El Radar. El editorial de Antena.
Guillermo Olvera es un fajador, de esos personajes de la política local que pelean en el barrio; hace años, reclutado por Eugenio Govea en Movimiento Ciudadano, trabajó en la creación de una estructura que el partido con el que ha usufructuado el multicurul ex líder panista no tenía y justo cuando el botín comenzó a dar frutos jugosos, Govea lo reclamó. ¿Qué oscuras debilidades encarna el oriundo de San Ciro de Acosta como para asirse al partido, al presupuesto, hasta hace unos meses a un asiento permanente en el congreso local y ahora poner a todos los tiradores lejos de la esfera de decisión de Dante Delgado para no correr riesgos o desplazamientos?
No se sabe porque en el entorno de la grilla del Valle del Tangamanga, Govea cada vez pesa menos, pero uno empieza a ver la luz cuando se percata de cómo hace cosas impensables, como haber dejado ir a Olvera con su trabajo en la bolsa, pensando que no iba a ser cobijado por nadie más que por algún loco lebrón. Desagradable el tema y el personaje.
Y el bueno de Olvera lo encontró. Previo a las elecciones del 2021, con el partido recién hecho por las huestes de la Maestra Elba Esther Gordillo, Redes Sociales Progresistas hubo un filón de oro que había que aprovechar, en principio el que parecía tomar las riendas del partido de aparición y desaparición espontánea era el ex diputado local y nieto del ex Gobernador Carlos Jonguitud Barrios, Jaén Castilla Jonguitud que había logrado amarres interesantes con los dirigentes para apostar por gestionar y administrar el partido en San Luis. El tema hizo implosión y hasta con Galindo Ceballos medio apalabrado para unirse a una potencial candidatura aún sin definir, se cayó.
Ahí apareció el excéntrico y controvertido también ex diputado priísta José Luis Romero Calzada el “Tecmol”, con dinero lícito o no, recién liberado de su estela huachicolera, a pesar de nunca haber aclarado nada, empezó una aventura impensada con un equipo liderado por el propio Olvera, que acostumbrado a construir en baldíos tuvo dos focos, hacer una campaña de tierra creíble para un personaje disruptivo y generar los votos suficientes para mantener el registro y por consecuencia el trabajo.
Guillermo Olvera generó especialmente en el interior un fenómeno de masas coordinando una campaña delirante con un personaje que por fin no tenía límites, ayudado por la mente maestra de Tania Flores y su equipo que convirtieron a Romero Calzada en un trending topic habitual, con una contra campaña en ebullición, lograron ganar el piso con estructura y cercanía y el aire con creatividad y atrevimiento. Hasta la esposa del Tecmól, Gabriela Martínez Lárraga logró tejer un personaje por fin cercano y amarrar su tan codiciada diputación, sueño que tuvo desde que era parte de las juventudes priístas Colosistas y parte de México Nuevo.
Los más de 100,000 votos que logró el Tecmól en la candidatura al gobierno estatal, enloquecieron a muchos pensando que un fenómeno político verdadero llegaría pero no sucedió, a Romero lo que le importa es la impunidad y la sobre exposición, lo que no puede ganarse en las mesas y con trayectoria (buena reputación) lo quiere ganar en seguidores que le festejan con sorna cuanto ridículo genera sin que por eso ahora lo consideren un líder verdadero. Borracho de una popularidad pírrica, el Tecmól, terminó desquiciado y desquiciando su post campaña eliminando a sus dos artífices, Guillermo Olvera y Tania Flores, a los dos los abandonó con adeudos y malas condiciones, el muy iluso pensó que el fenómeno era él, pero ha terminado con una agenda reventada por los excesos de su extravagancias, a tal grado que ahora finge defecar y beber en sus cuentas de redes sociales para granjearse más likes.
El partido Verde Ecologista de México en San Luis, franquicia gubernamental del Gallardismo vivió su propio fuego cruzado, por una parte Araceli Martínez Acosta su presidenta estatal, estuvo viviendo bajo la asfixia de Ignacio Segura Morquecho, hasta que dio un atrevido golpe en la mesa y reportó al maniqueo manipulador con su máximo jefe y lo pararon en seco. Justo una de las cosas a las que oponía ferviertemente Segura era que se concretaran los acercamientos de Olvera con el Verde para así, atestarle un golpe final a Romero Calzada que pisoteaba pollos aludiendo a la familia gubernamental en su campaña del 2018 y además quitarle al creador y operador de su base estructural.
Segura se vio mal y terminó en un rincón regañado y alejado de la posibilidad de seguir jugando con el populismo electoral através del partido y la secretaría, se tuvo que conformar con la aplicación de los recursos que vienen etiquetados en la dispersión de los programas sociales. Seguro, el maldoso extraña como nunca los amarillos infinitos de su paso en el PRD.
CAMBIO Y FUERA.
PDTA. Si se preguntaban quien era el feo del relato, evidentemente lo es Romero Calzada, su actuar de hecho no es feo, es categóricamente grotesco.