El motín de los desesperados

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La Cábala

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El 20 de febrero, pasado, la directora de Prevención y Reinserción Social del gobierno estatal, Concepción Tovar, anunció que no quedaban “focos rojos” en los penales estatales, luego del traslado de todos los reos de orden federal a penitenciarías federales en otros puntos del país.

En sus cuentas, no había uno solo de estos problemáticos presos, y en caso de haberlo se seguían los lineamientos de ley tras un proceso de mejora y “reorganización” del sistema carcelario del estado.

Como en otros asuntos, el gobierno torancista apostó a que el problema del descontrol en el sistema penitenciario no se debía a fallas propias, sino a injustas decisiones de esfera externa a su gobierno. Insistió hasta nivel de pleito en que la Federación se llevara a “sus” reos porque éstos, y el carácter federal de sus delitos, eran el origen de las fugas, muertes inexplicables, extorsiones y autogobierno en las cárceles.

Ayer, en la rueda de prensa para explicar la carnicería en que terminó el enfrentamiento entre presos, Concepción Tovar reconoció que la situación se salió de control y que la riña estuvo motivada “de tanto cansancio” entre una población penitenciaria extorsionada, sometida y humillada por reos relacionados con una organización criminal.

“Cansancio”, revelador el término. Los internos que enfrentaron a miembros de la delincuencia organizada se hartaron entonces de esperar a que la autoridad hiciera algo para evitar que les robaran el ingreso por su trabajo artesanal o fabril en el penal. Se les agotó la esperanza en que algún día el gobierno estatal asumiera su responsabilidad de imponer el orden en el penal de La Pila y dejaran ellos, y sus familias, de ser ovejas esquiladas una y otra vez por señores que impusieron su ley sobre celadores, policía, directores penitenciarios, secretarios y, como primer responsable, gobernador del Estado.

En la rueda de prensa, la cara la dio Tovar. El secretario de Seguridad se limitó a decir tantos muertos y tantos heridos. En lo sucesivo, tuvo la actitud del vendedor que informa la merma de una caja de manzanas ya predecible en los costos. Por primera vez a las vivas, el procurador se escurrió con tono de indignación: Que no, que él no renuncia porque el cargo se lo dio el gobernador y a él en este feo asunto sólo le toca investigar quiénes son los responsables de lo ocurrido. Melgar y Tovar, ahí les hablan.

El vocero gubernamental Roberto Naif tuvo que tirarse un clavado en la interlocución cuando sintió que la figura del gobernador se estaba llevando una maltratada de los reporteros para el choteo y los declarantes no atinaban cómo manejarla. “¿Ya sabe el gobernador qué ocurrió?”. O: “¿Y ya está despierto?”. Naif a decir, con la cara más seria que pudo, que el gobernador estaba actuando y tomando decisiones desde muy temprano, en Casa de Gobierno.

Comunicación Social mandó un boletín en el que aseguraba que Toranzo ordenaba una investigación. Algo sintieron insuficiente, que no pararon ahí y se fueron a rueda de prensa. “No se ha perdido el control del Estado”, dijo Toranzo. Sonó a conjuro, a dicho mágico para alejar precisamente el mal de que se habla… tardío, inútil. Los tuiteros grillos no la desperdiciaron.

Perdido está el control de las cárceles desde el momento en que se estableció como única explicación a los desórdenes la presencia de reos federales. Ya los sacaron todos, según lo anunciado hace unos meses, y ocurre una matazón que volvió a colocar a San Luis Potosí en medios de todo el mundo.

Si no hay custodios que se metan a evitar que una riña acabe en masacre, es porque no hay equipo para hacerlo, personal suficiente ni seguridad para ellos y sus familias. El Estado no pudo; no puede.

Tras un desastroso operativo en el que el secretario estatal de Seguridad tuvo la brillante idea de meter al penal a policías preventivos y hasta agentes de tránsito de Soledad y San Luis Potosí, en octubre pasado, el entonces ombudsman José Ángel Morán Portales advirtió que el 40% de la nómina de custodios servía en realidad como escolta de funcionarios públicos y otras tareas de corte administrativo. Ese absurdo cateo a cargo de agentes viales, dejó saldo de un interno muerto y 21 policías heridos, uno de ellos con fractura de cráneo.

Gobierno reaccionó como siempre: se enojó con Morán y consideró lo dicho como un “ataque” de intencionalidades seguramente oscuras, fétidas e inconfesables.

Sin brújula anda el desempeño y la percepción de gobierno entre los ciudadanos porque cerrará el cuarto año con un informe a toda pandereta, que eso no es difícil, pero sin huella, sin dato, hecho o acción que la gente pueda recordar al día siguiente. De nuevo irá el traslado de culpas: es que no pudimos el primer año, por la deuda que dejó Marcelo; el segundo, porque el presidente Calderón no nos quiere; el tercero, porque fuimos víctimas de una distribución electorera del presupuesto a favor del PAN, y el cuarto porque al perverso presidente Calderón le alcanzó el aliento a su salida para dejar, como encantamiento, “todo etiquetado” en contra de San Luis Potosí. Ni nuestro magnífico presidente Peña nos quita esa maldición de la insuficiencia presupuestal dolosa. Atentos a ver qué va de pretexto para el quinto año de penurias, quejas y mediocridades.

No es que no se puedan resolver las broncas, si capacidad la hay. Es que cuando no son de uno -y nunca lo son en este caso-, hay que aventarlas a otro lado. Por eso el titular de Sedeco ya avisó que nomás no podemos competir por una planta de BMW y por eso su última gran acción como promotor de la inversión en San Luis será… pedirle al gobierno federal que se encargue de decidir a qué estado se van las armadoras, les dé dinero a los gobiernos de entidades elegidas y así se acaba la competencia engorrosa que siempre nos ganan. Desde luego, si no nos dan la armadora, muy airosos le vamos a cantar la culpa a la injusta federación. Tras la salida comodina de nuestro osado promotor de inversiones, el director del WTC informó que se continúa con BMW en el esfuerzo de construir condiciones para atraer la armadora. Más claro, imposible.

Esta administración ha demostrado tener control del garrote; de la capacidad del gobierno para golpear; para vengar afrentas reales o supuestas; para gritonear y hasta humillar al que disiente; para difamar a los críticos desde la “República del lodazal”, como operó el ex vocero y hoy becario del gobernador.

El control del estado es un laberinto cuando ni siquiera se conocen los alcances de la responsabilidad. Difícil ver las fronteras cuando se insiste en el autoengaño, en no asumir las propias limitaciones. Los presos en las cárceles estatales, sean las que fueren las razones de su internamiento, son responsabilidad del Gobierno del Estado.

Los muertos de ayer no pueden ser la merma de una caja de manzanas a consignación.

El control del estado es arte mayor. Y como que nomás no se les da.

ROLLOS SUELTOS
¿DE REGRESO? Al ex candidato panista a la alcaldía Jacobo Payán Latuff le presentaron al nuevo delegado del CEN del PRI en el estado, Manuel García García. Al vuelo y muy sonriente, Payán externó de inmediato su beneplácito por conocer al delegado “de nuestro partido”.

PLURALITO. Ya entre bromas y veras, el empresario dijo que no trae planes de meterse a las pujas políticas por el 2015, pero si le ofrecen algo, a lo mejor no dice que no. Y que por lo pronto le da seguimiento a dos “gallos”, de diferente corral: el senador Octavio Pedroza, del PAN, y Jesús Ramírez Stabros, del PRI.

EN LA FERIA. Los libreros que participaron en la 38ª Feria del Libro de la UASLP seguramente no vieron a muchos políticos con cargo entre la clientela. El que sí se hizo ver fue el alcalde, Mario García Valdez, quien se dio su vuelta por los puestos, saludó a los libreros que conoce, se tomó una foto con visitantes, se compró la novela “Londres después de medianoche” y hasta esperó la dedicatoria del autor, el tamaulipeco Augusto Cruz García-Mora, con todo y sello de un anillo copia del de “Nosferatu” que porta el escritor (el libro trata de una película de terror perdida). El ex rector andaba de lo más relajado.

¿ES SUYO? Tras un evento en Casa de Gobierno, los reporteros que esperaban afuera de Casa de Gobierno repararon en el carro que esperaba al dirigente estatal del PRI y diputado local Fernando Pérez Espinosa. El dirigente partidista abordó ese auto a su salida, un sedán blanco con placas ya no vigentes.

¿Y ENTONCES? Picositos, como son los reporteros, no dejaron guardado el comentario: el señor diputado que aprobó tenencia y replaqueo para los ciudadanos, en un auto con las placas vencidas. Fuero mata multa.

 

Pulso: http://bit.ly/ZtACn7

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