El papa León XIV inició su viaje internacional visitando Turquía, un país donde la presencia cristiana es muy pequeña y en el que buscará enviar un fuerte mensaje de diálogo con el islam. La Santa Sede considera clave mantener una buena relación con Ankara, especialmente en un momento marcado por conflictos en la región y por la tensión generada desde 2020, cuando la histórica basílica de Santa Sofía fue convertida en mezquita.
Desde su llegada a Ankara, el pontífice ha mostrado interés en acercarse a distintos sectores religiosos y políticos. En su agenda se incluyen encuentros con el presidente Recep Tayyip Erdogan y con parte del cuerpo diplomático, para después trasladarse a Estambul. El Vaticano reconoce la importancia que Turquía ha tenido al recibir a más de 2.5 millones de refugiados, principalmente sirios, un gesto que el propio papa ha destacado durante los últimos meses.
Durante el vuelo hacia Turquía, León XIV expresó a los periodistas que lo acompañaban que esperaba con entusiasmo este viaje por lo que representa para los cristianos y para el mundo. El papa, de origen estadounidense-peruano, dará sus discursos en inglés, su idioma natal, con el propósito de llegar con mayor claridad a una audiencia global.
En su primera intervención pública, el pontífice tiene previsto enfocarse en el diálogo con la comunidad musulmana, que es mayoría en el país. Aun así, deberá tratar el tema con sensibilidad, ya que los cristianos continúan enfrentando un ambiente de exclusión en Turquía, donde representan apenas el 0.1% de la población. También se espera que mencione las crisis que afectan a Medio Oriente y renueve su llamado por la paz, como lo hizo recientemente respecto a Gaza.
La visita también tiene una dimensión religiosa destacada. Después de su jornada política en Ankara —que incluyó una visita al mausoleo de Mustafa Kemal Atatürk, símbolo de la república laica turca—, el papa viajará a Iznik, la antigua Nicea, donde se conmemoran los 1700 años del primer concilio ecuménico. León XIV participará allí en una oración junto al patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, con quien mantiene un diálogo cercano.
El pontífice ha señalado que este encuentro con la Iglesia ortodoxa representa una oportunidad para reforzar la unidad entre los cristianos, una meta compleja debido a las divisiones históricas que existen desde el Gran Cisma de 1054. La guerra en Ucrania ha profundizado la distancia entre los patriarcados de Moscú y Constantinopla, lo que hace aún más relevante el gesto de cooperación entre ambas autoridades religiosas.
Con esta visita, León XIV se suma a la lista de papas que han viajado a Turquía a lo largo de las últimas décadas. Después de su estancia en el país, continuará su recorrido con una visita a Líbano, que atraviesa una severa crisis económica y política desde 2019 y ha sufrido bombardeos recientes por parte de Israel, pese al alto el fuego vigente.