El gobierno de España, liderado por una coalición de izquierda, ha decidido suprimir el Premio Nacional de Tauromaquia, una medida que ha generado reacciones mixtas en el país. La decisión fue anunciada por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, quien destacó la creciente preocupación de la sociedad española por el bienestar animal como motivo principal detrás de esta acción.
El Premio Nacional de Tauromaquia, creado en 2011, ha sido objeto de controversia debido a su asociación con la tauromaquia, una práctica que involucra el maltrato de animales. Ernest Urtasun enfatizó que premiar actividades que implican tortura animal con fondos públicos ya no es aceptable en la sociedad actual.
A pesar de la decisión, la oposición liderada por el Partido Popular ha expresado su desacuerdo, prometiendo restablecer el premio si regresa al poder. Argumentan que la tauromaquia es parte integral de la cultura española y una tradición arraigada en la identidad del país.
Aunque las corridas de toros aún tienen seguidores apasionados en España, los datos muestran un declive en su popularidad, especialmente entre los jóvenes. Solo un pequeño porcentaje de la población española asistió a corridas de toros durante la última temporada, lo que refleja un cambio en las preferencias culturales.
La medida del gobierno ha sido recibida con elogios por parte de organizaciones defensoras de los derechos de los animales, como Animanaturalis, que la consideran un paso importante en la lucha contra el maltrato animal.
Ante la supresión del premio, varios gobiernos regionales han anunciado planes para establecer sus propios premios taurinos, lo que refleja la división de opiniones en torno a este tema en España. La Fundación del Toro de Lidia, una organización que promueve las corridas de toros, ha expresado su desacuerdo con la medida, argumentando que el gobierno tiene la responsabilidad de apoyar todas las expresiones culturales, incluida la tauromaquia.
