El ISSSTE de EPN elevó el gasto en viáticos y hasta ropa deportiva mientras iba rumbo a la quiebra

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El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) recayó durante el sexenio pasado. Entre 2012 y 2017, sus gastos excedieron sus ingresos y la calidad de sus servicios, aunque fue óptima, también reflejó números rojos. Pero en medio de la crisis, los recortes presupuestarios afectaron rubros clave como la compra de medicinas e insumos químicos, aunque no el gasto en viáticos y ropa deportiva, por ejemplo.

La salud financiera del ISSSTE empeoró en el sexenio pasado y este año, no tendrá remisión. Su déficit obligará al Gobierno federal a inyectarle dinero adicional para evitar el colapso de su operación; sólo que además de paliativos, el Instituto requiere medicinas que lo alivien de la ineficiencia y corrupción en sus entrañas.

Entre 2012 y 2017, los gastos (+12%) y pasivos (+42%) del ISSSTE aumentaron al doble que sus ingresos (+6.4%) y activos (+21%). Sin embargo, mientras la salud financiera del Instituto recayó, las adjudicaciones directas (45% del gasto contratado) y los gastos dispensables (por un total de 39.2 mmdp) no cejaron.

Según las cifras oficiales más recientes, las finanzas del ISSSTE tuvieron dos características principales. Una, tener números rojos que pudieron ser parchados con subsidios y transferencias federales; y dos, un creciente número de gastos hasta cierto punto ociosos, pero irresponsables en un contexto fiscal deficitario.

El ISSSTE es un instituto “saqueado desde hace mucho tiempo”, dijo Pedro Mario Zenteno Santaella, director normativo de Administración y Finanzas de la dependencia federal. Entrevistado la semana pasada por Luis Cárdenas de MVS Noticias, Zenteno Santaellla reconoció lo que las cifras denuncian.

“Tenemos nosotros un presupuesto operativo de 80 mil millones de pesos. Sólo [del] Capítulo 1000 [de servicios personales] son 43 mil millones. Nos quedan 37 mil millones [y] de esos 37 mil, 19 mil millones son de pasivos que han dejado las administraciones pasadas. […] Necesitamos 22 mil millones [adicionales al presupuesto] para […] que el instituto no tenga problemas en su operación”, explicó el funcionario.

ISSSTE-EPN

José Reyes Baeza Terrazas (der.) fue titular del ISSSTE entre 2015 y 2018. Bajo su mando y el de Sebastián Lerdo de Tejada (2012-2015) el Instituto caminó con rumbo a una crisis que hoy amenaza con paralizar sus operaciones. Foto: Moisés Pablo, Agencia Cuartoscuro.

La situación por la que atraviesa el ISSSTE, de acuerdo con el directivo, se debe al imperante “desorden administrativo”, a la falta de planeación presupuestaria y de cumplimiento normativo, así como a la subsistencia de “usos y costumbres que han dañado a la institución”, como lo fue el “abuso” en la compra de algunos antibióticos, a precios hasta mil 200 por ciento por encima de su valor real.

Para sanar las finanzas del Instituto, la nueva administración deberá fortalecer los mecanismos de fiscalización y rendición de cuentas, “combatir de frente [a] la corrupción y establecer criterios de austeridad”, se lee en un proyecto de iniciativa (27-09-18) del Senador Ricardo Monreal Ávila.

GOLPE A LA SALUD

Hasta 2017, el ISSSTE contó con 104 mil 547 empleados y 13 millones 256 mil 582 derechohabientes a nivel nacional. Ese mismo año, el Instituto brindó 23 millones 678 mil consultas, 270 mil cirugías y 2 millones 486 servicios de urgencia, además de sus actividades de carácter económico, social y cultural.

La institución que atiende al 11 por ciento de los mexicanos es indispensable para el desarrollo nacional. Sin embargo, la ineficiencia administrativa no sólo golpeó su bolsillo sino que, asimismo, estancó la calidad de sus servicios.

A finales de mayo de 2015, por ejemplo, el entonces director general del ISSSTE, Sebastián Lerdo de Tejada Covarrubias, murió de un paro cardiaco en el Hospital Regional Adolfo López Mateos. Ese día, en el seno de una de las unidades del Instituto, las fallas de protocolo fueron la presunta causa de muerte; y Lerdo de Tejada, con su último aliento, ensanchó la lista –en aumento desde 2012– de egresos por defunción hospitalaria.

De acuerdo con la Secretaría de Salud, la tasa de mortalidad general intrahospitalaria es un indicador para medir la efectividad de los servicios médicos. Asimismo, la tasa de ocupación hospitalaria es usada para medir el grado de eficiencia institucional.

La Unidad de Datos de SinEmbargo calculó dichas tasas con los parámetros oficiales. De ese modo, encontró que la efectividad y eficiencia del Instituto decayeron junto con su sanidad financiera.

Por un lado, la tasa de mortalidad general (efectividad) aumentó de 4.3 a 5.4 casos por cada 100 personas. Aunque es un rango “aceptable”, según los criterios oficiales e internacionales, ello no deja de significar que cada vez hubo más muertos en el ISSSTE, o bien, menos vidas salvadas.

Por otro lado, la tasa de ocupación (eficiencia) pasó de 70.7 a 70.8 puntos. De igual modo, no obstante que los resultados estén inscritos dentro del rango “aceptable”, la variación implica que aumentó la saturación en los servicios.

LA ENFERMEDAD DEL ISSSTE

Durante los años de gobierno del ex Presidente Enrique Peña Nieto, el ISSSTE sangró dinero. Entre 2012 y 2017, el balance primario (ingresos menos gastos y costos) de sus fondos (antes de subsidios) fue negativo, con pérdidas anuales de 10.8 mil millones de pesos en promedio.

Los ingresos del ISSSTE, según el Artículo 228 de su Ley, emanan de cuotas y aportaciones de patrones y beneficiarios, intereses por crédito, inversiones y sanciones, entre otros derechos.

Cuando el Instituto tiene ingresos que superan sus gastos, el sobrante pasa a las reservas —como parte de los pasivos— para contingencias y financiamientos. En caso contrario, en que el ISSSTE no tuviese dinero para cubrir la totalidad de sus obligaciones, el déficit “será cubierto” por los gobiernos federal, estatal y/o municipal, de acuerdo con el Artículo 231.

Entre 2012 y 2017, las transferencias y subsidios del Gobierno federal cubrieron el déficit de los seguros del Instituto, con un monto promedio anual de 13 mil millones de pesos. En consecuencia, cada año, el ISSSTE tuvo “ahorros” promedio de 2.2 mil millones.

Pese a que los parches de Ley sacaron adelante al Instituto, la medida fue incapaz de resolver el desequilibrio financiero del ISSSTE en esos seis años, mismos en que la balanza primaria general de operaciones experimentó una variación real de -93 por ciento. Esto implicó que, para 2017, su “ahorro” después de transferencias y subsidios fuera 4.6 mil millones inferior al registrado en 2012.

“El cochinero del ISSSTE” –refirió Zenteno Santaella– fue observable, por ejemplo, en el aumento de pasivos laborales en 2018, sin que hubiera “insuficiencia presupuestaria” para justificarlo. Así, de 2012 a 2018, la pasada administración se llevó 10 mil millones de pesos “al baile”, toda vez que devengó 18.9 mil millones de pesos, en lugar del promedio (2012-2017) anual de 7.5 mil millones.

Asimismo, las cifras del ISSSTE y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) indican que los gastos del Instituto durante el sexenio pasado no reflejan la responsabilidad y austeridad que habrían de ser obligatorias, considerando su deriva financiera.

Por un lado, los egresos fueron en aumento en 39 por ciento real; y por otro lado, los ingresos aumentaron en 33 por ciento. Esto es que, la balanza entre ingresos y egresos tuvo tendencia negativa (-4 por ciento) en 2013-2017.

La ineficiencia del gasto coincide con las formas de licitación y las prioridades reflejadas en el comportamiento de la variación presupuestaria por partida, siendo que hubo prelación en las compras sin concurso de por medio, así como un desproporción entre gastos prioritarios y dispensables.

En 2013-2018, el 76.4 por ciento de los contratos de ISSSTE fue otorgado sin concurso de por medio; es decir, hubo al menos 183 mil 206 (de 239 mil 688) contratos licitados por adjudicación directa, además de aquellos dados por concurso abierto (15.4 por ciento) y por invitación restringida (ocho por ciento).

“Incrementar la competencia en las licitaciones y limitar la asignación directa a proveedores” en el ISSSTE ayudaría, en conjunto con otras medidas, “a incrementar la competencia, mejorar la calidad de los servicios de salud y generar ahorros”, indicó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2013, al entonces director general Sebastián Lerdo de Tejada.

Las compras del ISSSTE no sólo fueron en su mayoría adjudicadas sino que, una revisión de SinEmbargo a las partidas presupuestarias del Instituto arrojó que, la dependencia federal, tuvo gastos que suponen una oportunidad de ahorro, o bien, un desahogo para su apretada situación financiera.

Entre 2013 y 2017, el ISSSTE invirtió 1.1 billones de pesos para soportar su operación. El 13.1 por ciento de esa cantidad (146.7 mmdp) fue utilizado para cubrir partidas –servicios personales, ropa deportiva, viáticos y publicidad– que podrían ser reducidas por medio de políticas de austeridad, sin comprometer la operación del Instituto.

El gasto en ropa deportiva, por ejemplo, aumentó en 80 por ciento en esos años, mientras que otras partidas indispensables como las de servicios de reparación, construcción e inversión pública fueron reducidas en 53 por ciento.

Los viáticos y gastos por servicios de representación también fueron al alza. En 2013-2017, el ISSSTE gastó 57 por ciento más en este rubro, mientras que las partidas de medicinas, materiales y equipo químicos, farmacéuticos y de laboratorio decayeron un cuatro por ciento.

En 2019, al ISSSTE le harán falta 22 mil millones para salir adelante; sólo que además de paliativos, el Instituto requiere medicinas que lo alivien de la ineficiencia y corrupción en sus entrañas. Esto implicará reducir adjudicaciones y gasto ocioso, junto con la implementación de estrategias de compras consolidadas y planes multianuales de inversión, según lo establecido tanto por la OCDE como por Zenteno Santaella.

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