El mercado de piernas, un insulto mexicano al deporte más popular del mundo

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Eres un afortunado entre millones que tiene el talento, la oportunidad y la suerte de ser visto en el lugar correcto a la hora adecuada. El sueño de años, el de muchos, lo has cumplido.

Desarrollas tus habilidades en el profesionalismo, comienzas a destacar entre aquellos que comparten el mismo anhelo y las mismas cualidades. Debutas en primera división, tu vida cambia. Ser futbolista profesional implica un sin fin de sacrificios que conllevan soledad y mucha determinación para poder llegar a donde la mayoría solo alcanza a llegar con los ojos cerrados.

“Hay gente que ha escalado el Everest y hay otros que se quedaron a 10 metros de la cima”, declaró Jurgen Klopp, director técnico del Borussia Dortmund, previo a la final de la Champions League de este año. El futbol pide una resistencia mental que muy pocos tienen. Aquellos que logran ser parte de una plantilla profesional son seres humanos con un montón de sueños renovados.

A diario vemos historias de éxito alrededor de una pelota que inspiran a niños esperanzados a ser iguales que sus nuevos héroes. Bañarse en la gloria de un campeonato, ser protagonista de un fichaje a un equipo importante y sobre todo entrar en los libros de la historia. Todo eso que genera el futbol por esencia, eso que sobresale en la pantalla tapando todo lo oscuro que algunos han hecho con el pretexto del balón. La gloria es un espacio único al que muy pocos acceden y que nadie deja de buscar.

El futbol mexicano está graduado en hacer de este deporte un negocio demasiado redituable para muchos que tal vez en su vida nunca tocaron una pelota. Momentos de crisis significa oportunidades dicen los de visión empresarial que con mucho optimismo van por el mundo repartiendo capital.

El futbol, el deporte más seguido en el país, se ha manchado con acciones indignas hacia cualquier ser humano. 1990 fue un año desastroso para el futbol nacional.

El escándalo de los cachirules en categorías menores de selección nacional, dejó a México sin mundial de Italia. Mientras, en el torneo doméstico se creo un régimen de transferencias que en su intención buscaba deshacerse de los promotores que yacían fuera de la propia legislación inventada. Los precios que se pagaban empezaban a aumentar debido a los tiempos que rápidamente cambiaban. Fiel a la tradición de copiar todo lo que venga del norte, a este invento a la mexicana se le llamó “Draft”.

Los deportes que dominan la atención de los estadounidenses tienen un proceso de selección colegial al año. Las franquicias con peor desempeño tienen la oportunidad de seleccionar a los mejores atletas universitarios rankeados. Un espectáculo de paridad y de ilusiones cuando los jóvenes no ocultan su sonrisa de haber llegado al sueño de ser jugador profesional. Insultando el gran proceso selectivo de los Estados Unidos, cada año el futbol mexicano se ve manchado con un espectáculo criticado mundialmente donde la dignidad de los futbolistas se pisotea con el pretexto económico de por medio.

En la ciudad de Cancún, paradisiaco destino mexicano, jugadores sin contrato, los que fueron relegados a la sección de estorbos o aquellos que sufrieron el pésimamente llamado “pacto de caballeros” se venden al equipo que apueste por él. Maletas hechas sin saber que destino tomarán, familias que sin previó aviso cambiarán de residencia dejando atrás amigos para volver a empezar.

Los futbolistas calzan sandalias caras y visten bermudas mientras tienen el celular en la mano esperando a que su agente le llame para que, con suerte, pueda jugar los próximos seis meses. Un vil mercado de piernas que la comisión de jugador, organismo que tiene sus oficinas dentro de la federación, ha aplaudido manifestando la ética de los dirigentes que siempre ven por el bienestar de sus futbolistas.

Durante tres o cuatro días, los torneos de Golf de millonarios dueños de equipo hacen de previo al espectáculo criticado por FIFA en 2001 y que hasta la fecha sigue sin claudicar. En una pantalla electrónica, nombres de jugadores van y vienen completando las columnas de destino, procedencia y monto a pagar. Las laptops y los celulares de gente con ropa ligera suenan al por mayor en un salón de un hotel de lujo.

Las negociaciones que se dan ahí en directo hierven el ambiente,  en una compra y venta de seres humanos a los que no se les consulta su opinión. Hace un par de temporadas, el futbol de primera división español no arrancó en la fecha previamente establecida. El sindicato de jugadores, dirigido por las figuras de los grandes equipos de primera división, organizó una huelga por la falta de pagos a jugadores de segunda y tercera división.

La huelga se levantó hasta que hubo un acuerdo de pago. En el tenis, el sindicato de tenistas es un organismo independiente que tiene reuniones frecuentemente en donde se ve a Roger Federer debatir sobre las cosas que afectan al jugador.

El futbol mexicano, a veces tan alejado del primer mundo con la pelota, está a años luz de que sus jugadores se organicen y defiendan sus derechos. Al futbolista Carlos Albert le duró poco la carrera al ser tachado de revoltoso por organizar un sindicato. Rafael Márquez y Cuauhtémoc blanco, después de la gloria alcanzada, han criticado lo que pasa en Cancún cada año. Intentos de sindicatos han fracasado por falta de apoyo de los jugadores que no quieren tener problemas con sus dirigentes.

Hoy comienza un espectáculo abusivo, indignante y poco ético que mancha de sobremanera las pocas o muchas cosas buenas que nuestro futbol pudiera tener. El draft de Cancún es visto y seguido por medios de comunicación con morbo y expectación.

Con el intercambio de plazas que hubo en semanas anteriores, el “mercado de piernas” del futbol mexicano llega a coronar las patéticas formas que la federación tiene para accionar. Jugadores en espera tomarán una llamada que los movilizará a diferentes puntos de la república contentos por lo menos de tener trabajo, jugadores en espera recibirán una llamada que los hundirá en el pensamiento del retiro. Ese retiro indignó en manos de personas sin escrúpulos que nunca soñaron en patear una pelota pero que la hicieron un vil negocio.

 http://www.sinembargo.mx/05-06-2013/643936

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