LIVERPOOL.– El sudario de Turín, que tiene marcada una figura humana, es uno de los elementos que más misterio generan en el cristianismo, debido a la imposibilidad de saber si la sangre que lo manchó fue la de Jesús.
Un nuevo estudio analizó esas manchas y recreó la manera en que el lienzo pudo haber entrado en contacto con la sangre con un maniquí y nada coincide. Al analizar su recorrido, los especialistas se dieron cuenta de que el flujo que habría emanado de las manos no concuerda con el ángulo en el que están marcados los brazos en la tela.
El del costado del cuerpo, en tanto, podría coincidir con el de una persona de pie y no con un cuerpo acostado boca arriba, así como tampoco concuerda la sangre acumulada bajo la cintura.
La posibilidad de que las manchas hayan sido consecuencia de la manipulación del cadáver envuelto en el lienzo también fue tenida en cuenta, pero igualmente fue descartada.