Entre 40 °C y humo de la zafra: animales huyen del monte en la Huasteca

LOCALES, SAN LUIS

El pico de la zafra cañera coincide con temperaturas de más de 40 °C e incendios, obligando a aves, mamíferos y felinos a huir de su hábitat; Selva Teenek pide acciones urgentes.

La combinación de altas temperaturas, quemas de caña e incendios forestales está dejando un saldo crítico para la biodiversidad en la Huasteca Potosina. Ena Buenfil, responsable del centro de rehabilitación de fauna silvestre Selva Teenek (Ciudad Valles), alertó que mayo se ha convertido en “el mes más letal” para la vida silvestre de la región.

“Son los últimos días de zafra, el pico de calor y la época con más incendios. Esa mezcla está devastando los ecosistemas”, subrayó.


Animales deshidratados y heridos

  • Aves: pijijes, pájaros carpinteros y otras especies han llegado exhaustas o caídas de sus nidos por deshidratación.
  • Mamíferos: un coyote murió atrapado en una quema de caña; se atendieron decenas de tlacuaches y armadillos afectados por el fuego.
  • Felinos: Selva Teenek recibió dos ocelotes desplazados tras perder su territorio.

La quema previa a la cosecha facilita el corte de la caña, pero arrastra hábitats completos y obliga a la fauna a internarse en zonas urbanas en busca de agua y refugio.


Caza furtiva y falta de presas

El problema se agrava porque la caza ilegal reduce las presas naturales de felinos como ocelotes y tigrillos, empujándolos a atacar animales domésticos y exponiéndolos a ser sacrificados por pobladores.

“Si no hubiera cazadores furtivos, estos carnívoros no tendrían que bajar a los pueblos”, enfatizó Buenfil.


Qué puede hacer la población

  1. Colocar bebederos poco profundos en patios y jardines (con piedras o ramitas para evitar que las aves se ahoguen).
  2. Reportar fauna herida o crías huérfanas a Protección Civil o a Selva Teenek, en lugar de intentar rescatarlas sin asesoría.
  3. Evitar quemas agrícolas no controladas y denunciar la caza furtiva.

Un llamado a cambiar la zafra

Buenfil cuestionó la pervivencia de la quema:

“En Brasil ya no queman ni una hectárea. Aquí sigue usándose un método que no sólo destruye el hábitat, también emite humo tóxico y ya ni siquiera garantiza mano de obra; la gente no quiere trabajar bajo estas condiciones extremas”.

La activista pidió a las autoridades estatales y federales fiscalizar las quemas, impulsar técnicas de cosecha en verde y reforzar brigadas contra incendios y caza ilegal, antes de que el daño a los ecosistemas sea irreversible.


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