El Mercado 16 de Septiembre, conocido como el “mercado de los fierreros” en San Luis Potosí, atraviesa por uno de sus peores momentos. En su época de mayor actividad, los comerciantes no solo llenaban los locales, sino que extendían sus productos a las calles, aprovechando cada espacio disponible. Hoy, sin embargo, la realidad es muy distinta.
Más del 80% de los locales del mercado están cerrados. La falta de atención por parte del ayuntamiento de la capital ha dejado al mercado en un estado de abandono, sin servicios básicos como recolección de basura, vigilancia o mantenimiento de la infraestructura y el drenaje. Este deterioro ha llevado a muchos comerciantes a cerrar sus negocios, dejando el mercado casi desierto.
En la explanada del mercado, los puestos de ropa usada se han convertido en una constante durante los fines de semana, ocupando los pasillos que antes estaban llenos de productos y compradores. Los comerciantes informales han tomado el control, vendiendo sus mercancías fuera de los locales vacíos.
Con más de 50 años de historia, el mercado es propiedad de particulares, aunque algunos espacios, como los baños y la explanada, son administrados por el ayuntamiento. Sin embargo, estos lugares también se encuentran en un estado deplorable debido a la falta de mantenimiento y a la poca transparencia en el uso de los recursos obtenidos.
A pesar de su ubicación céntrica, cerca de la calle 16 de Septiembre y del Mercado La República, el mercado ha perdido su atractivo. Los pasillos vacíos, los pisos dañados y la presencia de personas en situación de calle han ahuyentado a los pocos clientes que aún se atreven a visitarlo.
En su interior, los pocos locales abiertos ofrecen herramientas y productos de papelería, junto con algunos puestos de comida. Los comerciantes que aún operan prefieren vender en los pasillos para evitar los costos asociados con el alquiler de un local, el agua, la luz y la seguridad.
La falta de interés y atención por parte de las autoridades ha provocado que el mercado se sumerja en un ambiente de abandono y decadencia. Sin ningún plan de rehabilitación o inversión a la vista, los locatarios temen que el mercado eventualmente desaparezca, dando paso a un nuevo desarrollo inmobiliario o comercial que podría borrar para siempre lo que una vez fue un vibrante centro de comercio en la ciudad.
En sus días de gloria, el mercado era conocido por los autobuses “polleros” que traían visitantes de diferentes municipios, impulsando las ventas de los comerciantes locales. Sin embargo, con el paso del tiempo y la desaparición de estos autobuses, el mercado comenzó su declive, que parece ahora irreversible.