La llegada del nuevo embajador estadounidense en México, Ronald Johnson, ha generado expectativas sobre un posible cambio en la estrategia de seguridad en el país, que podría estar inspirado en el modelo implementado en El Salvador, según advirtió la American Society.
Durante una conferencia, Larry Rubin, presidente de la organización, señaló que la llegada de Johnson representa una oportunidad para replantear la estrategia de combate al crimen organizado en México, misma que, tras 20 años, no ha logrado los resultados esperados.
“El crimen organizado no solo no ha sido vencido, sino que se ha expandido y diversificado en sus actividades. Hoy en día, estos grupos tienen un nivel de sofisticación que sorprende”, afirmó Rubin.
Datos recientes respaldan esta preocupación: siete de las diez ciudades más violentas del mundo están en México. Además, en 2024 se registraron más de 26 mil desplazamientos forzados por violencia, el doble que el año anterior, según el Observatorio de Desplazamiento Interno. A esto se suma que el país ocupa el tercer lugar mundial en crimen organizado, según el Banco Mundial, y que casi el 70% de los mexicanos se sienten inseguros, de acuerdo con el Inegi.
Rubin destacó que Johnson no llega solo como un diplomático, sino como una figura con experiencia clave en temas de seguridad, la cual demostró anteriormente en El Salvador, donde apoyó al gobierno de ese país a lograr importantes avances en el combate a la delincuencia.
Pese al contexto complicado por la guerra comercial impulsada por el expresidente Donald Trump, Rubin considera que la experiencia del nuevo embajador dará confianza no solo a empresas estadounidenses, sino también a inversionistas nacionales e internacionales, especialmente en sectores que dependen de condiciones seguras para movilizar mercancías.
Además, la American Society ve con buenos ojos la reciente calificación de los grupos del crimen organizado como organizaciones terroristas, ya que esto permitiría actuar directamente sobre sus finanzas, debilitándolos sin necesidad de acciones militares.
“El enfoque estará en atacar sus recursos económicos, lo que podría marcar una diferencia real en esta lucha, tanto en México como en Estados Unidos”, concluyó Rubin.