El pseudo-periodismo. ¿A costa de quién?

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR

El Radar 

Por Jesús Aguilar 

X. @jesusaguilarslp 

El periodismo, concebido como el cuarto poder, ha sido una piedra angular en la construcción de sociedades democráticas.  

En San Luis Potosí, la prensa libre ha sido protagonista colateral pero contundente en momentos clave de su historia contemporánea. 

Desde el periódico “Tribuna”, altavoz del movimiento primario del naciente Navismo a finales de los 50s y principios de los 60s. 

En esos tiempos arrasaron con su ideal e imprentas con tanquetas y bayonetas. 65 años después lo hacen con mentiras abiertas y extorsión consentida o disfrazada, o con chiqueros digitales orquestados desde las sombras de su humana levedad. 

El papel del periodismo como ente fiscalizador es clave, la misión es clara: informar con veracidad y servir como contrapeso a los excesos del poder.  

Sin embargo, en México y otras latitudes, una nueva estirpe de operadores políticos disfrazados de periodistas ha tomado por asalto el ecosistema informativo. Estos pseudo periodistas han distorsionado la profesión para convertirla en un instrumento de negociación espuria, donde la verdad es secundaria y la manipulación es la norma. 

El periodista vendido: un actor en la obra de la corrupción, la génesis del PSEUDO-PERIODISTA. 

El periodista crítico se ha convertido en una especie en extinción, en San Luis Potosí, la mayoría que tienen el crédito y la moral están en Astrolabio. 

En su lugar, han emergido personajes que no buscan la verdad, sino el beneficio personal.  

En sus ausencias han alimentado su leyenda negra y han convertido su “credibilidad” en una moneda de cambio, ofreciendo ataques o alabanzas según el mejor postor. En cada cambio de gobierno, estos personajes se reciclan, asegurando su permanencia mediante la traición calculada. 

Armando Acosta Díaz de León es uno de ésos monstruos de mil cabezas, de origen porríl, con ideales cortados a la primera de cambio en el descubrimiento del falaz periplo de huelgas de hambre fraguadas a billetazos e indecencias de quien se convirtió en su primer mentor y después, a pesar de su aparente agravio, en su silencioso modelo. 

Sayón emprendedor, empezó a vender espejos como operador político y terminó encaramado como el único capaz de venderse por hacer lo impensable. 

En el ego de su empleador principal, seguro corría la infame justificación de mantenerlo al lado en la ridícula “posesión” de contar con un recluta capaz de cualquier cosa, y eso le alimentaba.  

Con dos amos aparentes, el nuevo oficialismo y la piscina de Galeana, ha nadado de muertito pasándose de vivo con un infinito etcétera de acciones que rebasan sus potestades y solo alimentan su figura a costa de los que han confiado en él.  

Personajes como él, no solo cobran del erario a través de contratos de publicidad simulada o “asesorías”, sino que también infiltran a sus familiares en las estructuras gubernamentales.  

En el reportaje Parentela con apego al erario publicado hoy en el portal Entre líneas se da cuenta clara de cómo hay un abuso sistematizado de condiciones personales y económicas. 

¿Alguien más ha escuchado su clásico y burdo, no serían nada sin mi?  

Su modus operandi va más allá: chantajes, difamación y extorsión disfrazados de burdos trascendidos llenos de rencor y maledicencia. 

Los empresarios de medios: ¿cómplices o víctimas? 

Muchos empresarios de medios han caído en la trampa de confiar en estos personajes, creyendo que les aportarán influencia o protección. En su afán de alinearse con el poder, permiten que estos pseudo periodistas ensucien la labor informativa con desinformación deliberada. Cuando la farsa se desmorona, es demasiado tarde: los medios pierden credibilidad y quedan atrapados en una relación de dependencia con el gobierno de turno. 

Así ha sido el pulso del triste San Luis hoy. Mañana seguramente será ya un desastre que no solo sea la atómica explosión de los que sí hicieron las cosas bien y a tiempo, con compromiso real y honestidad palpable. 

¿Tendrá más culpa el indio que quien lo hace compadre? 

La difamación como herramienta de poder 

En los regímenes autoritarios o populistas, la prensa crítica es atacada sin piedad. Lo irónico es que estos pseudo periodistas se presentan como adalides de la libertad de expresión mientras son peones en la estrategia de silenciamiento. La denostación, la humillación masiva y la manipulación informativa son sus armas predilectas. No se trata solo de destruir reputaciones; su objetivo es infundir miedo y dejar claro que nadie está a salvo si se atreve a cuestionar al poder. 

Internet y las redes sociales han amplificado su impacto, convirtiendo la desinformación en un negocio lucrativo.  

Con la complicidad de bots y estrategias de difusión digital, manipulan la opinión pública y fabrican escándalos a la medida de sus patrocinadores. Son los verdugos de la democracia, envueltos en la bandera de la libertad de expresión, pero con un propósito claro: defender privilegios y perpetuar la impunidad. 

¿Cuántas cuentas falsas y fondeadas con dinero público también tienen esta clase de personajes para continuar sembrando terror de caricatura pero sin ningún límite? 

El símbolo de la putrefacción 

El problema de los pseudo periodistas no es nuevo, pero su proliferación actual es un símbolo alarmante de la descomposición del sistema. 

Su impunidad es absoluta: pocos han sido expuestos o sancionados. Los políticos los utilizan cuando les conviene y los descartan cuando dejan de ser útiles. Mientras tanto, la profesión periodística se desprestigia y los ciudadanos quedan atrapados en una espiral de desinformación que debilita la democracia. 

El periodismo como símbolo de la verdad y la lucha por la libertad de expresión es la verdadera aportación diaria que hacecontrapeso a los excesos de poder, por eso debe recuperar su dignidad, separando el oficio de la corrupción.  

Quitando definitivamente a las manzanas podridas de la canasta. 

Solo así podrá volver a ser lo que siempre debió ser: un servicio a la verdad y a la sociedad, no una herramienta de chantaje y extorsión.

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