El Radar: Las tentaciones de Nava

DESTACADOS, RADAR

El Radar, la Editorial de Antena San Luis

Xavier Nava es un personaje complicado, es reservado en momentos, hasta circunspecto. En otros es un estallido de emociones y contenciones, y es que se le vienen encima los pesos: el de su estirpe política, el de su herencia familiar, el de ser algo más que un nieto desafortunado. Aprendió tarde que la política es cruel, efímera, ingrata y traicionera, su primer defecto fue justo hacer lo que su abuelo nunca pretendió, ser justamente un político, cruel, efímero, ingrato y traicionero. Su situación, por más que lo niegue, lo hizo, faccioso. Pensó que los partidos se debían a él, pensó que ya era un apóstol de la democracia por herencia, y no, ni lo fue, ni lo es, ni sucedieron las cosas que juró ante la tumba de su abuelo combatir, empezando por el manoseo político y de partidos.

Después, consumido por el ego, pensó que enrollarse en la bandera del oposicionismo baratero era suficiente. López Obrador fue su enemigo, y videos que se escurrieron en sus encerronas internas buscando la candidatura del PAN lo dejaron en evidencia. Su llegada a MORENA la han justificado sus pocos allegados como la única opción que le quedaba. Pero con un microgramo de consciencia sabemos que un líder real, no busca la menos peor, se inmola ante lo que se atraviese. Aquí, no, se aplicó el “ya la cagamos, sálvese quien pueda”.

El puesto pudo más, los intereses y oscuridades los hicieron rendirse ante un ridículo ideológico, político y de representación ciudadana, así que el electorado lo puso en su lugar. En 2021, con sus berrinches, falta de cálculo político y ingrávida suficiencia solo alcanzó cerca de una tercera parte de los votos con los que convocó a la ciudadanía en 2018. Ni el factor AMLO pudo a favor, ni en contra en sus dos elecciones municipales.

Hoy solo hizo la finta de dejar sus formas de cabildero fifí, y retomó su despacho de abogados desde donde triangularon intereses tan escandalosos como sucedió en el álgido tema de las luminarias que pagó a todas luces a sobreprecio. Su berrinche de “deslinde” al Gallardismo se le cayó, y cayó justo en algunas de las prácticas que tanto había cuestionado.

Su verdadera ascendencia con el pueblo, no existió, su “estructura” se desvaneció y los mitoteros discursos de evocación a su ilustre abuelo caducaron hace mucho tiempo.

¿Qué clase de hipócrita habrían de votar los potosinos para que los gobernara?

Sí lo preguntamos caeríamos en el cinismo elemental de los que hacen la finta para no virar. Pero lo que parece más cínico es creer que la capacidad de sortear en tribunales los exabruptos de un poder ejecutivo que opera el congreso y lo inhabilitó en un periplo mal hecho y sangriento, lleno de poca litis y mucha bilis, lo revive y reubica en el tablero de lo político, esto sin duda es poco más que una “chaqueta mental” desproporcionada.

Para que Nava reviviera, tendría que enfrentar una lucha real, desde la sociedad civil, inhabilitado o no, rebasando por mucho a las dos docenas de entenados del Doctor que subsisten; tendría que encabezarla desde un espacio abierto y no desde el despacho de las complicidades y tenebras, donde el tráfico de influencias sigue imperando. Para que Nava fuera una décima parte de lo que fue su abuelo tendría que renunciar a un puesto para siempre y dedicarse a la gente que en esencia repudia, Nava es mucho más Polanco y menos Tequis de lo que se creía.

No le sirve de nada ganar una instancia de un pleito jurídico sin agarraderas cuando lo que perdió sin pasar por un juzgado es el crédito natural de una figura que se infló tanto hasta reventarse a si mismo.

Y peor aún, los índices de aprobación de su “némesis” Ricardo Gallardo están por las nubes, la gente acepta su ascendencia en los estratos vulnerables y su habilidad para tomar las decisiones que otros no tomaron. Martirizarse así es poco menos que un suicidio con pistola de agua.

RECADERO

Preocupación hay entre varios presidentes municipales al recibir abierta o veladamente la amenaza de que Gallardo no sostendrá a ninguno o ninguna para fomentar su reelección.

En terrenos de la zona huasteca ya comenzó a hacer sentir una tremenda presión para alcaldes que apenas empiezan a regodearse con sus cinco minutos de fama y holgura financiera. El plan está claro, pero las formas son tan rudas que pueden generar una rebelión de desvalidos que solos no pintan ni para cuajada, pero en masa suman y las participaciones no se pueden retener para siempre… al tiempo.

Enfrentamientos soterrados existen ya en la búsqueda del platillo principal en la elección del 2024 para los potosinos, y no es la de la rifa del tigre de la alcaldía capitalina, sino la Senaduría. Gallardo en alianza o no con MORENA puede y debe ganarla para colocar dos posiciones, sin embargo, Gabino Morales ya se la está saboreando, sabe que no le alcanzan las cuentas para quedarse con la corcholata de relevo, y que su administración ha sido tan desaseada que necesita fuero y glamour para poder regodearse de su altísima aportación para la cuarta transformación del país. El problema es que hay dos alcaldes, uno en turno y otro en invernadero cuyos apellidos empiezan con G y que le van a pelear hasta el último voto para que a lo máximo que aspire es a ir a una cenaduría de sus compadres Arreola en Soledad.

La convención nacional de MOVIMIENTO CIUDADANO terminó y con ella también las esperanzas de que en 2022 hubiera cambio de mando, Govea terminará el ciclo anual y será hasta febrero cuando se dé el relevo esperado. Mauricio Ramírez adelanta la carrera por la estructura que opera desde la CTM, pero su distancia y discordancia con la Gallardía lo pone en el blanco, la labia e historia de Marco Gama desde el Senado le da puntos, pero en el terreno fuera de lo que queda del PAN, tampoco convoca a una cerveza tibia. La que sí es líder y nacional juvenil es Marianela Villasuso, con ella el proyecto es a futuro y las cosas pueden pintar anaranjado lo que ya ni las tardes pardas de otoño. Atención.

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