Descubierta hace casi un siglo por Manuel Gamio, la pirámide presenta un enorme deterioro que busca ser revertido con trabajos de conservación.
A casi un siglo de su descubrimiento, la pirámide de La Serpiente Emplumada —al centro de una gran plaza en Teotihuacán, con un adoratorio central y unidades habitacionales donde vivieron los gobernantes— presenta un enorme deterioro, que en parte se debe a la concentración de humedad, la lluvia ácida y la radiación solar. Aunque se ha intentado frenar estos problemas, pues los trabajos de conservación no han cesado, la roca sí se ha visto afectada.
Sin embargo, la pirámide de La Serpiente Emplumada, descubierta por el arqueólogo Manuel Gamio, se mantiene como el monumento del mundo antiguo mejor logrado en términos artísticos de toda Mesoamérica, porque preserva su originalidad en un 70 por ciento.
Es una estructura prehispánica totalmente esculpida y pintada con estucos y acabados en blanco. Se empezó a construir por el año 200 de nuestra era, y su edificación se llevó unos 50 años; sin embargo, un siglo después fue desmantelado y destruido intencionalmente por los propios teotihuacanos, que levantaron sobre él otra pirámide con cuatro cuerpos, el llamado Templo Rojo, señala Alejandro Sarabia, director de la Zona Arqueológica de Teotihuacán.
Se trata de una edificación ubicada dentro de la ciudadela de Teotihuacán, dedicada, según Gamio, al tiempo o al calendario ritual. Tiene una escalinata en la fachada principal y está adornada con cabezas de serpientes cascabel, que muestran una lengua bífida, y reposan en un fondo marino con caracoles y conchas.
“Es un monumento único, considerando que durante el desarrollo tecnológico de Mesoamérica, en los tiempos de Teotihuacán no se conocían los metales. Por eso el trabajo de esculpir la roca y hacer los bajorrelieves resulta sorprendente, ya que los hacían con herramientas de piedra, de obsidiana, de hueso o madera quemada”, indica Sarabia.
Cabe recordar que este sitio ha sido noticia mundial, ya que el año pasado se descubrió un túnel que podría llevar a los arqueólogos hacia las tumbas donde, se especula, están enterrados los gobernantes de Teotihuacán. De encontrarse estos vestigios la historia de la llamadaCiudad de los Dioses tendría que ser reescrita.
La historia del descubrimiento
Sarabia relata que Manuel Gamio encontró una pirámide muy extraña y procedió a excavarla; jamás se imaginó que justo en medio de la estructura se toparía con otra pirámide. Él no sabía que eran dos estructuras, una cubriendo a la otra.
Gamio procedió en 1917 a liberarla y se encontró con la fachada principal del Templo de la Serpiente Emplumada,
Fue hasta finales de la década de los setenta cuando el profesor Rubén Cabrera consolidó y restauró el resto del Templo de la Serpiente Emplumada, además de la liberación de toda la ciudadela, conformada por 400 metros de muralla y pequeños edificios.
Cuando Gamio descubrió el templo de la Serpiente Emplumada, ya Leopoldo Batres había realizado en 1907 el hallazgo de la pirámide del Sol; no así la pirámide de La Luna, que se liberó hasta 1964, junto con la plaza y los edificios en la Calzada de los Muertos.
El edificio fue explorado por Gamio, el pionero de la arqueología mexicana, entre 1917 y 1919. Él liberó la fachada tal y como la vemos.
Buscan tumbas
El túnel, localizado a 11.5 metros de profundidad y 103 metros de largo en la Plaza de la Ciudadela, que pasa por debajo de la pirámide de La Serpiente Emplumada es un gran hallazgo, asegura el director de la Zona Arqueológica de Teotihuacán.
“Creemos que es uno de los hallazgos más relevantes de la arqueología mexicana últimamente, por la riqueza de los vestigios y por la importancia en la interpretación del complejo de la Ciudadela.
“El tiro que se encontró durante las excavaciones que realizó el arqueólogo fue hecho por los teotihuacanos, quienes excavaron en la roca natural, y ellos mismos lo clausuraron intencionalmente. Hay que aclarar que este túnel está en la plaza por el centro de la plaza y por debajo de los cimientos de la pirámide de La Serpiente Emplumada. No está al interior del monumento.”
Reconoce que, a pesar de que se ha recuperado mucho material arqueológico, todavía falta mucho por explorar y algunas interrogantes por responder: ¿cuál fue la función de este túnel? ¿Qué pasó ahí?, ¿funcionó antes o después de la construcción de la pirámide de La Serpiente Emplumada?
Aportación de Gamio
La gran aportación de Gamio, más allá del descubrimiento de la pirámide de La Serpiente Emplumada y de la ciudadela, fue su proyecto integral en el Valle de Teotihuacán, con el título de La población del Valle de Teotihuacán. Le interesaba la población viva, no tanto los pobladores de la antigüedad; a estos los veía como antecedente histórico de la región.
Sarabia afirma que Gamio hizo un buen estudio antropológico del contexto ambiental de Teotihuacán: se propuso indagar a qué se dedicaba la gente, cómo hablaba, cuál era la población de origen, por ejemplo.
“Es un proyecto pocas veces repetido, y yo creo que no ha sido superado su trabajo en la antropología mexicana. A ya casi 100 años de su inicio, no hemos logrado un proyecto integral de esta magnitud, cuando menos en América.”
A Gamio se debe la elaboración y venta de artesanías en Teotihuacán, ya que se dispuso a capacitar a los pobladores de los barrios vecinos del Valle de Teotihuacán en la elaboración y venta de artesanías en barro y en obsidiana.
Teotihuacán es la ciudad más grande de la América antigua, planificada y con un patrón de asentamientos muy dinámico.
En la pantalla grande
Es tal la trascendencia de las pirámides de Teotihuacán que las estrellas del cine y del espectáculo han pasado por allí; y no solo eso, sino que también se han filmaron películas, agrega Sarabia.
“Hemos encontrado algunas tomas cinematográficas de grandes artistas como Pedro Infante, Dolores del Río y El Santo. Incluso el mismo Tarzán protagonizó aquí singulares escenas en el Templo de la Serpiente Emplumada. Aquí estuvo Jim Morrison como invitado especial del hijo del ex presidente Díaz Ordaz, que era rockero.
“Las visitas de las grandes personalidades son comunes, solo que ahora no pueden recorrer el edificio, ni estar cerca de la fachada, así que tampoco está permitido tocar las esculturas”.
La Ciudad de los Dioses
Hace unos 2 mil 400 años, el Valle de Teotihuacán estuvo ocupado por pequeñas aldeas con una población de unos 5 mil habitantes. Luego, hacia el año 200 antes de Cristo, parte de la población del sur de la Cuenca de México emigró hacia el norte del lago de Texcoco y conformó un nuevo centro poblacional, dando origen a la primera ciudad planificada de Mesoamérica.
Desde un principio se planeó con un trazo urbano con calles y manzanas, regida por dos grandes ejes perpendiculares: la Calzada de los Muertos y la Calzada Este-Oeste.
Durante su apogeo, entre los años 450 al 650 de nuestra era, la urbe ocupó una extensión cercana a los 23 kilómetros cuadrados y alcanzó alrededor de 175 mil habitantes, lo que trajo el desarrollo económico en las ciencias y artes, pero también produjo grandes diferencias sociales.
Teotihuacán creció durante 900 años, por lo que pueden observarse las remodelaciones y superposiciones de edificios que corresponden a diferentes etapas, hasta su caída alrededor del 700 a 750 de nuestra era. Tras su abandono, los toltecas y mexicas se impresionaron con la grandeza de la antigua ciudad.
Se desconoce el verdadero nombre de la antigua ciudad, pero Teotihuacán, nombre que se le debe a los mexicas, en náhuatl significa “la ciudad donde los hombres se convierten en dioses”.
Fuente: Milenio