En riña mujer mata a su rival, pierde el ojo y la procesan por homicidio

En un escalofriante incidente que ha dejado a la ciudad de Ibagué en estado de shock, una riña entre dos mujeres se saldó con un fatal desenlace: una murió, y la otra perdió un ojo.

La violencia se desató durante las festividades de San Pedro y San Pablo, en el barrio Alaska de Ibagué. Dos mujeres, armadas con cuchillos, se retaron en plena vía pública.

Las imágenes de la cámara de seguridad son desgarradoras: muestran el desafío, la tensión y finalmente, la violencia desatada.

El precio de la intolerancia

Una de las mujeres, identificada como Lizeth Rogelia Carranza Castro, cayó herida de muerte. La otra, Ana Graciela Segura Gutiérrez, resultó gravemente herida, perdiendo un ojo en la riña.

La Policía de Ibagué confirmó que la pelea fue un acto de intolerancia, con ambas mujeres agrediéndose mutuamente con armas punzocortantes.

Mientras la trágica noticia se difunde, la comunidad se ve obligada a enfrentar la realidad de esta brutal violencia.

Justicia en marcha

Tras el incidente, la sobreviviente, Ana Graciela, fue aprehendida por la Policía. Enfrentar cargos por la muerte de Lizeth Rogelia.

La pérdida del ojo de Ana Graciela no la exime de su responsabilidad, y la justicia está preparada para seguir el proceso, según declaraciones de la Policía.

Mientras tanto, la ciudad de Ibagué continúa en shock, lidiando con la violencia de esta riña y la tragedia emocional que ha causado.

La pre y su futuro

Mientras la justicia sigue su curso, Ana Graciela enfrenta un futuro incierto. Con la pérdida del ojo, su vida ha cambiado drásticamente. Como superviviente de la riña, ahora enfrenta no solo las consecuencias físicas de la pelea, sino también las legales. La ciudad, y en sí todo el país, observan, esperando ver cómo se desenlaza esta trágica historia.

En memoria de Lizeth Rogelia

Mientras tanto, la ciudad de Ibagué recuerda a Lizeth Rogelia, la víctima fatal de esta riña. Con apenas 25 años y madre de un niño, su vida fue truncada demasiado pronto.

Amigos y familiares se han unido para rendir homenaje a Lizeth, y su muerte ha dejado un vacío en la comunidad.

En medio de la tragedia, su recuerdo sigue vivo, un doloroso recordatorio de la violencia que se desató ese día.

A medida que la justicia sigue su curso, los residentes de Ibagué esperan respuestas y resolución.

Esta historia es un reflejo de los incidentes violentos que pueden ocurrir en las ciudades colombianas y la rápida respuesta judicial que sigue. Es un recordatorio de la necesidad de fomentar la tolerancia y la paz en las comunidades.

Excélsior

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