Un desfile de modas de Carolina Herrera revivió el tema, pero el plagio de diseños de comunidades indígenas mexicanas existe desde el año 2012, al menos las que se tienen documentadas. En enero de este año la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) alertó del tema al Gobierno federal y a los 32 estados, les pidió salvaguardar los derechos artísticos nacionales, pero solo quedó en una recomendación de 108 páginas.
“No han respetado nuestra lengua ni nuestra palabra como mujeres indígenas. Nuestros productos son hechos a mano, pero no se reconocen ni se valoran. Queremos que nos compren nuestro producto y lo difundan, y no que las empresas lo utilicen para sus intereses y sus negocios”, dijo una mujer artesana de la región de Ocosingo, en Chiapas, durante un encuentro que organizó la CNDH en septiembre de 2018 y su testimonio quedó plasmado en la recomendación 35 del organismo. Solo seis estados han atendido la queja.
Entre 2012 y 2019, al menos 23 marcas de ropa, nacionales e internacionales, se han apropiado de los diseños de comunidades indígenas de Oaxaca, Chiapas e Hidalgo, de acuerdo con un análisis realizado por la organización Impacto, que acumula hasta el momento 39 casos de plagio registrados.
La lista de las marcas que se han apropiado diseños indígenas para sus colecciones o productos van desde la marca mexicana Pineda Covalin, pasando por Carolina Herrera, las francesas Isabel Marant y Dior, Nestlé, la estadounidense Madewell y las españolas Mango, Desigual, Intropia y Zara, ésta última con el récord de plagios.
Algunos de los diseños de la marca Carolina Herrera con tejidos de comunidades indígenas de México. Fotos: Carolina Herrera
“Empezamos en 2014 a documentar los casos de plagio de diseños y hasta el momento llevamos documentados 39, ya contando el de Carolina Herrera, que es el penúltimo que registramos, no estoy poniendo el número 40 porque todavía estamos investigando la fuente de dónde nos llegó, pero es de la marca Zara, que es la campeona porque ha plagiado cuatro veces en diferentes prendas el bordado de las flores de Aguacatenango”, dijo en entrevista Kathia Loyzaga Dávila Madrid, directora de Comunicación de la organización Impacto.
Impacto tiene cinco años trabajando con mujeres artesanas en textil en Chiapas. Su trabajo consiste en ofrecer a las mujeres indígenas artesanas capacitación técnica en temas de calidad y de corte y confección básico, además de talleres de costeo para que aprenden el verdadero valor de los textiles que ellas producen y sepan cobrarlos de una forma que no salgan perdiendo.
“Cuando nosotros nos acercamos por primera vez a las comunidades vimos que tenían un montón de conocimientos heredados por generaciones, pero no sabían usar una máquina de coser o una cinta métrica, y entonces lo que hacían para calcular sus precios era tomar en cuenta el costo de la materia prima y a eso solo le subían un poquito y vendían sus prendas”, explicó Kathia Loyzaga, “pero luego como en las zonas turísticas se da mucho el regateo, las mujeres acaban bajando sus precios y acababan perdiendo”.
En este mapa interactivo de la organización Impacto se observan los estados y las marcas que han plagiado diseños de comunidades mexicanas:
LOS CASOS DE PLAGIOS
En lo que va del año se han detectado al menos nueve casos de plagio de diseños mexicanos, según datos de Impacto:
–Una supuesta empresa de maquila que comercializa bajo el nombre de Somya puso a la venta en tiendas de autoservicio unas blusas de tela comercial color amarillo con bordado industrial copiado de la iconografía tradicional de la blusa de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca.
–La marca española Desigual plasmó un bordado industrial que alude a un diseño degradado de los bordados hechos a mano en Tenango de Doria, Hidalgo.
–La diseñadora estadounidense J Marie Collections reprodujo a modo industrial la iconografía de las blusas tradicionales de San Antonino Castillo de Velasco, Oaxaca, un diseño que se plasmó en prendas sumamente parecidas a las originales. La colección se presenta como inspiración de la ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato.
La prenda de Zara denunciada por las artesanas de Aguacatenango. Foto: ElDiario.ES.
–J Marie Collections, en su misma tienda en línea, ofrece blusas, faldas y vestidos con bordados industriales que reproducen la iconografía de los huipiles de San Felipe Jalapa de Díaz, Oaxaca.
–Dentro de la misma tienda en línea de la diseñadora J Marie Collections se puso a la venta un modelo de blusa con corte e iconografía de San Vicente Coatlan, Oaxaca. Originalmente la prenda se realiza con bordado a mano con punto de cruz.
–J Marie Collections también reprodujo una versión de huipil corto de San Miguel Soyaltepec, Oaxaca. La prenda bordada de manera industrial se vende en la tienda en línea de la diseñadora.
–La página de Facebook de la marca mexicana Know México M.R. Original, publicó la fotografía de una prenda de maquila con diseño estampado originario del huipil tejido en telar de cintura y brocado en san Juan Bautista Tlacoatzintepec, Oaxaca.
Otro de los casos es el de la firma francesa Isabel Marant, que en 2015 presentó como diseño propio una blusa que imitaba los bordados mixes tradicionales de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca. Foto: Especial
–La casa de alta moda francesa, Louis Vouitton, lanzó una colección de sillas en las que figura una decorada con un lienzo que tiene plasmado diseños otomíes de Tenango de Doria, Hidalgo.
–La nueva colección de la marca Carolina Herrera llamada Resort 2020, diseñada bajo la dirección creativa de Wes Gordon, incluye piezas que reproducen la iconografía característica de los bordados hechos a mano en Tenango de Doria.
LA OMISIÓN DE AUTORIDADES
Los plagios de diseños textiles son los más evidenciados en redes sociales, pero existen también casos donde la comida y la medicina tradicional son patentados por empresas.
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas establece que estos “tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar la propiedad intelectual de dicho patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales y sus expresiones culturales”.
A su vez, el Comité Intergubernamental de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) sobre Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradicionales y Folclore está negociando un acuerdo sobre un instrumento jurídico internacional.
Pero en México, hasta el momento no existe una legislación que proteja realmente a los indígenas en materia de propiedad intelectual en su gastronomía, vestido y medicina.
El caso más reciente de plagio fue el de la diseñadora Carolina Herrera, quien en su nueva colección crucero 2020 causó polémica y molestias en el Gobierno de México, que acusó a su diseñador, Wes Gordon, de apropiación cultural. En la presentación de su colección, una de los modelos portaba un vestido blanco largo con vistosos bordados de animales y flores, un bordado que proviene de la comunidad de Tenango de Doria (Hidalgo).
“No hay un marco legal en México que pueda defender los derechos colectivos culturales de los pueblos y por eso salió esta idea de hacer la Alerta Patrimonial, que tiene básicamente la intención de incidir en la política pública y de decir hay un plagio del patrimonio cultural de los pueblos y necesitamos que el Congreso tome cartas en el asunto y revise la Ley Indígena y legisle para que se proteja este patrimonio”, detalló Kathia Loyzaga, de la organización Impacto.
La Alerta Patrimonial es una iniciativa que trabaja la organización Impacto en coordinación con la CNDH, la Senadora de Morena, Susana Harp, y varias personas defensoras de los diseños indígenas.
En diciembre de 2017, usuarios de redes sociales denunciaron que la tienda departamental Liverpool puso a la venta muñecas mazahua hechas en China, las cuales, criticaron, eran “de mala calidad”. Foto: Twitter.
Para Carlos Arturo Martínez Negrete (conocido como Carlos Lima), especialista en derechos autorales y productor de música que ha investigado el tema del patrimonio cultural, lo que pasó con Carolina Herrera demuestra la falta de voluntad política para regular sobre los derechos de los pueblos indígenas.
“Este es un tema que involucra a la Secretaría de Cultura, de Economía, de Relaciones Exteriores, esto es una política de Estado, no solo depende de un área, la cultura debe verse como desarrollo económico, mientras esto no se vea como una política de Estado estamos en el hoyo”, afirmó.
También denunció la falta de acción jurídica por parte de los institutos Nacional de Derecho de Autor (Indautor) y Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) en el tema de los plagios, pues consideró que existen elementos para poder generar las denuncias.
Aquí una copia de la denuncia:
Las artesanas de Aguacatenango se reúnen para bordar. Foto: Facebook, Impacto.
“Yo el lunes de la otra semana presenté una queja ante el la Contraloría de Indautor y el viernes pasado presenté una queja contra el IMPI y la del IMPI fue aceptada, la de Cultura solo me confirmaron de recibido, pero no me han confirmado qué van a hacer”, detalló.
Carlos Lima recordó que las marcas Nestlé, Penguin Random House, Océano, Planeta, La Europea, Carolina Herrera, Pineda Covalin y Chocolate Abuelita, han provocado un daño severo a las comunidades. “Yo tengo ocho años trabajando con Tenango de Doria, he vívido de todo, desde amenazas, insultos, agresiones físicas, verbales y me parece que el Gobierno tiene un discurso, pero no hay una conciencia social real de lo que les está asando a los pueblos”.
La organización Impacto llamó a la sociedad a imponer una sanción social a las empresas que se apropian de los diseños de comunidades indígenas.
“Nosotros estamos invitando a un debate sobre la responsabilidad social y la sanción social para detener este tipo de plagios. Las marcas como Carolina Herrera plagian porque pueden, ellos gozan de mucho prestigio en el muno de la moda contemporánea y ese prestigio les da un poder que ejercen de manera arbitraria sobre las comunidades”, destacó.
Por ejemplo, dijo, Carolina Herrera plagió el textil tradicional de Tenango de Doria que es muy famoso y la mayoría de los consumidores de esa marca no lo saben. “Entonces la próxima vez que una fan de Carolina Herrera vea un textil original de Tenango de Doria va a decir: ‘¡Mira, esa es una mala copia de un Carolina Herrera!’, y ahí es donde se consolida el despojo, es algo que en términos sociales es gravísimo y solo la sociedad civil lo puede detener”.
“Si nosotros seguimos comprando plagios de las marca Zara, Dior, Carolina Herrera, lo que estamos haciendo es aplaudir el desojo, entonces tiene que haber una sanción social y esa es: yo no te compro porque despojas”, agregó.
Sin Embargo