La verdad y el camino.
Por: Aquiles Galán.
Los informes de gobierno en San Luis Potosí se presentaron como si todo marchara de maravilla. Escenarios preparados, invitados distinguidos, discursos optimistas. Todo parece color de rosa. Sin embargo, la realidad que enfrenta la gente en las calles es otra: violencia, desempleo, transporte público deficiente y servicios de salud con opacidad en sus gastos.
Como por ejemplo los recientes tiroteos en bares de la capital potosina, que por si solos ya dejan que hablar, eso sin contar las víctimas de ambos incidentes o que se presume transparencia y la información pública dice lo contrario. Y los partidos políticos locales, no se quedan atrás, pues ya se están negociando los puestos en el poder. La excusa oficial es casi siempre la misma: “no se genera la información”. Una frase que suena más evasiva que a explicación.
La eliminación del INAI a nivel nacional refuerza esta tendencia: menos contrapesos, más concentración en el Ejecutivo, y un discurso donde todo se controla desde un solo eje. No es casualidad que cada vez haya menos debate y más unanimidad. La transparencia se convierte en un trámite burocrático, no en una práctica viva de rendición de cuentas.
Y mientras se maquilla el presente, los políticos ya piensan en el futuro. El 2027 parece más presente que el 2025: Los partidos ya hablan de alianzas con otros partidos y de reforzar la supremacía del poder; se discute una reforma político-electoral para “tener claras las reglas” antes de las elecciones; y hasta suenan nombres de posibles sucesores. Todo esto mientras la ciudadanía apenas recibe datos claros sobre cómo se gasta su dinero hoy.
La juventud observa este escenario con desencanto. ¿Cómo confiar en una política que convierte informes en espectáculos, borra organismos de vigilancia y negocia el poder a futuro sin resolver lo inmediato?
La respuesta no puede ser el silencio. Si la transparencia real se diluye en discursos y excusas, toca a la ciudadanía —especialmente a los jóvenes— exigir que el informe no sea un show, que la política no sea herencia y que el 2027 no se decida a puerta cerrada.
Porque un informe debería ser un espejo de la realidad, no una pasarela de invitados.