El Radar, el editorial de Antena.
La plaza principal de nuestra ciudad y del estado es la Plaza de Armas, en el Oriente están el Palacio Municipal y la Catedral, al Sur se ubica Sears y algunos “negocios” como el Congreso del Estado, (hoy triste sucursal del Ejecutivo), al Poniente está el neoclásico edificio del Palacio de Gobierno, al Norte la vieja casona que habitó la Virreina María Francisca de la Gándara que luego se casó con el futuro Virrey de la Nueva España Félix Calleja.
En medio está el quiosco realizado por los hermanos Biaggi a finales de los cuarentas del siglo pasado.
Hoy, en plena tercera década del nuevo milenio, San Luis Potosí, tiene una tensa calma entre los ocupantes de los principales edificios del lugar. Históricamente ha habido un recalcitrante manejo de los poderes reales y los políticos en ese contexto, en tiempos del Priísmo totalitario, había solo un mando, en las épocas del crecimiento de la oposición civilista hubo discrepancias y diferenciación evidente entre ambos, llegando a su clímax cuando el ex Gobernador, el cacique magisterial Carlos Jonguitud le cortaba la luz a su rival y vecino Salvador Nava Martínez quien despachaba como podía desde la acera de enfrente.
Con los cambios en las normatividades y el control de los recursos a través de la Secretaría de Finanzas estatal, el manejo de las participaciones se ha convertido en otro factor de ejercicio de poder de parte del Ejecutivo con, no solo la capital, sino con todos los Ayuntamientos, pero hoy el tema no va por esas vías, aquí es un simple y sencillo pacto de control político y contención.
Los bloques, el Gallardismo y el incipiente Galindismo han buscado poner en práctica diferentes estrategias para procurar consolidar sus frentes e incrementar su poder. Las miras, son distintas; Gallardo quiere consolidar a nivel estatal su visión de hacer gobierno y política sin necesitar avales y también en la soltura de la carencia de contrapesos incidir en todo y Galindo ha jugado sesudamente con la réplica Cantinflesca de “¡A sus órdenes jefe!”, procurando no contrariar a quien tiene el volante y el control de la ruta. Por ahora.
El anticipadísimo proceso de las elecciones del 24 empujado por el propio Presidente López Obrador al parecer no ha tocado las fibras del pacto no escrito en las trincheras de la Plaza de Armas.
Gallardo sin tener que pisar ninguna báscula recalcula los efectos de su poder, “por ahora” omnímodo, y camina sonriente entre la popularidad y el populismo; pero con la consciencia de que (a diferencia de AMLO), los programas sociales son vigentes mientras existen y las obras y condiciones perduran de manera transexenal.
Gallardo quiere ser el supra alcalde, palomear directamente que es el Gobernador que más ha apoyado históricamente a los ayuntamientos y también, seguramente quien cobrará más réditos políticos de esto. Pensar que Gallardo no hace todo con una ecuación clara político-electoral, es pensar mal, pero su cruzada es favorable, porque no hay quien se atraviese actualmente.
Galindo ha tenido que convertir su “docilidad” en confianza y por lo pronto, para este 2023, tuvo el tino de contenerse y ceder el reflector y los controles a su contraparte estatal con sonrisa floja pero no forzada, aún sabiendo que los tiempos corren y las armas arden en las manos de quienes si quieren el botín político que se juega.
En la semana, frente a la Secretaria del Bienestar Federal, Ariadna Montiel, Gallardo señaló el importante incremento de los recursos de ramos federales que superaron para los ayuntamientos del estado más de 5 mil millones de pesos, de los cuales tan solo para la capital hubo 400 millones. Hoy tanto el Gobierno Estatal como el de la Capital tienen la mejor condición de sus propios tiempos, gobiernos bien calificados y sin disonancias, mayores recursos y el terreno medido para caminar: es el culmen de una luna de miel de artificio que anticipa el divorcio obligado que sus propias ambiciones predestina.
Galindo no puede pasar más tiempo honrando la genuflexión si quiere la reelección que le imponen sus tiempos y Gallardo se ha hecho práctico en su inclemencia política.
Al margen del espectáculo irrisorio, los contrapesos vienen bien a un estado que tiene todo para ser mejor.
Al que manda para que lo contengan y no termine peleando con el mismo y perdiendo invariablemente y al que no para representar con firmeza el disenso necesario en un estado en el que sanamente o no, siempre ha habido dos partes.
RECADERO
*Con la publicación del periódico nacional El Economista de la información relativa al peligro de la subsistencia legal de la concesión del Canal 7 (Comunicación 2000) en el estado llegaron muchas dudas pertinentes al Radar.
¿Es viable la subsistencia de esta clase de televisoras en la demanda de medios actual?
¿Será finalmente el caso que cierre el capítulo de las “grandes” televisoras del estado que terminan por apagarse como sucedió con Televalles y Canal 13?
¿Hay cabida para un “ajuste de cuentas” de la federación contra empresarios potosinos?
¿Cuánto tiempo había pasado para que algo notorio de esos canales suciedese, antes de que fueran nota por si mismos?
¿Está cambiando realmente la condición del Status Quo de los medios en el estado?
*La presidenta del PAN en la capital Cristina Govea abrió la puerta al apoyo de lo que queda de su partido en la ciudad a Galindo para buscar su reelección. Flaco favor le hace empujando tiempos inminentes antes de tiempo, y sin azúcar en la cuchara.
El blanquiazul potosino tiene en un hilo su bastión, no hay trabajo, no hay convocatoria, no hay dinero, ni un voz que pueda alimentar las esperanzas de la subsistencia.
*La visita del Presidente López Obrador a San Luis para afianzar el tema de la BMW es un nuevo “momentum” para el Gobernador Gallardo. No solo pudieron atravesar mejor que su antecesor esta clase de gestiones transexenales con éxito y suerte (recuerden que Ford se cayó a Carreras por el pronto de Trump), sino que justo cuando el propio Pejidente, acaba de chulearlo y darle su beso en público mañanero. Un espaldarazo de 3 bandas aunque basado en una torcida intención. Al tiempo.