“El cine argentino tiende a ser muy naturalista y yo quería probar los límites entre la fantasía y la realidad inspirándome en Cortázar y Borges.” La joven Jazmín López habló así ayer de su ópera prima, Leones, que tuvo su estreno mundial en la 69ª edición de la Mostra, en la prestigiosa sección paralela Orizzonti.
Muy bien filmado y con excelente fotografía, Leones es un film difícil, más bien experimental, destinado a un público restringido. Casi todos sus 80 minutos transcurren en un bosque. Por allí deambulan, como animales -leones- perdidos, sin rumbo, cinco amigos, filmados casi siempre de espaldas. Entre ellos no tienen conversaciones normales, sino que juegan a armar frases de cinco, seis o siete palabras.
En el bosque, los diálogos -en muchos casos citas de poetas suicidas como Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni y Kurt Cobain, a quienes está dedicado el film- logran transmitir angustia. Angustia de lo desconocido, de la muerte o de lo que empuja a ella, que a medida que avanza el film -que sólo cuenta con 19 planos- se va haciendo palpable: en el laberíntico bosque, en efecto, hacia el final aparece un auto totalmente destruido por un accidente.
“No es una historia que se cuenta narrativamente, sino que es una composición audiovisual. Quise esculpir en el tiempo y por eso hay más información en cada encuadre que en lo que dicen los personajes”, explicó en una conferencia de prensa López, videoartista de 28 años, que estudió con maestros como Guillermo Kuitka y Jorge Macchi.
La cineasta también explicó que la steady cam sigue a los personajes que caminan por el bosque casi siempre de espaldas “porque es una película sobre la muerte y siempre traté de evitar la pornografía de la imagen: no tenemos que ver los gestos, sino entender los gestos. Aparentemente la cámara sabe más que los personajes”, agregó.
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