DEL CAMPUS PEDREGAL, AL FANGO SOSPECHOSO.
El editorial de Antena San Luis.
«Distribuir conocimientos sin una guía moral sería una tremenda irresponsabilidad». Wayne Gerard Trotmanescritor.
Corría el año de 2014 hace casi 9 años cuando justo en junio la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, entonces regida por un Maestro en Arquitectura, Manuel Fermín Villar Rubio, anunciaba a través del entonces director de la Facultad de Ciencias, Alejandro Ochoa Cardiel, la próxima ampliación de su infraestructura con tres edificios de ésa facultad en unos terrenos ubicados en el poniente de la ciudad en la zona emergente de Chapultepec colindando con nuevos y modernos cotos y privadas de lujo, así se configuraba el ahora llamado Campus Pedregal. El proyecto inauguraría en 3 partes cada uno de los nuevos edificios. El espacio mayor que tuvo una inversión cercana a los 80 millones de pesos, inició su construcción en los inicios de 2017 y terminó en abril de 2018. En enero del año siguiente cuando empezó a operar ahí la Facultad de Ciencias que tan solo en alumnado tiene matriculados a más de 1600 estudiantes, y un año y un mes después, poco antes de que comenzara la pandemia en 2020, el 4 de febrero las ráfagas inclementes de viento que se sienten y padecen en esa zona generaron un caos, desprendimiento de marcos de aluminio, la caída de parte del techo del edificio uno, puertas sin vidrio, ventanales que cayeron completos hasta espacios rocosos que están a un costado del espacio con la fortuna de que no hubo ninguna afectación humana, ni a los espacios colaterales, además de la consignación de daños a un espacio por el impacto de un rayo.
Un contingente de alumnos entregaron una semana después de los hechos, el 10 de febrero un pliego petitorio en el Edificio Central de la máxima casa de estudios, exponiendo al entonces Rector Villar los riesgos latentes que las fallas estructurales del edificio conllevan para ellos y toda la comunidad universitaria, pidiendo una respuesta a demandas de apoyo y dando 48 horas para que pudieran justificar via un dictámen las evaluaciones de las autoridades competentes para poder seguir usando el edificio.
Unos días más tarde Comunicación Social de la Universidad emitió una respuesta, asegurando que el edifico era seguro y que su construcción y estructura fueron desarrolladas cumpliendo toda la normatividad, dieron el aval a la versión que mandó a Ernesto Anguiano publicar Villar Rubio. Lo avalaron el entonces director de la Facultad de Ingeniería, Jorge Alberto Pérez González, el director en turno de la Facultad de Ciencias, Daniel Ulises Campos y el jefe de Obra, Roberto Carlos Legaspi Balderas.
El Mtro. Jorge Alberto Pérez González, que fue responsable de todo el diseño de la estructura, dijo en su primera defensa justo cuando comenzó la demanda estudiantil que “el diseño de la estructura se hizo como todos los proyectos de la Universidad conforme a la normativa vigente, nuestro reglamento de construcciones y el del ayuntamiento de San Luis Potosí, y atendiendo todas las disposiciones y especificaciones relativas a salvaguardar y preservar la integridad de las personas”. Añadió “el diseño de estas construcciones se hizo tomando en cuenta las disposiciones tanto para áreas sísmicas como para el viento, de tal manera que los padecidos en las últimas semanas entran dentro de los aspectos contemplados para la construcción, incluso la resistencia de la estructura tiene consideraciones mucho más altas de lo que se ha visto en la ciudad en estos días”.
Villar Rubio pasó en la más grave de las oscuridades sus últimos tiempos en Rectoría, con delirio de persecución y con la levedad de la evaporación de un poder, que evidentemente nunca supo como manejar, y específicamente en este tema dando largas y construyendo un dique de humo para justificar su negligencia y la de sus funcionarios en el elefante blanco y cojo, de Chapultepec. En abril de 2020 se dio su relevo con el triunfo del entonces director de la Facultad de Medicina, el Dr. Alejandro Zermeño Guerra, un cisma importante sucedió en los contrapesos de la política universitaria y la ecuación sucesoria no le salió al defenestrado Arquitecto Villar, que en medio de escándalos de nepotismo, abuso de poder, acoso laboral y mal manejo financiero, pasó a un auto exilio de psiquiátrico.
De la mayoría de los miembros de la Comisión de Construcción de estos edificios, el mismo Jorge Pérez (que tiene un grado de maestría en estructuras) es el sobreviviente incómodo, las declaraciones que rescatamos sirven como testimonio vivo de su displicencia y corresponsabilidad en esta obra oscura y peligrosa.
Ya bajo el rectorado de Zermeño, se recuperó el caso, se hicieron nuevas revisiones e intervino como debía ser desde el principio la Contraloría Universitaria investigando a fondo, el golpeteo por debajo de la mesa ha impedido avanzar adecuadamente en el tema. La duda y el miedo campeaban entre funcionarios aludidos y los ocupantes de los edificios, hasta que el año pasado a razón del sismo ocurrido el 19 de septiembre, Zermeño determinó el cierre total y permanente del edificio, “La seguridad y el cuidado de nuestra comunidad universitaria es más importante, por lo que determino el cierre total del edificio de manera permanente, en tanto no se inicien los trabajos de rehabilitación”, dijo asumiendo también que dos empresas externas serían las responsables del reforzamiento de los edificios.
Joel González de Anda, conocido abogado y responsable jurídico de la U.A.S.L.P. confirmó a principio de este año a Astrolabio que continuarán con los procesos jurídicos, que hay más de 10 denuncias, que descartaban (por ahora) desvío de recursos pero que había omisiones rampantes y se insistiría en el deslinde de responsabilidades entre los responsables del coto de poder de Villar. https://www.astrolabio.com.mx/responsables-por-omisiones-en-edificio-de-ciencias-de-la-uaslp-podrian-ser-inhabilitados/
Jorge Alberto Pérez, personaje clave y que hoy ostenta el puesto de Secretario Académico de la propia universidad, inclusive ha tenido el desparpajo para convocar en Octubre pasado a una conferencia virtual denominada “Torre de Ciencias, Mitos y Realidades” con acceso limitado y el sitio de youtube donde se difundió ahora aparece como restringido.
¿Será que Jorge Alberto Pérez sabe mucho más de lo que dice, o ya dijo cosas que no se pueden ocultar?
¿Será que estaría mucho más preocupado por la grilla estudiantil universitaria en sus ambiciones personales que en atender sus omisiones y corresponsabilidades en un escandaloso tema económico, que ha afectado la buena imagen de la Universidad?
¿Si quien fuera director de Ingeniería y parte supervisora del proyecto del edificio de Ciencias es el Secretario Académico, no sería lo más sensato por su parte pedir licencia para agilizar las investigaciones y no ensuciar la imagen de la U.A.S.L.P.?
¿Qué tratos tiene Pérez con Anel Puente, responsable de la Contraloría Universitaria, que tiene prácticas de burócrata de cuarta haciendo reposar el dictamen en un cajón del limbo?
¿Cómo se puede cuantificar en dinero y desgaste lo que ha provocado Villar, Pérez y compañía en la desastrosa gestión de su “campus” de expansión?
El derecho de réplica está abierto, el valor de los protagonistas de esta potencial tragedia en duda…