Entre la vida y la vía ¿Cuál bien elige?

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Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad,

es hora de comenzar a decir la verdad.

Bertolt Brecht

Existe una situación por lo menos alarmante cuando entre quienes tienen bajo su responsabilidad la conducción de un ente de gobierno y aquellas personas que les pusieron allí existe tal distancia que ni siquiera se consigue comprender sus demandas, más allá cuando estas aún siendo pacíficas, simbólicas, respetuosas, son malinterpretadas a conveniencia o tergiversadas hasta el punto de exponerlas como una amenaza pública que requiere de aplicar alguno de los tantos medios de represión que tienen las autoridades a veces no solo para mantener el orden tanto más que para vengarse de que se les plante cara ante sus faltas u omisiones.

Esto es en resumen lo que se produjo en la semana que hoy termina entre las organizaciones representadas en “Vida sobre Ruedas” y la Junta de vecinos de la avenida Muñoz y algunos de los funcionarios del ayuntamiento de esta ciudad capital. El hecho se puede resumir, ante la indiferencia de las autoridades legales en relación a que el proyecto de Muñoz no se hizo tomando en consideración la mayor vulnerabilidad que tienen ciclistas, peatones y personas con discapacidad en la vía pública, en reconocimiento a esta falencia mayor entre otras muchas, y en el pleno derecho que estas poblaciones tienen de usar el espacio público, en la madrugada del Domingo anterior, las organizaciones pintaron ocho señalamientos y pusieron ocho letreros sobre algunos postes que se denominan como infraestructura ciclista compartida.

Acorde a lo publicado en medios y en la propia red social de Vida sobre Ruedas, tal señalética se ha utilizado en otras entidades del país como un recordatorio permanente para aquellas vías en donde no hay capacidad para que el ciclista realice un rebase seguro, lo que significa que pretende evitar accidentes e invita al automovilista a que procure mayormente en esa vía, a ese otro ciudadano que va en dos ruedas. Un recurso urgente si se piensa que la acción tenía por objetivo principalmente la protección de vidas humanas, un bien toral que no observó el proyecto de Muñoz, de haberlo hecho así se hubiese dispuesto antes de inaugurar nada, las medidas pertinentes, las señales que ahí no estaban hasta que estos mismos integrantes de nuestra sociedad fueron a ponerla, de mutuo propio.

Sin embargo, en la voz del regidor Oliver Meade esta acción merece un castigo, (aunque no sabe cuál) porque eso no era señalética sino una pinta vil, un grafiti, que allí no caben pues los ciclistas y que eso está fuera de la ley. A lo anterior se ha sumado otro funcionario, el titular de la dirección de Tránsito Francisco Juárez Sánchez, quien dijo que “ellos” nunca fueron anunciados de la acción, que él no tiene la facultad de sancionarlos pero seguro que algo habrá para hacerlo, alguien competente (aunque no sepa quién), pero que allí nadie ha pedido cambiar la imagen urbana aunque de todos modos “ellos” se encargan de la “ingeniería de tránsito” que se aplica conforme crece la mancha urbana.

Es grave, gravísimo que una autoridad amenace a la ciudadanía de ésta manera, pero más vergonzoso aún resulta que ni siquiera sepa de lo que está hablando, peor que no tenga cara para hacerlo, porque su propia falencia, su omisión es la que ha producido la misma acción que ataca. Pero vamos a concretar algunas cosas. En lo realizado por Vida sobre Ruedas no existe un daño a las vías de comunicación como lo señaló Juárez Sánchez. El colectivo no dañó, ni destruyó ésta vía, no modificó, ni inutilizó, no quitó ni cambió ningún dispositivo o señalamiento previo, porque repito, allí no había nada (ese era el problema), por lo tanto no se está ante la probable comisión de delito alguno en esa materia.

En lo que hace a la Ley de Bienes del Estado y Municipios, la vía pública se reconoce efectivamente como un bien de uso común de la que pueden aprovecharse los habitantes del Estado, pero la acción concreta realizada este Domingo no se encuentra en las hipótesis a sancionar, porque estas aluden a usar, aprovechar o explotar un bien público sin concesión, licencia, permiso o autorización y en la acción de los activistas no hubo fines de lucro ni beneficio concreto o material.

Ahora bien en sentido contrario, la Ley de Tránsito del Estado indica con meridiana claridad que en relación a los señalamientos viales, estos deben de contemplar la inclusión de los ciclistas al sistema vial urbano. Aunado a que hay una obligación específica dirigida a la Secretaría de Comunicaciones y a las autoridades municipales de tránsito de realizar campañas permanentes de educación vial que entre otras cosas forme en el trato preferente de la vía pública en beneficio de adultos mayores, personas con discapacidad y que fomente el uso de la bicicleta. Luego entonces ¿Quién está faltando aquí a sus deberes?

No vamos a entrar al desaguisado de indagar que quisieron decir con aquello de la ingeniería de tránsito, porque el tema aborda diversas temáticas de la ingeniería civil que pretenden armonía, aprovechamiento y eficiencia de las calles, si alguien en ésta ciudad le puede mirar el orden, o la coherencia, si hemos crecido de forma ordenada entonces o eso fue hace mucho tiempo o yo vivo en otra ciudad que se llama igual y que salta a la vista por caótica y mal planeada.

Más importante que esto, es el hecho de que la autoridad no sea capaz de darse cuenta de lo que una acción como esta quiere hacer notar, que hay una parte de la población que no está siendo tomada en cuenta, que por su parte no hacen mella ni los accidentes ni los riesgos que padecen las personas al utilizar el espacio público, que eso será luego, cuando importe. Y desde semejante discurso son de mayor trascendencia las inauguraciones de proyectos mal hechos, de cosas no pensadas de forma incluyente, o los bienes públicos, que la vida humana.

No hay que equivocarse, la calle, el asfalto o la imagen que quiera dar una administración en cuanto a considerarla un bien legalmente constituido, reconocido o protegido, nunca, jamás será de más importancia que la integridad de las personas. Y si una autoridad piensa así, entonces no tiene ni idea de lo que está diciendo, o peor si es que la tiene estaría ponderando más allá de lo que según defiende, su propio orgullo herido, una actitud propia de la cerrazón y el despotismo.

Tal vez de allí la distancia, porque habría que ser la par de funesto para comprender un discurso así, porque desde aquí y desde donde me lee, las acciones de la sociedad, como la del Domingo pasado, son de aplaudir. Están protegiéndonos. A más ver.

Twitter: @Almagzur

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