El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) invertirá 750 millones de dólares en la construcción de una planta en Edinburg, Texas, muy cerca de la frontera con México, con el objetivo de producir moscas estériles que ayuden a combatir al gusano barrenador del Nuevo Mundo, una peligrosa plaga que afecta al ganado y a la fauna silvestre.
Este insecto es una mosca parásita que pone sus larvas en animales vivos, provocando graves daños y, en casos extremos, la muerte. El riesgo de que esta plaga cruce la frontera y afecte a la producción ganadera en Estados Unidos ha encendido las alarmas, especialmente en Texas, el mayor productor de carne del país.
La nueva planta tendrá capacidad para producir hasta 300 millones de moscas estériles por semana, las cuales serán liberadas para reducir la reproducción de las moscas silvestres. Esta estrategia ya fue utilizada con éxito en el siglo pasado para erradicar la plaga en territorio estadounidense.
Brooke Rollins, secretaria de Agricultura, señaló que se trata de una medida preventiva y no solo de reacción. “Queremos estar listos antes de que el problema sea más grave”, afirmó durante una conferencia de prensa junto al gobernador texano Greg Abbott.
Mientras la planta se construye —un proceso que podría tardar entre dos y tres años— el USDA destinará otros 100 millones de dólares a tecnologías que ayuden a frenar el avance de la plaga.
Actualmente, Panamá cuenta con una instalación que produce 100 millones de moscas estériles a la semana, pero para contener la amenaza se necesitan al menos 500 millones semanales. Por ello, Estados Unidos también avanza en la creación de otra planta en Metapa, México, que podría comenzar a operar en aproximadamente un año.
Rollins advirtió que, aunque el problema afecta a todo el país, son Texas y los estados fronterizos los que están en la primera línea de defensa.