco años como profesional. De ahí no paró más.
El futbolista que compró ladrillos con su primer sueldo como profesional para armar su casa y que su pequeño hijo tuviera un hogar digno, ha sido sinónimo de ganar en todos los clubes en los que jugado. Incluso el pequeño Zaragoza español ganó una Recopa Europa con Cafú en la plantilla. El brasileño se hizo de un nombre pronto e hizo suya la camiseta número “2” de la selección brasileña por muchísimo tiempo.
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Cafú declaró que la primera final “te pone nervioso y la segunda también”, con el paso del tiempo, el éxito lo tomó de la mano, “después ya lo empiezas a vivir de forma habitual”. Para el final de su carrera, la única Copa que durante mucho tiempo se le resistió no pudo más y sucumbió ante el profesionalismo de un jugador histórico. La Orejona Champions fue ganada por el A.C. Milan en 2007 con Cafú, que a sus 37 años, estaba pleno y no dejaba de sonreír.
Nunca rechazó un llamado a la selección, Cafú entendió lo que esa camiseta representaba en el mundo. “No existía el cansancio. Cuando haces algo con placer, entonces el resultado es más fácil”. Jugó cuatro mundiales en tres continentes, llevando su carisma a todo el mundo por medio del profesionalismo que imponía entre el jogo bonito. El lateral eterno dejó un legado que hasta la fecha Maicon y Dani Alves han sabido llevar.
Durante 19 años, el futbol vio nacer, crecer y hacerse eterno a un lateral derecho brasileño. Con la fama de goleadores acompañados de jugadores llenos de gambeta, fue un longevo lateral quien se ganó el respeto del balompié internacional por una carrera intachable. A pesar de que no atrae los mismos reflectores de otros jugadores, el palmarés que tiene Cafú es envidiable, no lo tiene nadie. Es el único jugador en la historia en haber ganado: UEFA Champions League, Copa Libertadores de América, Copa Intercontinental, Mundial de clubes, Copa Confederaciones, Copa Mundial FIFA y Copa América.
La historia gloriosa de quien supo usar su talento para convertirlo en éxito. Nada mal para un tipo de origen muy humilde pero con excelente memoria. Aquella noche en Japón, Cafú alzó la Copa del Mundo mientras el mundo lo veía. En su pecho, una frase relucía: 100% Irene. Uno de los barrios más pobres de Brasil, lugar en el que hace 43 años, un 7 de junio vio nacer al mítico lateral derecho, también levantaba el mayor trofeo futbolístico que existe. La Copa más importante, era ofrecida al origen de un hombre único.
Foto: Fifa.com
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