Entre 2007 y 2012, la captura de menores de edad por delitos de delincuencia organizada crece 100%

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Para poder mantenerme me puse a trabajar como tirador de globos de cristal y esto lo hago desde que tenía como seis o siete años de edad”, declaró el 10 de marzo de 2013 “El Morro”, adolescente de 16 años detenido tras su participación en el asesinato del hijo del dueño del Bar Ruta 6, ubicado en la calle sexta de Tijuana, Baja California.

En su versión ministerial detalló que entre 2004 y 2007: “… Le trabajaba a un muchacho que le decían ‘El Güero’ o ‘El Díler’, él está detenido en la Penitenciaria por Robo con Violencia… por vender globos de cristal, chiva y mota me pagaba 10 pesos por cada globo de cristal que vendía en 50 pesos y de cada seis veintes de marihuana que vendiera me quedaba con un 20”, aseguró que en dos horas de “trabajo” podía reunir de mil a 2 mil pesos.

Ya en 2008 con apenas 11 ó 12 años: “… Comencé a comprar cristal por mi cuenta con mi propio dinero e inclusive cruzaba a Estados Unidos 1.6 gramos de cristal y llegué a cruzar hasta 7 gramos de cristal y de 4 a 7 onzas de marihuana me los ocultaba en mi cuerpo… yo me ganaba como 600 dólares cada dos o tres días, que era el tiempo en que recolectaba el dinero”.

Como este mozalbete de nombre Antonio nació en San Diego, California, allá asistía a la escuela: “…. Esto lo hice como un año, pero dejé de hacerlo por que salí mal en la Escuela Sweetwater [ubicada en el 2900 Highland Ave National City, CA, 91950, Estados Unidos] porque me querían matar porque no les estaba pagando piso; allá se mueven por barrios”.

Para 2009, cuando la pugna interna del Cártel Arellano Félix (CAF) estaba a toda saña, se reintegró a la venta de droga al menudeo. Con Julián, un amigo que vendía nieves y comida china, decidió vender cristal en la colonia Obrera Tercera Sección: “… Vendía hasta 8 mil pesos de droga y a mí solo me tocaban mil 300 pesos”. Por eso cambió de patrón. Desde 2010, Rosendo Campos Zepeda, “El Chendo” [capturado 22 de diciembre de 2012], le entregaba paquetes, él hacia sus bolsitas de dosis, y les ponía menos droga para ganar más.

En su confesión ministerial el joven criminal llamado “Antonio” explicó que había iniciado su carrera de asesino a los 15 años en una célula del Cártel de Sinaloa. Crudo el dato: confesó que a partir de marzo de 2012 había participado en nueve homicidios en calidad de puntero.

Según él, al principio sus cómplices mataron a gente del Cártel Arellano Félix y después de la pugna sangrienta, entre dos células sinaloenses: la de “El Chapito” y “El Atlante”.

Antonio había visitado “los separos” en tres ocasiones: primero, por posesión de marihuana, cuatro días y regresó a la calle; la segunda vez le decomisaron cristal, otra vez 96 horas y salió a delinquir; la tercera ocasión portaba un arma corta, algunos movimientos legales y retornó a la calle en menos de una semana.

Las autoridades apenas y voltearon a verlo. Era parte de los 130 a 150 menores de edad detenidos al mes en Tijuana por estar implicados en algún tipo de delito. “Tony” es uno entre cientos de casos de jóvenes reclutados por el crimen organizado en Baja California.

Cuando fue capturado por homicidio, “El Morro” vivía en casa de sus abuelos en la colonia Obrera Tercera sección de Tijuana, con su pareja, una muchachita de apenas 14 años, quien actualmente tiene cuatro meses y medio de embarazo, la madre de esta niña también residía en el inmueble y formaba parte de las bocas que mantenía el joven de 16 años, vendiendo droga.

LOS NIÑOS PERDIDOS: LOS NÚMEROS

En Baja California casi 70 menores de edad están bajo tratamiento en centros para adolescentes por el delito de homicidio.

Los adolescentes son carne de cañón, traficantes y matones desechables, una tropa de descartables cuyo reclutamiento le reditúa dinero y ahorro en recursos a los cárteles y sus 47 células delictivas en Baja California. Pero el fenómeno de la utilización de niños no ha logrado sensibilizar a las autoridades locales, “todos los grupos reclutan niños” y tienen su pequeño ejército de menores de edad, dicen fríamente en la Secretarías de Seguridad del Estado y la Municipal de Tijuana.

En los Centros de Diagnóstico para Adolescentes [Mexicali-Tijuana-Ensenada] y el Centro de Ejecución de Medidas para Adolescentes [Mexicali] un total de 417 menores entre los 14 y 18 años se encuentran internos por haber sido comprobada su participación en algún delito:

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Pero no todos los menores detenidos como presuntos infractores-delincuentes llegan a los centros de readaptación, aunque sí son capturados por las policías preventivas.

En Tijuana en los primeros tres meses de este2013, la Policía Municipal arrestó y presentó a 378 muchachitos. Las sospechas: tres de ellos en asesinatos, 89 en algún tipo de robo y 99 en posesión de droga. Y en el mismo municipio, sólo en el primer mes del presente año, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) inició proceso contra 22 menores por delitos contra la salud, 11 resultaron reincidentes y 21 adictos.

CRECE 100% PARTICIPACIÓN DE ADOLESCENTES EN CRIMEN ORGANIZADO

En UN informe solicitado el 25 de febrero de 2013 por una fuente no citada a la Procuraduría General de la República (PGR), a través del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (IFAI), la PGR informó que entre 2007 y 2012 la captura de menores de edad por delitos contra la delincuencia organizada creció 100%, de 806 a mil 604, en todo el país.

En 2007 Baja California ocupaba el quinto lugar en menores de edad presos por delitos federales, pero en 2012 ya estaba en el tercero, sólo por debajo de Nuevo León y el Distrito Federal, y por encima de Jalisco, Guanajuato y Chihuahua, que seis años atrás lo superaban.

Conforme a las estadísticas expuestas por la PGR los menores detenidos como probables responsables en Baja California fueron:

Por violaciones al Código Penal Federal: 12 en 2006; 57 en 2007; 84 en 2008; 97 en 2009; 218 en 2010; 165 en 2011; 132 en 2012, y 6 en enero de 2013.

Por violaciones a Ley General de Salud: 71 en 2009; 2 en 2012 y 1 en enero de 2013. La PGR no tiene nada registrado en 2006, 2007, 2008, 2010 y 2011.

Por lesiones, homicidios y violaciones graves: Nada en 2006; 11 en 2007; 31 en 2008; 58 en 2009; 37 en 2010; 22 en 2011; 39 en 2012 y 5 en enero de 2013.

Por delitos previstos en la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada; Cero en 2006; 68 en 2007; 115 en 2008; 229 en 2009; 256 en 2010; 189 en 2011; 172 en 2011 y 12 en enero de 2013.

Los menores son integrados a la operatividad criminal porque no son los primeros sospechosos para la policía, no son punibles cuando tienen menos de 12 años, y para los adolescentes, las sanciones son considerablemente menores, sacarlos de los centros de atención es más fácil y más barato.

Las tareas delictivas que se les asignan a los muchachitos: “puntean” en los homicidios, son los que realizan la entrega final de la droga, roban, cuidan a los plagiados, y también matan. Para ejemplificar la cifra negra vale remitirse a lo explicado por “El Morro”, cuando lo detuvieron por la muerte en el bar de la calle Sexta, el 10 de marzo de 2013, ya había participado en nueve asesinatos en total impunidad, y llevaba menos de dos años colaborando con los homicidios.

Otra labor que apuntalan los menores es el trasiego a Estados Unidos.

CRUCE DE DROGA A ESTADOS UNIDOS

Jóvenes de 14 a 17 años, de clase media, cada vez son más utilizados por los cárteles de la droga y por narcomenudistas para transportar droga en pequeñas cantidades hacia Estados Unidos.

Todos están expuestos a ser reclutados: estudiantes de preparatoria, de clase media o alta, hijos de profesionales que tienen pasaporte o son mexico-americanos. Y jóvenes abandonados, producto de hogares destruidos o problemáticos.

Con la promesa de dinero rápido –200 dólares por cruzar marihuana o hasta 2 mil dólares para drogas duras– o bajo amenazas, los cargan usualmente con uno o dos kilos de droga y les dicen que en caso de ser detenidos pueden salir bajo fianza y en casos extremos pasar entre tres y cuatro meses en prisión como pena máxima.

Sobre la forma en que son contactados los jóvenes, el coordinador de Vinculación de la Dirección de Seguridad Pública Municipal en Mexicali, Vicente Valenzuela, explica que en el caso de los residentes de colonias periféricas y los hijos de clase media, es principalmente a través de las redes sociales.

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Se refiere específicamente al reclutamiento de los trasegadores a Estados Unidos: “Se citan con estas personas, los suben al vehículo, les compran un teléfono desechable que lo encuentran en cualquier punto feliz [un Oxxo, por ejemplo] y les dicen que no lo pueden apagar hasta que no estén del lado americano”.

–¿Se ha detectado esta situación con cocaína o heroína?

–El negocio va a ser metanfetamina y cocaína, ya la goma la pasan en otros procesos y la marihuana es muy raro que se arriesguen de esa manera y los que han sido detenidos como gancho llevan marihuana y cantidades muy pequeñas que no representan una pérdida significativa para uno que va iniciando o que se dedica al pase de otro tipo de drogas.

Menciona que este proceso se vuelve parte de la economía del delito; cualquier persona independiente puede comprar la droga en otros estados del país y distribuirla con facilidad, muchos de ellos con capacidad menor a los 40 mil dólares, pero que de la misma ganancia van generando capital.

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El secretario de Seguridad Pública del Estado, Daniel de la Rosa, confirma el aumento del uso de los jóvenes para pasar estas pequeñas cantidades de droga a Estados Unidos, que los reclutan por medio de redes sociales pero incluso se han topado con avisos en periódicos de la localidad los cuales al momento de detectarlos son retirados.

En esa Secretaría han encontrado que los adolescentes trasiegan también drogas duras por pagos que van desde los mil a 2 mil dólares y advirtió que la mano del Cártel de Sinaloa está detrás de la mayoría de las operaciones de esta índole.

EXPLOTACIÓN IMPUNE

Los narcotraficantes han sabido sacar ventaja de la tolerancia incluida en las leyes de menores en México y en Estados Unidos. La impunidad llega al punto que ni los traficantes ni los familiares que los reclutan o usan, son procesados como corruptores de menores.

Artículo 6.– Las niñas y niños a quienes se les atribuya una conducta tipificada como delito por las leyes estatales, quedan exentos de responsabilidad conforme a lo dispuesto por esta Ley, sin perjuicio de las responsabilidades civiles a las que haya lugar, instruye la Ley de Justicia para Adolescentes de Baja California.

La medida de tratamiento interno es la más grave, consiste en la privación de la libertad y la duración de esta medida en ningún caso podrá excederse de 10 años. Además, sólo se impone a quienes tengan o hayan tenido, al momento de realizar la conducta, una edad de entre 14 años cumplidos y 18 años no cumplidos, y siempre que se trate de alguna de las conductas tipificadas como delitos calificados como graves: los homicidios, las lesiones contra menores e incapaces, el secuestro, la violación, el robo con violencia, de vehículo, pornografía infantil y terrorismo.

El coordinador de Vinculación de la Dirección de Seguridad Pública Municipal en Mexicali, Vicente Valenzuela señaló que desde hace tres meses se detectó de manera preocupante la utilización de menores en las filas del narcotráfico, en especial para cruzar a Estados Unidos.

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Desde hace 18 meses se han agudizado los cruces peatonales por las garitas Mexicali-Caléxico; se observa a los menores entre 15 y 17 años y “es la hora que son detenidos. La parte de migración es generar alguna conciliación porque son menores, porque es un tema de justicia, donde los condicionan a los padres de familia para que sigan un proceso, pero no son remitidos al Consulado”. Valenzuela dice que ante la falta de severidad en las penas en Estados Unidos, esta práctica es cada vez más común: “No queda un antecedente en los consulados mexicanos, lo cual es despreocupación, este fenómeno se puede ver en las ciudades fronterizas, pero básicamente Mexicali sigue este modelo”.

El subdirector de la Policía Municipal de Mexicali, Alejandro Lora, afirma que parte de la estrategia de las organizaciones delictivas es involucrar a los menores en el consumo. Se centran en jóvenes de 14 a 17 años, los cuales en su mayoría consumen marihuana y de ahí avanzan a drogas más fuertes como el cristal, cuyo precio de 50 pesos la dosis, los lleva a una adicción.

Alberto Capella, secretario de Seguridad Pública Municipal en Tijuana, agrega: “Es un problema que lleva mucho tiempo, pero hace mes y medio detectamos un repunte, a través de información recibida de detenidos, dijeron que se estaban usando menores de edad particularmente para entregar droga”.

–¿Los criminales detectados usan a menores de 12 años, que no son punibles?

–A mí me da la impresión de que cada vez va sofisticándose más la operatividad de los delincuentes, el caso de Víctor Manuel García, “El Sargento”, quien fue asesinado (17 de abril de 2013) con su hija de nueve años a la que usaba para entregar droga es un ejemplo.

Lo hacen para despistar: No es que la policía baje la guardia cuando ve una familia, pero no es lo mismo si ves a cuatro tipos con características raras, la reacción mental del policía es diferente. Nosotros lo que estamos haciendo es mandar un mensaje con todos estos sucesos, se está revelando un modus operandi distinto.

–¿Qué tan frecuente es que quienes los usen para delinquir sean los padres?

–¡Híjole! Yo podría asegurar que tiro por viaje. Donde encontramos un chamaco con problemas hay cierto nivel de permisibilidad del papá, saben que están mal y no hacen nada y son beneficiarios de las actividades ilícitas del hijo, que a veces gana más que el papá. Esto pasa por la descomposición que se está viviendo en ciertas regiones menos favorecidas por la ausencia de oportunidades.

Para el Secretario de Gobierno, Francisco García Burgos, existe un problema en cuanto a las leyes ya que en algunos casos tienden a ser muy permisivas ante jóvenes que ya cuentan con un perfil delictivo alto: “El problema que enfrentamos es que hay cuestiones de Ley que protegen a los menores de edad, no siempre con razón, me viene a la mente en el caso del joven de 13 años que tenía varios asesinatos, lo dejan salir porque es menor de edad y a los días aparece muerto”.

Se trata de Jorge Armando Moreno Leos, de 13 años, zacatecano. Lo detuvieron el 4 de febrero pasado junto a 15 personas presuntamente de Los Zetas. Lo acusaron de haber participado al menos en 10 ejecuciones, pero por su edad fue liberado –más nunca protegido– y lo asesinaron el 28 de febrero junto con cuatro presuntos delincuentes.

Finalmente, García Burgos afirmoa que la legislación de México y Estados Unidos debe reconsiderar el trato hacia los menores, partiendo primero de su protección pero también de la comunidad.

NIÑAS Y NIÑOS, LOS OTROS SOLDADOS DEL CRIMEN

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