Pagar a las personas para que pierdan peso funciona, y realizar algún tipo de competición o un esfuerzo grupal hace que funcione incluso mejor, informa un nuevo estudio.
La investigación mostró cómo dos programas financiados por compañías produjeron resultados distintos en función de cómo se estructuraron las recompensas.
El estudio, publicado el 1 de abril en la revista Annals of Internal Medicine, demuestra que al diseñar los programas para ayudar a los empleados a que pierdan peso, los resultados a corto plazo pueden cambiar mucho en función de cómo se ofrezcan los incentivos y de cuánto dinero se trate.
Sin embargo, la sostenibilidad de la pérdida de peso conseguida con tales esfuerzos sigue sin estar clara.
En un grupo de cinco participantes, el premio por lograr un objetivo individual de perder peso era de 100 dólares, ni más ni menos. En otro, también con 5 participantes, el premio era de 100 dólares, pero con la posibilidad de ganar más si los otros participantes no lo lograban. Los participantes de este último grupo consiguieron bajar el triple de peso que los del primero.
El Dr. Jeffrey Kullgren, el autor principal del estudio y profesor asistente de medicina interna en la Universidad de Michigan, se interesó por la manera con la que motivar a las personas a perder peso por su trabajo como médico practicante de atención primaria. “Me di cuenta de que cambiar la conducta es muy complicado”, comentó. El 80 por ciento de las compañías más grandes piensan en ofrecer alguna forma de incentivo económico para ayudar a las personas a que modifiquen sus factores de riesgo, así que, en su opinión, era importante ver lo que realmente funciona.
“Muchas de las innovaciones se implementan sin contar con muchas evidencias”, indicó Kullgren. “Una vez puestos en marcha, vamos a tratar de asegurarnos de que [los programas] ayudan a las personas a conseguir lo que necesitan”.
Su investigación se basa en un estudio, presentado el mes pasado en la reunión anual del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology) en San Francisco, que mostró que los que lograban ganar 20 dólares al mes por perder 1.8 kilos (4 libras), o tenían que pagar 20 dólares por no perder el peso, tenían más probabilidades de conseguir perder peso.
El estudio de Kullgren contó con 105 empleados del Hospital Pediátrico de Filadelfia con edades entre 18 y 70 años y considerados obesos. El objetivo para todos era perder 0.45 kilos (1 libra) a la semana.
Los investigadores estudiaron dos tipos de estrategias con incentivos: un incentivo grupal y otro individual. En el enfoque individual, se ofreció a los empleados 100 dólares por cada mes que consiguieran igualar o superar los objetivos de perder peso. Para el otro enfoque, se ofreció a grupos de cinco personas 500 dólares al mes a ser divididos equitativamente solo entre los miembros que consiguieran el objetivo. Aquellos que no conseguían el objetivo no recibían dinero. Los miembros de los grupos de cinco personas no podían conocer la identidad de los otros participantes del grupo, así que no podrían intencionadamente incitarse o desanimarse los unos a los otros para ganar así más dinero individualmente.
El posible gasto por adelantado por cada empleado era el mismo con cada estrategia. Se creó un grupo de control para comparar las dos estrategias con una en la que las personas no tenían un incentivo económico. Los participantes recibieron un enlace a un sitio web nacional de control de peso, y cada mes se registraba su peso con la ayuda de recordatorios por email o mensajes de texto.
Después de 24 semanas, los participantes del plan con el incentivo grupalperdieron un promedio de unos 3.1 kilos (7 libras) más que los del incentivo individual, y un promedio de casi 4.5 kilos (10 libras) más que los del grupo de control. Doce semanas después de que terminara el programa, los que siguieron el plan con el incentivo grupal mantuvieron más la pérdida de peso que los del grupo de control, pero no más que los que siguieron el plan con el incentivo individual.
¿Cuál es la psicología que hay detrás de los resultados del estudio? El precio importa, afirmó Jason Riis, que escribió un editorial que acompañaba a la investigación. “Una cantidad constante de dinero en juego cada mes (un objetivo y una recompensa) parece ser un mecanismo que ayuda a las personas a tomar decisiones ligeramente mejores”, comentó Riis, profesor asistente de administración de empresas de la Facultad de Negocios de la Universidad de Harvard.
Para los que no tienen acceso a los programas de empresas, Riis sugirió que las personas crearan incentivos junto con amigos. Recomendó el sitio web Stickk.com, creado por un profesor de economía de la Universidad de Yale que tuvo la idea de crear una “tienda de compromiso” en línea.
Los participantes firman contratos que les obligan a alcanzar sus objetivos personales (como, por ejemplo, perder peso), con el riesgo de penalización económica si no lo consiguen.
Sea cual sea el enfoque, la clave para mantener la pérdida de peso a largo plazo sigue sin estar clara, afirmó Riis. “Estamos lejos de saber la respuesta”, concluyó.
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