EL MANEJO DEL MEGA PODER

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR

EL RADAR

Por Jesús Aguilar

La salida de Andrés Manuel López Obrador del Palacio Nacional está marcada por una sensación tanto de determinación como de urgencia. 

Su impulso para que la próxima legislatura, liderada por Morena y sus aliados, apruebe un paquete de 20 reformas ha despertado inquietud en los mercados bursátiles y provocado una caída del peso mexicano. Este paquete de reformas, que incluye polémicos cambios en el poder judicial, ha suscitado preocupación entre los inversores por la posible inestabilidad jurídica y económica. Probablemente ayer el albazo que intentó Mier al anunciarla como actuando via control remoto desde Palacio Nacional, no lo sabía, ni Claudia…

Esta situación supone un reto para Claudia Sheinbaum, la presidenta electa de facto, que ha recibido un fuerte mandato del electorado. El número de votos que cosechó superó a los obtenidos por López Obrador hace seis años, lo que le proporciona una importante legitimidad y apoyo popular para dirigir su administración con confianza. Sin embargo, la incertidumbre creada por las reformas propuestas por López Obrador podría complicar sus primeros meses en el cargo.

Despué, la declaración de Ignacio Mier que es frenado por la “prudencia” avisando que las reformas se revisarán en septiembre, pero sin prisas, parece un esfuerzo por tranquilizar a los mercados y dar una señal de estabilidad. Este movimiento puede verse como el inicio de Sheinbaum para hacer valer su influencia y mitigar el impacto negativo de las propuestas de su predecesor.

El mandato de Sheinbaum representa no sólo un cambio de liderazgo, sino también una oportunidad para ajustar el rumbo del país allí donde sea necesario. La virtual presidenta electa tendrá que equilibrar su agenda con la necesidad de mantener la confianza de los mercados y los inversores. El enfoque prudente adoptado por los líderes legislativos podría ser el primer paso hacia una administración más moderada y en sintonía con las realidades económicas mundiales.

En este contexto, la capacidad de Sheinbaum para ejercer su autoridad y tomar decisiones estratégicas será crucial. Su administración tiene la oportunidad de construir sobre los cimientos de López Obrador al tiempo que realiza los ajustes necesarios. La promesa de revisar las reformas sin prisas indica una voluntad de escuchar y adaptarse, una cualidad que podría ser esencial para sortear las turbulencias iniciales de su mandato.

En conclusión, la transición de López Obrador a Claudia Sheinbaum marca el fin de una era y el comienzo de otra. La capacidad de Sheinbaum para ejercer el poder otorgado por su mandato electoral, cumplir las promesas de la Cuarta Transformación y abordar las expectativas económicas será fundamental para su éxito. La estrategia inicial de moderación y prudencia en la aprobación de las reformas podría enviar una señal positiva a los mercados y sugerir que la nueva administración está preparada para aprender de los desafíos y liderar con una visión equilibrada y estratégica.

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