El reto de modernizar el gobierno sin perder el rumbo.

Letras Económicas, OPINION

Letras Económicas
Por josé Claudio Ortiz

Imagina poder hacer casi todos tus trámites desde casa, sin filas, sin papeles, sin vueltas innecesarias. Suena bien, ¿no? Esa es justamente la promesa de una nueva ley que busca digitalizar el 80% de los trámites en México y reducir a la mitad los tiempos de gestión. Sin embargo, detrás de esa promesa hay muchos “peros” que debemos mirar con atención.

Hoy más que nunca, la digitalización del gobierno ya no es un lujo, sino una necesidad. La pandemia nos lo dejó claro: sin herramientas digitales, muchas oficinas simplemente dejaron de funcionar. Por eso, desde hace algunos años, distintos niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) han comenzado a capacitar a sus funcionarios en habilidades digitales, desde lo más básico, como enviar un correo o usar una hoja de cálculo, hasta temas más complejos como seguridad de la información, manejo de datos o plataformas en la nube.

Pero aquí está el punto central: por muy ambiciosa que sea una ley, si los servidores públicos no están capacitados de forma permanente, no habrá cambio real. Solo tendremos otra norma más, bien intencionada pero ineficaz. Digitalizar un trámite no significa simplemente ponerlo en línea: significa rediseñarlo, entenderlo, optimizarlo… y eso solo lo puede hacer una administración pública que sepa lo que está haciendo, con personal preparado y actualizado.

Una de las grandes preocupaciones que expertos en regulación y transparencia han planteado es que esta nueva ley no está considerando lo esencial: el factor humano. Y sin servidores públicos listos para aplicar correctamente los cambios, todo ese esfuerzo puede terminar siendo letra muerta.

Además, el contexto no es sencillo. México concentra más de la mitad de los ciberataques de América Latina. ¿Quién protegerá los datos de los ciudadanos si no se fortalece la ciberseguridad desde dentro? ¿Quién asegurará que un trámite digital sea claro y eficiente si quienes lo diseñan no han sido capacitados para ello?

La Ley Nacional para Eliminar Trámites Burocráticos, suena bien en papel: reducir tiempos, eliminar duplicidades, ofrecer identidad digital única, validez legal para documentos electrónicos, etc. Pero si no hay una estrategia clara de capacitación transversal y continua para todos los niveles de gobierno, el riesgo es que terminemos digitalizando la ineficiencia.

Y eso ya lo hemos visto antes. En México, no es la primera vez que se intenta una modernización administrativa. Hay antecedentes de programas bien planeados en papel que fracasaron por no considerar el factor humano. Si el personal no está preparado, los sistemas no sirven, o peor aún, se usan mal.

No se trata solo de enseñar a usar una computadora. Se trata de formar servidores públicos capaces de analizar, diseñar, decidir con base en datos, proteger la privacidad de las personas y actuar con ética digital. Sin esta base, cualquier intento de transformación corre el riesgo de quedarse a medias.
Entonces, ¿significa que debemos rechazar la digitalización? Para nada. Significa que debemos exigir que se haga bien. Con rediseño de trámites, sí. Con inversión en conectividad e infraestructura, también. Pero, sobre todo, con una estrategia nacional de profesionalización continua, que reconozca a los servidores públicos como el pilar de cualquier transformación estatal.

Porque sí, todos queremos un gobierno más ágil, más eficiente, menos burocrático. Pero no a costa de perder transparencia, seguridad o inclusión. La digitalización del Estado puede ser una gran herramienta, siempre que esté al servicio de las personas, y respaldada por un capital humano bien preparado.

Hasta aquí hemos hablado de capacitación, pero seamos honestos: ese no es el único obstáculo. En México, la digitalización ha naufragado más de una vez, y no por falta de buenas ideas. El problema está en lo de siempre: funcionarios que frenan los cambios porque les conviene que los trámites sigan siendo oscuros, presupuestos que nunca llegan, y líderes que hablan bonito, pero no se atreven a mandar la señal clara de que esto va en serio.

La próxima semana vamos a hablar sin rodeos de esos tres factores que han saboteado muchos intentos de modernización: corrupción, simulación y desinterés político. Porque si no se rompe con ese círculo vicioso, da igual cuántas leyes se aprueben o cuántas plataformas se lancen: todo seguirá igual, solo que ahora… con WiFi.

Espero que todos tengan un feliz miércoles y no se pierdan la continuación de este tema la próxima semana, los espero.

@jclaudioortiz

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